Pablo Alborán: «El escenario me da alas y me hace sentir libre»

De Pablo Alborán sorprende su naturalidad pero sobre todo, la manera en que le resta artificio a todo cuanto le rodea. Se empeña en seguir siendo ese chavalín de la guitarra , que un día se sentó en el sofá blanco de su casa y grabó un vídeo para probar suerte en la industria de la música.

Tras concederse diez minutos para almorzar, recibe a ABC en una pequeña sala de esa nave a las afueras de Madrid, donde ensaya. Se disculpa nada más entrar y comienza a deleitarse relatando su periplo latinoamericano. «Hemos llegado a España con las pilas cargadas del otro lado del charco. Latinoamérica es frescura y pasión. El ir de aeropuerto en aeropuerto y encontrarte allí a la gente que te está esperando es una bestialidad. Es maravilloso el que la música no tenga fronteras». Los ojos le hacen chiribitas cuando habla de su incursión en República Dominicana, donde no sabía siquiera si sus discos se vendían.

Ahora afronta la segunda parte de la gira con cierta presión. Al fin y al cabo, España es el país que le ha visto crecer y el que le ha aupado a la cima musical. «Es una gira muy diferente respecto a la de años anteriores porque hay mucho ritmo, influencia latina y del jazz. He tenido que adaptar el repertorio anterior a este tipo de estilos. Hay un acústico en el que nos ponemos todos en el centro en forma de media luna, muy intimista, pero luego hay una parte más movida de bailes».

Además de España, Alborán pasará por Lisboa, Bucarest y París. La parada en la capital del Sena es otro sueño hecho realidad. «Mi madre es francesa. Estudié en el Liceo francés y ese fue mi primer idioma, antes de aprender español. En mi música la parte francesa está al 50 por ciento con la española, aunque no cante en francés constantemente».

A pesar de ser el artista que más discos ha vendido en España en los últimos cuatro ejercicios con decenas de discos de platino, no está dispuesto a bajar la guardia ni a dormirse en el dulzor de los halagos. Mantiene su ritual antes de salir al escenario. Respira hondo, hace sus calentamientos de voz, se abraza con sus músicos formando un círculo y se bebe un botellín de agua. Nada de excentricidades. «El actuar es tan diferente del componer... El proceso de creación es muy introspectivo, te metes en tu burbuja, me hago preguntas, intento transmitir lo que siento. Sin embargo, el actuar es la catarsis, la explosión de esa burbuja. Cuando me subo al escenario me siento libre, se abren las alas , de hecho, hay un momento de la gira... Bueno ya me he colado», interrumpe bruscamente el discurso para no desvelar ningún detalle de la gira. Sonríe y rápidamente cambia de tema.