Misterio resuelto: Por qué pedimos zumo de tomate en los aviones
Científicos confirman que los ruidos fuertes limitan nuestra capacidad de apreciar sabores. Pero no en todos los casos...
abc viajar
Cualquier pueda comprobarlo. Muchas personas piden un Bloody Mary o un zumo de tomate cuando pasa el carrito de las bebidas en los aviones. Y, sin embargo, si les preguntáramos, pocos de esos pasajeros consumen zumo de tomate en casa o en los bares que ... frecuentan. ¿Por qué nos sabe mejor? En principio , la respuesta es que a más de 10.000 metros de altura las cosas saben muy diferentes. La presión y el aire seco provocan que nuestras papilas gustativas se adormezcan, como si estuviéramos resfriados.
Científicos de Oxford (The Crossmodal Laboratory) han explicado con más detalle esa reacción generalizada. En su artículo nos dicen que los ruidos fuertes , como por ejemplo un motor de avión, pueden reducir nuestra capacidad de degustar los sabores de hasta un 30%. El tomate, rinco en sabor a umami , es inmune a ese efecto. El umami es un vocablo japonés que significa sabroso, y es uno de los cinco sabores básicos junto con el dulce, ácido, amargo y salado.
« Una característica clave de los tomates es que son ricos en umami. Quizá todos aquellos viajeros que pidan un Blody Mary o un zumo de tomate han descubierto intuitivamente lo que los científicos sólo están llegando a reconocer empíricamente de forma lenta», ha dicho uno de los investigadores, Charles Spence.
El estudio de Spence nos dice que el umami puede ser inmune al ruido. Y si se probara definitivamente su hipótesis, las líneas aéreas podrían concentrarse en los ingredientes ricos en este sabor (umami) , como el tomate, parmesano, champiñones y embutidos, y todos podríamos mejorar nuestra experiencia gustativa en el cielo.
Este artículo de los científicos del Laboratorio de Investigación del Departamento de Psicología de la Universidad de Oxford sigue la pista de otro de 2010 de una científica alemana del Instituto de Física Fraunhofer, en Baviera (Alemania). La química Andrea Buirdack-Freitag aseguró en 2010 que el zumo de tomate sabe mejor en el aire , lo que explica por qué tienden a pedir esa bebida pasajeros de avión que en tierra no la consumen nunca o casi nunca.
«El sabor del zumo de tomate es más intenso cuando la presión atmosférica es más baja, en condiciones normales se le llega a percibir como enmohecido», dijo al semanario Die Zeit. En condiciones de bajas presiones , como en los vuelos, el sabor es más fresco y dulce. A esa conclusión le llevaron sus experimentos en un simulador de un Airbus A310.
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