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«Un ladrón solo necesita gastarse 100 euros para abrir una puerta»

El presidente de la Unión de Cerrajeros de Seguridad (UCES) alerta de que el 80 por ciento de las cerraduras instaladas en España están desactualizadas y obsoletas

Manuel Sánchez Gómez-Merelo

Manuel Moreno

La Unión de Cerrajeros de Seguridad (UCES), que reúne a cuatro de las cinco asociaciones de España, ha alertado del aumento de robos en domicilios de varias provincias de Castilla-La Mancha en 2015. Su presidente, Manuel Sánchez Gómez-Merelo, lleva la mitad de su vida (tiene 60 años de edad) dedicándose a cambiar cerraduras y abrir puertas de manera profesional.

—Como cerrajero, consejos sencillos para mantener una casa segura.

—Lo primero, es saber cuál es la situación de nuestras cerraduras y actualizarlas. Hay algunas cerraduras y puertas que funcionan desde hace treinta años y creemos que porque funcionan siguen estando perfectas para dar respuesta a las necesidades de hoy en día. Luego viene la sorpresa cuando entran los ladrones en casa. En cualquier caso, no tiene por qué costar mucho dinero.

—¿Cuál sería el gasto mínimo?

—Depende de la cerradura, si se va a poner nueva o simplemente se va a sustituir el bombillo. En muchas casos, con la sustitución de este elemento es suficiente porque se ha quedado obsoleto. En estos casos, el gasto puede ser de unos 60 ó 70 euros.

—¿Ha aumentado su trabajo últimamente?

—Sí, pero sobre todo por los problemas que puedan dar las cerraduras o por estar obsoletas. El trabajo no ha aumentado por una mayor concienciación de los ciudadanos, sino por averías o roturas. Tenemos un parque de cerraduras muy antiguo, un 80 por ciento de ellas están desactualizadas y obsoletas. Por eso la UCES ha solicitado un plan «renove» en varias comunidades autónomas para que los gobiernos regionales ofrezcan ayudas para sustituir las cerraduras y, por ende, ganar en seguridad. Todavía no lo hemos hecho en Castilla-La Mancha, aunque lo vamos a hacer.

—Casa con dos puertas, ¿mala es de guardar?

—Evidentemente, tenemos el doble de problemas. Tenemos dos puertas, tenemos dos problemas.

—¿Van ustedes por delante de los ladrones?

—Como el parque está anticuado, no podemos hacer más porque los ladrones juegan con ventaja. Ahora están muy por delante. Si el parque de cerraduras se renueva, los cerrajeros estaremos siempre por delante de los delincuentes. En los últimos años ha habido un avance en las herramientas más sofisticadas para la apertura de cerraduras, que están incluso al alcance de todo el mundo a través de internet. Esto ha puesto de manifiesto una vulnerabilidad mayor de nuestra seguridad. La realidad es que ahora los ladrones tienen unas herramientas con las que abren más fácilmente las puertas, incluso sin romperlas. Con ello, uno puede tener la sorpresa de que le hayan abierto una puerta, se han quedado con la copia de la llave y no le han roto nada, con lo que pueden volver.

—¿Todavía se utilizan las radiografías y los carnés de identidad para abrir puertas cerradas solo con el pestillo resbalón?

—Sí, pero eso es un problema de cada uno de los ciudadanos. Si uno cierra una puerta y no echa la llave, a partir de ahí un ladrón puede utilizar un carné de identidad, una radiografía o una tarjeta. Pero eso es porque uno solo ha cerrado con el pestillo resbalón. Si uno echa la llave, no hay forma de abrirla ni con un carné de identidad ni con una radiografía.

—¿Qué inversión en herramientas necesita un ladrón para abrir una puerta?

—Con 100 ó 150 euros pueden empezar a hacer los primeros pinitos. Si quisieran hacer virguerías, necesitarían gastarse unos 1.000 euros.

—Como cerrajero, ¿qué robo más llamativo se ha encontrado?

—Algunos ladrones se hacen pasar por dueños de una vivienda, llaman a cerrajeros que no están acreditados y les cuentan que se han dejado la llave dentro de la casa. Esos cerrajeros les abren cualquier puerta sin pedirles siquiera el carné de identidad. ¡Esto sí que es ponerle imaginación! Los delincuentes siempre llaman a los teléfonos que aparecen en esas pegatinas que todos podemos encontrar en la calle y en las que se anuncian cerrajeros que no dan ninguna dirección, solamente un teléfono.

—¿Existe mucho intrusismo en su sector?

—Sí. Cualquiera puede ser cerrajero. Se hace con algunas herramientas y reparte unas pegatinas por portales y paredes.

—¿Hay que fiarse de cualquier pegatina que anuncie un cerrajero?

—No, todo lo contrario. Con algunos ayuntamientos, y en colaboración con la Policía, hemos conseguido que ese tipo de pegatinas se prohíban por la situación de inseguridad. Al final, en una de estas pegatinas vemos un teléfono móvil y nada más. No hay direcciones ni datos que a un ciudadano le aporten información sobre ese cerrajero.

—¿Cómo sé que un cerrajero no es un intruso?

—Primero habría que pedirle sería su credencial. Todos los cerrajeros de la UCES, alrededor de 3.000, llevan una credencial, un carné o, incluso, una placa identificativa sobre su profesión, además de realizar presupuestos y facturas correspondientes.

—Se dice que los cerrajeros cobran muchísimo dinero por abrir una puerta.

—Son situaciones en las que los cerrajeros no están acreditados, son intrusos y no dan ni factura. Por eso no hay que hacer caso ni siquiera de estas pegatinas en las que se anuncian cerrajeros las 24 horas.

—¿Es el colmo de un cerrajero que le robe un ladrón?

—Conozco algún caso. Ya se sabe que en casa del herrero, cuchillo de palo.

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