Estopa: el sonido de la rumba a pie de asfalto

Al llegar a la pista de basket una niña del barrio les presta su pelota y empiezan a tirar canastas, con estilo, por cierto. «Hombree, nosotros hemos sido muy baloncestistas —dice David—, en esta cancha hemos tenido tardes de gloria, ¡ja, ja!». Tras sudar la camiseta, un paseo por el parque de Arriaga sirve para que David nos explique por qué acabaron cogiéndole cariño a La Elipa: «Mi mujer y sus padres son del barrio, y ha terminado convirtiéndose en nuestro cuartel general cuando toca actuar en Madrid». Caminando por sus calles, docenas de vecinos se acercan para recordar viejas anécdotas «de cuando no eran famosos». Y todos están de acuerdo: «No han cambiado en nada, son unos tíos espectaculares».

La ola de frío está dando un respiro, pero David quiere tomar precauciones con su oído derecho , «que siempre me duele antes de cada gira… el porqué es un misterio», y los hermanos deciden refugiarse para tomar algo en su bar predilecto: Solana . Les reciben con el clásico compadreo chulapo y en cuestión de minutos ha corrido la cerveza y las buenas tapas. «Buena vida, sí señor —dice José lanzando un bocado a su montadito de tortilla—. Pero eso se acaba cuando se acerca el momento de dar el callo en directo . Nos cuidamos bastante cuando empieza la gira. Ni fumar, o fumar menos, hacer algo de deporte… Pero la dieta no la cuidamos», dice David agarrándose las lorzillas. «Nos gusta llegar a cada ciudad con tiempo para comer algo típico y echarnos una buena siesta antes de la prueba de sonido».

Lo que está prohibido terminantemente son las juergas nocturnas tras las actuaciones. «De eso hemos aprendido mucho viendo lo que les pasó a muchos grupos de los ochenta», explica José. «La Movida hizo mucho daño, no había información y se sobrepasaron los límites. Nosotros, al terminar, una cenita y a la cama, que si no nos ponemos malitos».

Para esta gira han preparado una escenografía que quita el hipo . «No hacen falta drogas para flipar con nuestro espectáculo», bromea David. «Llevamos cinco columnas de pantallas LED de doce metros de alto, imágenes en 3D… es Estopa multimedia, la mayor apuesta de nuestra carrera. Aunque ganemos menos pasta. Creemos que cuanto más crisis haya, mejor hay que hacer las cosas aunque parezca que pierdas dinero». «Es que en esto de la música, si racaneas con tu espectáculo te estás tirando piedras contra tu propio tejado», concluye José.

Son lecciones aprendidas a lo largo de diez años de trayectoria imparable, en los que ha habido poco tiempo para pensar. «Cuando venimos por aquí y nos preguntan “¿cómo habéis asimilado el éxito?” —dice David—, siempre contesto que no lo sé, porque no me acuerdo. Es como intentar acordarte de un sueño».