Película para rato
TEMPORADA OCNE Obras de Bernstein, Rodgers, Gershwin, Mancini, etc. Int.: J. Larmore, J. M. Zapata P. Coleman-Wright, Orquesta y Coro Nacionales de España. Dir.: J. Pons. Lugar: Auditorio Nacional. Fecha: 15-X
ALBERTO GONZÁLEZ LAPUENTE
En un voluntarioso gesto de difusión, muy de moda, la Orquesta y Coro Nacionales de España y su director Josep Pons proponen esta temporada relacionar la programación con el «séptimo arte», con la música de cine. El argumento suena fácil, pero no es sencillo. Este ... repertorio y sus aproximaciones, desde el musical de Claude-Michel Schönberg a las realizaciones sinfónicas de más calado firmadas por Gershwin, están insertadas en la memoria colectiva contemporánea con tal fuerza que obligan al compromiso, a la persuasión de los veteranos y a la convicción de un público que, de promocionarse, podría llegar a aproximarse a lo «clásico». El popurrí cinematográfico con el que la OCNE ha abierto la temporada ha puesto de manifiesto esta idea y otra más preocupante que atañe al irregular estándar de calidad de la agrupación.
Conviene alertar sobre ello especialmente después de observar cómo el arranque del concierto, en la sesión del viernes, con una atropellada obertura de «Candide» de Bernstein y una insípida versión de «And I Love Her» de McCartney y Lennon, determinaron el rumbo de la sesión. Participaron en ella los cantantes Jennifer Larmore, de irregular emisión y acento histriónico, Peter Coleman-Wright, demasiado ajado vocalmente, y José Manuel Zapata, con evidentes problemas de línea. A todos ellos se les instaló amplificación y a todos se les acompañó rutinariamente. Cabe pensar en una calidad instrumental más acabada, en una gama dinámica más sutil que no confunda el fuerte con lo destemplado, en un coro con otro cuerpo, empaste y afinación, y, desde luego, en otra gracia. Quizá esto fuera lo más revelador con ejemplos en «Smoke Gets in Your Eyes» de Jerome Kern, «As Time Goes By» de Hupfeld o «Moon River» de Mancini. Más aún, con la interpretación final de «Edelweiss», la canción de Rodgers para «Sonrisas y lágrimas», cuya acaramelada inmediatez era un regalo que tras abrirse confirmó que nada tiene que ver difundir con vulgarizar.
CLÁSICA
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete