El alcalde de Paterna, Lorenzo Agustí, se aplicó ayer a sí mismo y por sorpresa su particular «línea roja». Imputado en sendos casos de prevaricación administrativa denunciados por la oposición, anunció en el transcurso del pleno municipal su dimisión después de siete años en el cargo y a escasos diez meses de la celebración de las elecciones.

Agustí justificó su decisión (que no había compartido ni a sus más estrechos colaboradores) por motivos «personales y familiares». Sin embargo, existe un transfondo político indudable. El dirigente del PP (que también dejará sus cargos en la formación) es consciente de que generaría un problema si llegara imputado a las próximas elecciones. Se le investiga por posible prevaricación administrativa por una campaña de promoción realizada por una empresa municipal para promocionar la Zona Franca y por las obras del Auditorio municipal.

Agustí admimitó el coste personal de ambos procesos, pero se mostró covencido de que se demostrará su inocencia. En paralelo, maneja sondeos que apuntan a una casi segura pérdida de la mayoría absoluta del PP en los próximos comicios en Paterna, uno de los principales bastiones del socialismo valenciano hasta su irrupción en el año 2007, cuando apenas llevaba cuatro en político y emergió junto a María José Català, que hizo lo propio en Torrente, como referente del municipalismo de los populares en el área metropolitana de Valencia.

El dirigente del PP firmará este jueves su renuncia y reclamó a sus compañeros de partido «apoyo sin fisuras» para que la primer teniente alcalde, Elena Martínez, recoja el testigo como próxima alcaldesa del municipio de Paterna. Para ello tendrá lugar un pleno extraordinario el próximo 11 de agosto.

Agustí hizo balance de sus siete años de gobierno en los que consideró que «hemos tratado de gobernar para todos».