Diez playas paradisíacas de Andalucía donde empezar a disfrutar del sol

Empezando a recorrer la comunidad de Oeste a Este, en Huelva recalamos en dos puntos de enorme interés. Al primero, La Flecha del Rompido , solo podemos acceder en barco. Esto hace que, al cruzar la ría, una zona de arena desértica, atardeceres imposibles y murmullo de pequeñas olas constante se descubra al otro lado, más allá de las barcas. Poca gente en pleno verano y menos aún en cualquier otra estación del año. Simplemente a pie, una opción algo más recurrente, aunque disfrutaremos por seguro de la soledad de una playa ancha y hermosa, está en Los Enebrales , que pertenece a Punta Umbría. Nada construido a su alrededor, amén de un chiringuito y un aparcamiento al otro lado de la duna.

Muchas alternativas se nos descubren en Cádiz, la bahía donde el turismo nacional y, cada vez más, el internacional viene atraído por el clima, la gastronomía y la belleza de muchos de sus entornos. El más popular, por la extensa acumulación de arena y el tono turquesa de sus aguas, es el de Bolonia : playa, ya sabe, de anuncio de cervezas. Más desconocida parece la playa de los Alemanes, en Zahara de los Atune s. Las bellas casas de la montaña, su carácter retirado, la tranquilidad que rezuma y su proximidad con Atlanterra la convierten en única. La playa del Cabo de Trafalgar, entre Los Caños de Meca y Zahora , goza de unas vistas privilegiadas del faro, una dimensión considerable y, gritemos al viento, ¡nadie a la vista!

Seguimos peinando Andalucía, con cinco de sus ocho provincias con salida al mar, ya sea el Océano Atlántico o el Mediterráneo al que acabamos de llegar, y Málaga nos obliga a realizar una parada. El turismo, en esta zona, se abre por completo al público internacional. Hay, como en todas, playas más familiares, nudistas, urbanas y absolutamente retiradas. Una de ellas, alternativa idónea para tumbarse a este sol de rayos tímidos que terminan por sorprender, es la cala de Maro , en el bellísimo municipio de Nerja. Sal, cascada y rocas .

En Granada, la que menos franja costera tiene de las cinco provincias que hemos de visitar, la playa de la Rijana , con forma de herradura y zona de acantilados, es una de las imprescindibles. La piedra ha creado arcos que son en realidad ventanas al confín azul y casi siempre algún barco fondea para hacer del lugar una auténtica postal. Ideal para hacer esnórquel.

Si Manuel Machado terminó los elogios a esta comunidad con un contundente «Y Sevilla», al profundizar en sus playas no sería inapropiado clausurar con un «Y Almería», o, mejor, «Y el Cabo de Gata». Allí van los viajeros con un vehículo para tener mayor movilidad , un campamento base en cualquiera de sus pueblos y… a descubrir el sinfín de rincones de esta región que a tantos ha encandilado.

De entre todas las opciones, nos quedamos con tres. La playa de los Muertos , por ser, quizá, la más popular de todas; la bajada, casi tan larga como la subida, más infernal aún, no enturbian la visita. También la de Mónsul , por encabezar muchas de las listas de las playas más bonitas de España y estar, eso sí, en todos los listados que se precien. Para que nos entendamos, la de la piedra. Y, por último, por ser la más recóndita de todas, pues solo se puede acceder en barco o a pie tras una larga caminata, la cala de San Pedro , donde una comuna hippie se encarga de habitarla durante todo el año y crear curiosas construcciones en sus lomas. Andalucía, qué acertado estuvo Juan Lebrón en el título de su serie documental, «es de cine».