PERDONEN LAS MOLESTIAS
HIELO
El deshielo entre el Ayuntamiento y la Junta ha durado una semana. El viento polar del aeropuerto ha vuelto a congelar las relaciones
El cambio climático tiene lo que tiene: que tan pronto deshiela las relaciones institucionales entre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Córdoba como que las vuelve a congelar en apenas un puñado de días. Por ese lado, no podemos decir que no estuviéramos advertidos. Los meteorólogos de medio mundo ya pronosticaron un ciclo de cambios bruscos en el comportamiento atmosférico. Y ahí tienen: una brisa gélida procedente del aeropuerto y ya tenemos de nuevo a nuestros representantes públicos en estado de hibernación.
Cualquiera diría que fue antes de ayer cuando la señora Díaz y el señor Nieto escenificaron un tierno abrazo en la puerta de Capitulares, que parecía poner fin a un largo invierno entre ambas administraciones. Verdaderamente, lograron emocionarnos, que todo hay que decirlo. Pero hay esperanzas que duran lo que una previsión macroeconómica del Fondo Monetario Internacional. Leche picón. Y aquel anhelo de ver a nuestros queridos gobernantes entrar por la senda del entendimiento para resolver los problemas de usted y los nuestros se quedaron congelados en el click de una cámara fotográfica.
Podríamos decir que nos sentimos decepcionados, que no nos esperábamos una broma de este calibre, pero eso no se ajustaría a la verdad. Lo cual, dicho sea de paso, no nos consuela demasiado. El caso es que a la primera de cambio nos ha llegado un viento polar del carajo que nos ha vuelto a dejar tiritando de frío. Miren ustedes: el señor Nieto y la señora Díaz podrían haber aprovechado el atasco del aeropuerto de Córdoba, que lleva viviendo el limbo administrativo más celestial de la historia, para decir aquí estamos nosotros, en esta nueva era de relaciones institucionales, trabajando por el interés general y no por el de nuestras estrategias de partido. Que venimos, en definitiva, para desbloquear un atolladero que ha costado ya una sangría económica al erario público.
Pero no. Hemos regresado nuevamente al punto de congelación política, que, en términos administrativos, quiere decir que la Junta convoca una comisión de trabajo sobre el aeropuerto a la que no asiste el Ayuntamiento, y el Ayuntamiento convoca un órgano de coordinación al que no asiste la Junta. El clásico diálogo de sordos entre dos administraciones que prefieren repartirse mandobles a resolver los problemas de usted y los nuestros.
Entonces, los contendientes desempolvan el viejo lenguaje de la guerra fría, que ustedes conocen sobradamente. El señor alcalde, por ejemplo, tachó de «chiringuito» (como oyen) la mesa de trabajo organizada por la Consejería de Turismo y que reunió a empresarios del sector y agentes sociales para darle vueltas al puchero del aeropuerto por enésima vez. El señor consejero, entretanto, usó una frase críptica para describir el retorno a la era del hielo institucional tan solo una semana después de lo que parecía el inicio de un largo periodo de distensión. «Lo que ha ocurrido en Córdoba no puedo explicarlo», declaró lacónicamente. Nosotros tampoco, señor consejero.
En este estado de cosas, la fotografía tomada la semana pasada a las puertas del Ayuntamiento fue una perturbación climática que anunciaba un cierto deshielo institucional, que resultó no ser un deshielo propiamente dicho sino una nueva tomadura de pelo con despliegue gráfico en las portadas de la prensa local. Que no es exactamente lo mismo.

