La emoción inunda el Teatro Campoamor

De hecho, uno de los primeros momentos más especiales lo ha protagonizado Doña Sofía. El Teatro Campoamor se ha roto en aplausos cuando ha entrado en el interior y ha ocupado su asiento. Un emotivo homenaje.

El segundo momento más impresionante de la tarde ha sido cuando los Reyes han entrado en el Teatro. Sonrientes y felices se han dirigido al escenario con un brillo muy especial. Esta vez, han presidido la ceremonia como Reyes, ya no como Príncipes, como han estado haciendo a lo largo de estos años. Y eso es algo que el Rey ha querido recordar en su discurso : «Se comprenderá cuánta gratitud guarda mi corazón, cuántos recuerdos y sentimientos inolvidables hay hoy muy dentro de mí», ha dicho tras evocar cómo nacieron estos galardones de la mano de sus padres, a los que ha aludido con especial emoción.

Entonces, se ha producido la primera interrupción. Las más de 1.600 personas le han aplaudido durante cerca de un minuto. Los invitados se han puesto en pie e incluso salió una voz anónima que pidió un viva el Rey, que fue coreado y un viva España. El Rey, visiblemente emocionado, al igual que la Reina Letizia, ha agradecido el cariño manifestado por los asistentes.

Los Premios Príncipe de Asturias, «nacieron para agradecer y rendir homenaje a quienes se sacrifican por hacer un mundo mejor», ha dicho el Rey emocionado. «Siendo un niño, entregué en este mismo teatro los primeros premios y pronuncié mi primer discurso en público», ha continuado. «Se comprenderá también con cuánto cuidado y dedicación la Reina y yo educamos a nuestras hijas, Leonor, ahora Princesa de Asturias y la Infanta Sofía, para que también crezca en ellas un compromiso como el nuestro por esta noble causa y todo lo que representa».

La segunda ocasión en la que los aplausos han acallado la voz del Rey ha sido cuando ha agradecido a su madre su presencia en el acto. «Damos las gracias también, a la Reina Sofía, con cuyo apoyo hemos contado todos estos años», ha dicho.

Las siguiente interrupción ha sucedido cuando Felipe VI se ha referido a los españoles que luchan contra el ébola «y contra su propagación mundial, así como en el tratamiento de los afectados», ha señalado. «Y es en esa lucha, donde también brillan las historias ejemplares de entrega, de generosidad y de profesionalidad protagonizadas por médicos, sanitarios y científicos, por religiosos, cooperantes y militares. Gracias a todos ellos y, particularmente, a nuestros compatriotas, por hacernos confiar en su competencia y capacidad; son –sois- todo un orgullo para España».

Por último, los aplausos han reaparecido al final del discurso, cuando Felipe VI ha querido reseñar que no hay cabida para la rivalidad: «Los españoles ya no somos rivales los unos de los otros. Somos protagonistas de un mismo camino».