Enclaves de Andalucía para ver animales salvajes en su hábitat
Linces, flamencos, buitres leonados, ballenas... Una ruta por las especies más representativas de la comunidad y los espacios donde encontrarlas
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Diez lugares para el avistamiento de aves en Andalucía
Sevilla
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Iniciar sesiónEstán ahí, pululando, hibernando, trasladándose de aquí para allá alrededor de todo el globo en busca de comida y temperaturas óptimas. La península Ibérica, por su situación geográfica, entre dos aguas y dos continentes, se instaura como una de las grandes puertas hacia el resto ... del mundo. Su flora es variada. Y su fauna, también. Entre ambas, suman 91.000 especies bien diferenciadas, a las que habría que sumar las marinas. Al Sur, Andalucía y, en concreto, sus enclaves naturales, se imponen como uno de los destinos más atractivos para el avistamiento de animales en su propio hábitat. Lugar de residencia y paso. Con algunas especies que solo aquí pueden verse y toda una red para disfrutar de sus parajes de la mejor forma.
Los días claros de otoño, primavera y verano la Bahía de Cádiz presume, sobre todo, de su luz. Si cerramos aún más el círculo, el Estrecho de Gibraltar, ese punto en el de pronto el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo se tocan, abre una vía de paso para cetáceos de gran tamaño, delfines y otros animales marinos. Por ello, son muchas las empresas privadas que ofertan a los más curiosos la experiencia de partir en barco para conocer de cerca (aunque no tanto, ya que podría ser perjudicial) a dichos ejemplares. Marina Blue Whale watching Tarifa y Turmares Whale son dos de ellas.
Al abandonar el litoral, algo más al Norte, la Laguna de Fuente de Piedra, en la provincia de Málaga, se presenta como una acumulación de agua menor en la que las aves crean bellos contrastes entre la aridez y su plumaje. El suelo se plaga de surcos y el cielo de tonos rosados: son los flamencos, que se van, que vienen, que se quedan. Desde el Mirador de las Latas y el Observador de las Palomas, las vistas se pierden en sus 1.475.87 hectáreas, en las que grullas, cigüeñas y chorlitejos comparten el escenario.
Cómo no, Doñana, entre las fronteras de Huelva, Sevilla y Cádiz, parece uno de los parques esenciales de esta breve ruta. Las visitas guiadas, ya sean en autobús o en coche 4x4, a caballo o a pie, recorren todas sus zonas: dunas, pinares, playas, marismas… De esta forma, los visitantes pueden dar con las especies más representativas. El lince ibérico, por supuesto, es el más deseado, aunque no el más sencillo de ver. El águila imperial y el ciervo, los flamencos y la tortuga mora son otras de las más interesantes.
Seguimos trazando líneas en el mapa sin alejarnos demasiado y damos con una extraña formación de roca: un macizo dolomítico jurásico de unos 584 metros al que en 1989 declararon Reserva Natural: el Peñón de Zaframagón. En él, además de búhos, águilas y halcones, se encuentra la mayor colonia de buitres leonados de Andalucía, con más de 200 parejas reproductoras censadas. Las provincias de Cádiz y de Sevilla se funden por estas laderas, cruzadas por una vía verde donde pasear.
Hace unas semanas que terminó la berrea, con la entrada del frío y el recrudecimiento del clima. Sin embargo, el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, en Jaén, ofrece espectáculo a lo largo del año. Abarca 23 municipios con una población de aproximadamente 80.000 habitantes, y su rico patrimonio hace de él una de las áreas más visitadas de España. Los muflones y los gamos, los ciervos, jabalíes y cabras montesas son algunos de sus principales reclamos.
Cada zona, de hecho, tiene una extrañeza que buscar y una especie que por seguro se verá y que quedará en el recuerdo del que mira. En el Parque Natural Sierra de Castril, en Granada, el musgaño de Cabrera, un roedor, se esconde por los suelos, como los zorros, tan solitarios. Las mariposas, muy variadas aquí, remueven el aire. Y las astas de los mamíferos mayores llenan el horizonte de flechas. En el Parque Natural de Hornachuelos, las nutrias se bañan en las charcas y los meloncillos se visten de polvaredas. Allí, en la provincia de Córdoba, donde linces y buitres negros se dan cita, termina nuestra ruta.
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