Los amigos de Buñuel vuelven a su casa en Ciudad de México
La vivienda se convertirá en un centro de estudio, formación y reunión para cineastas iberoamericanos
Teresa Plateros
La casa del cineasta español Luis Buñuel en el sur de Ciudad de México ha vuelto a revivir. El lunes regresaron a ella varios de los amigos del cineasta turolense (1900-1983) como si de un grupo de cófrades se tratara. ... Asistieron a la reapertura de la vivienda ubicada en la Cerrada de Félix Cuevas , a pocas calles de la avenida Insurgentes, próxima al parque de San Lorenzo y otro más pequeño, pero de nombre más inspirador: el Jardín del Arte.
Desde que el Gobierno español adquiriera el inmueble en 2010 hasta su definitiva remodelación de este mes, ha llovido bastante, pero parece que va tomando forma el proyecto de convertir en centro de estudio y formación de cineastas la vieja casa, en residencia de creadores y en lugar de encuentro para cineastas iberoamericanos.
Así lo explicó en el acto de reapertura el secretario de Estado para la Cultura español, José María Lassalle , quien visitó la capital mexicana con motivo de la ocasión y recordó que, con todo y una España en crisis, «reducir el presupuesto a la cultura nunca está del todo justificado». Ante él estaban varios de los viejos amigos de Buñuel: Arturo Ripstein, Silvia Pinal, José de la Colina, Jonás Trueba , el sacerdote Julián Pablo Fernández y María García .
La vivienda fue escenario de encuentros entrañables y encierra multitud de anécdotas. Allí Buñuel, gran aficionado a los trenes, bebía con los amigos y todos juntos hacían como que iban en uno dando rienda suelta a la fantasía. De la Colina recordó una cena con el poeta Octavio Paz en la que se debatió si el cristianismo estaba «contra los sueños».
Algunos de los presentes en el acto leyeron fragmentos de «Mi último suspiro», la autobiografía escrita por Jean-Claude Carriere y Buñuel, donde el cineasta se sincera sobre el ateísmo: «Todo nuestro universo es misterio. Puesto que me niego a hacer intervenir a una divinidad organizadora cuya acción me parece más misteriosa que el misterio, no me queda sino vivir en cierta tiniebla. Lo acepto, ninguna explicación, ni aun la más simple, vale para todos. Entre los dos misterios yo he elegido el mío, pues al menos preserva mi libertad moral».
La actriz Silvia Pinal, musa de Buñuel en « Viridiana » (1961), cinta que ganaría la Palma de Oro en el Festival Internacional de Cannes , recordó entre lágrimas cómo confió en ella, y agradeció la compra del inmueble.
«Era un perfeccionista, pero también alguien que sabía el momento exacto en que una imagen, un diálogo o un gesto, iban a perdurar para siempre», recordó Pinal en una reciente entrevista sobre el cineasta. De «Viridiana» dijo que la película puso en dificultades a Buñuel, un hombre que jamás dio su brazo a torcer frente a la censura.
«Fueron tiempos muy difíciles para él. En varios países se prohibió la proyección de la cinta y la prensa siguió el caso de la censura durante meses, pero él ya había pasado por varios escándalos y, en cierta manera, estaba curtido», aseguró.
La Universidad Nacional Autónoma de México y el Gobierno español trabajarán ahora en un programa de vocación multidisciplinaria que acerque a los cineastas iberoamericanos.
Lejos quedan los enfrentamientos entre la Dirección General de Cine Español con el autor de « Un perro andaluz » (1929), « Los olvidados » (1951), « Nazarín » (1958) y « El ángel exterminador » (1962).
Lassalle recordaba en su visita a México que la casa del cineasta adquiere un valor «muy especial porque representa poner en marcha la actividad de un centro que contribuirá a dinamizar la cooperación cultural» entre México y España.
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