El mismo el río Manzanares, al que Francisco de Quevedo calificó de «arroyo aprendiz de río», acogió en sus aguas una ballena, según narra la popular leyenda. Esta anécdota también fue recogida por Cervantes, Lope de Vega y Tirso de Molina.
Hoy los paseantes no verán ballena alguna, ya que el cetáceo que cuenta el relato anónimo no fue mas que una barrica de vino, que el bodeguero quiso salvar de la corriente a la voz de «va llena». Desde entonces al madrileño también se le denominó «ballenato».
El bodeguero que hizo creer a todo Madrid que una ballena nadaba en el Manzanares
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete