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COPA DEL REY

El Barcelona se salvó de la sanción que le espera al Racing de Santander

La incomparecencia en un partido de Copa acarrea la exclusión de la siguiente edición, castigo que no tuvo que cumplir el club azulgrana en 2000 gracias a un indulto de Ángel María Villar

El Barcelona se salvó de la sanción que le espera al Racing de Santander EFE

J. A. M

Los jugadores del Racing han cumplido la amenaza de no disputar el partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey ante la Real Sociedad y el fútbol español repite el epidosio que ya viviera en 2000 con la incomparecencia del Barcelona. El indulto del presidente de la Federación Española (RFEF), Ángel María Villar, evitó entonces que el club azulgrana fuera sancionado por su incomparecencia ante el Atlético. Sin embargo, el Reglamento prevé por una sanción económica y la exclusión de la siguiente edición del torneo para el equipo que no comparezca a un partido.

Luis Rubiales, presidente del sindicato de futbolistas (AFE), se reunió este jueves con la plantilla del Racing para informar a sus componentes de la sanción que acarrea la incomparecencia en un partido. Previsiblemente, la Federación impondrá al conjunto cántabro una multa que oscilará entre los 3.001 y 6.000 euros. Además, el club no podrá disputar la próxima edición del torneo. Los jugadores podrían tener también problemas, pero no por el reglamento federativo, sino por las medidas que podría emprender la entidad racinguista. Es previsible que interponga una demanda contra ellos por daños y perjuicios.

El caso del Barcelona y del Racing no es exactamente igual porque, en la incomparecencia de los azulgrana, el club y los jugadores fueron de la mano. En el caso de los racinguistas, la junta directiva ha presionado hasta el final para que se disputara el duelo. Pero los futbolistas se han mantenido firmes al no ver cumplida su exigencia para disputar la vuelta de los cuartos de final: la dimisión del presidente, Ángel Lavín, y del resto del Consejo.

El precedente del Barcelona

El 24 de enero de 2000, el Barcelona se negó a disputar la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey frente al Atlético (3-0 en la ida), alegando que no disponía de los jugadores necesarios. Para intentar evitar ser sancionado, el conjunto azulgrana, capitaneado entonces por Pep Guardiola, saltó al terreno de juego con diez jugadores, una medida apoyado desde el club. Los futbolistas del Barcelona permanecieron alineados en la banda unos minutos y, después de que Guardiola mantuviera un pequeño diálogo con Díaz Vega, árbitro designado para aquel encuentro, emprendieron el camino de vuelta a los vestuarios.

El Barcelona fue sancionado inicialmente con la exclusión de la siguiente edición de la Copa y una multa económica, como prevé el artículo 77 del Código Disciplinario de la Federación Española de Fútbol (RFEF). Según este artículo, «si un club se negare a intervenir, y con independencia de las consecuencias que ello determine en virtud de lo que para tales supuestos prevé el artículo 197 del Reglamento General, quedará excluido para poder intervenir en el torneo sucesivo, y será sancionado con multa de 6.001 a 9.000 euros cuando el equipo esté adscrito a categoría profesional y de 3.001 a 6.000 euros cuando lo esté a Segunda División B».

El Barcelona, sin embargo, no cumplió aquella sanción por el indulto del presidente de la RFEF. Ángel María Villar retiró ese mismo verano el castigo y repescó al club azulgrana para el torneo del siguiente año con la excusa de tratarse del 25 aniversario de la Copa del Rey en su actual formato.

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