Seis playas de arena blanca y aguas cristalinas a menos de dos horas de Sevilla

Ubicada cerca del Estrecho de Gibraltar, la Playa de Bolonia es famosa por sus impresionantes dunas y vistas panorámicas. Este extenso arenal de aproximadamente cuatro kilómetros de longitud destaca por la claridad de sus aguas y su entorno natural virgen. La Duna de Bolonia, declarada monumento natural, y las ruinas de la antigua ciudad romana de Baelo Claudia son dos de los principales atractivos de esta playa. Bolonia es accesible mediante una carretera que conecta directamente con la N-340, facilitando el acceso a uno de los últimos paraísos vírgenes del sur de la Península Ibérica.

En el pintoresco municipio de Barbate se encuentra Zahara de los Atunes, un destino conocido por su excelente clima, turismo y playas serenas. Con una extensión de ocho kilómetros, esta playa es ideal para disfrutar de puestas de sol y vistas panorámicas de África. Zahara está equipada con numerosos chiringuitos y bares que animan el verano, además de ser un lugar perfecto para practicar deportes acuáticos como el windsurf y el buceo. La oferta de alojamiento y gastronomía de Zahara de los Atunes la convierte en una de las mejores playas de Cádiz.

La Playa de Valdevaqueros es un paraíso para los amantes del windsurf en Tarifa. Con una extensión de más de cuatro kilómetros y una anchura de 120 metros, esta playa rústica y limpia es famosa por sus vientos constantes que llenan el mar de velas coloridas. Valdevaqueros cuenta con varios aparcamientos y está bien equipada con chiringuitos y escuelas de deportes acuáticos, lo que la hace perfecta para disfrutar del mar y el deporte en un entorno natural.

El Palmar, una playa de ocho kilómetros de longitud y 50 metros de ancho, se caracteriza por su arena fina y dorada y aguas limpias. A pesar de estar más concurrida los fines de semana, su alejamiento de núcleos urbanos evita la masificación. Esta playa virgen, con servicios básicos y algunos restaurantes y chiringuitos, es ideal para familias gracias a su poca profundidad y oleaje moderado. Los atardeceres en El Palmar son espectaculares, lo que la convierte en un lugar perfecto para disfrutar hasta el último rayo de sol.

Entre Caños de Meca y Zahora, en Barbate, se encuentra la Playa del Faro de Trafalgar. Con dos kilómetros de longitud y 50 metros de ancho, esta playa de arena fina y aguas cristalinas es un refugio de calma y relajación. Aunque su oleaje puede ser moderado, la playa es conocida por su tranquilidad y belleza natural. No urbanizada, ofrece vistas impresionantes y es popular entre los naturistas. La playa está dividida en dos zonas: la Playa de los Bancos y la Playa de la Aceitera, ambas cargadas de historia y belleza natural.

En pleno Parque Nacional de Doñana, la Playa de Cuesta Maneli es uno de los destinos más tranquilos de la costa onubense. Un sendero de madera de más de un kilómetro lleva a este enclave mágico entre Matalascañas y Mazagón. La playa ofrece un ambiente salvaje y vistas espectaculares del Acantilado del Asperillo, una formación de dunas fósil única en la Península. Es una opción popular en verano por su entorno natural y la paz que se respira.

La Playa de la Flecha, ubicada en el Paraje Natural de las Marismas del Río Piedras, se extiende por 12 kilómetros con un ancho de 150 metros. Solo accesible mediante embarcaciones desde El Rompido, esta lengua de arena móvil ofrece paisajes espectaculares y una experiencia única. Rodeada de naturaleza, esta playa es un destino perfecto para quienes buscan un entorno natural y alejado del bullicio.