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Transporte y seguridad

TODO accidente de un medio de transporte con un alto número de víctimas mortales genera sistemáticamente un efecto expansivo de temor a que las causas de la tragedia puedan reproducirse inevitablemente en cualquier momento y lugar, aunque no existan razones objetivas para temer una dinámica ... de esta índole. La catástrofe del avión de Spanair ha reproducido este esquema de reacción social, con sus derivaciones en la clase política y en los medios de comunicación, sin que predominen los análisis sobre seguridad -de fondo, estructurales y a largo plazo- que realmente requiere el nivel de desarrollo de las infraestructuras de transporte. Las dos responsabilidades principales que recaen sobre las administraciones públicas y sus departamentos y agencias competentes son, por un lado, ofrecer una explicación técnica del accidente del vuelo Madrid-Las Palmas que se estrelló en el aeropuerto de Barajas; y, por otro lado, dar a los ciudadanos suficientes garantías de que el transporte cuenta con una estructura adecuada de procedimientos de inspección, control y sanción. Ninguna administración u órgano estatal, agencia internacional o empresa privada puede eliminar completamente el riesgo de un accidente, pero sí debe estar en condiciones de evitar dudas -que luego siempre son amplificadas interesadamente- sobre el cumplimiento de los protocolos de seguridad que les correspondan.

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