El Toletum no tiene quien le quiera
En sus inicios fue la niña bonita. Todos alababan sus encantos. Pero el negocio fue una ruina y ahora nadie afirma su responsabidad. Esta es la crónica de un desastre contada a través de 14 años
El Toletum no tiene quien le quiera
Nació guapa. Rubia de ojos azules, estaba destinada al éxito. Así lo debieron creer todos los que mandan, pues no hubo uno que no le susurrara al oído sus bondades. Que si es el «escaparate» que Toledo necesita. Que si es el mejor recinto de ... Europa «para el más importante destino de turismo cultural del mundo». Que si la previsión es que reciba 150.000 visitas al año. Cualquier elogio servía para atribuirse una parte de sus encantos.
Como sería la cosa que el Toletum se inauguró dos veces en apenas quince días. A la primera acudieron el entonces presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda , y el alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, del PSOE. A la segunda, el PP municipal, con José Manuel Molina, anterior alcalde de la ciudad, a la cabeza. Lamberto García-Pineda, el segundo de Molina, dijo entonces: «Algunos políticos inauguran lo que no les corresponde y no destacan bien a quién corresponde esta obra».
Estamos en enero de 2008 y la vida era bella, que diría Fellini. Nada podía salir mal. El sol brillaba con fuerza y la amenaza de tormenta ni siquiera se barruntaba. Pero llegó. Y arrasó con todo. Y como siempre pasa, hay una canción que lo cuenta. Es de «Los Suaves» . «Eras la niña moderna, que nunca ha roto un plato, no la nena de papá, no trabaja pasa el rato, para en pubs y discotecas, y así vuelan los años». Hasta aquí la etapa bonita. Luego vino la fea: «Se fueron los buenos tiempos, la juventud ya se escapó, papá ha muerto arruinado, el dinero se esfumó, pobre se encuentra en la calle, nunca nada supo hacer...».
Empieza en el 2000
¿Y entre medias qué? Nadie sabe exactamente cuándo vino el desastre. El caso es que tuvo que haber un momento en que las cosas se torcieron. Poco a poco, los que la piropeaban la fueron dejando de lado y ella sola se murió. O cabe la posibilidad de que la niña no fuera tan bonita como decían. Verán. El principio de esta historia arranca el 5 de diciembre de 2000, con Molina de alcalde. Ese día se firma un convenio entre el Estado, la Consejería de Industria y Trabajo de Castilla-La Mancha y el Ayuntamiento de Toledo para desarrollar el Plan de Excelencia Turística en la ciudad. La inversión se pacta en 600 millones de pesetas (unos 3,6 millones de euros).
El proyecto estrella de ese plan es el Centro de Recepción de Turistas. Su ubicación se fija en la zona del Salto del Caballo, en la antigua pista de atletismo. «A la entrada de Toledo desde la autovía de Madrid, en el terreno contiguo al denominado Palacio de Autómovil». Así reza el pliego que se lleva a Pleno en julio de 2002 (valga como anécdota que era el segundo pliego, al primero no había concurrido nadie). Unos meses más tarde, el 17 de febrero de 2003, Grimo 3113 gana el concurso y firma el contrato de concesión administrativa. Es por 50 años, durante los cuales la empresa se compromete a realizar una inversión de 2.072.596 euros y a pagar un canon de 18.030,33 euros anuales.
Rafael Perezagua, actual portavoz del Ayuntamiento, del PSOE, asegura ahora que la empresa no pagó el canon ningún año. Surgen preguntas: ¿Por qué un contrato tan largo? ¿Es habitual? Hay visiones opuestas. Para Claudia Alonso, actual portavoz del PP en Toledo, es algo «lógico», ya que la empresa tenía que construir el edificio y tener tiempo para rentabilizar esa inversión. Perezagua dice que tal argumento «se cae por su peso» con el ejemplo de Tagus , la empresa concesionaria del agua en la ciudad, que para un contrato de 25 años tuvo que hacer una inversión de 36 millones de euros.
Detrás de la adjudicataria del Toletum, Grimo 3113, están las empresas Hupaco, Río Vera (perteneciente a la familia Méndez Pozo, propietaria del diario «La Tribuna de Toledo»), Reyal Urbis y Promociones González. Izquierda Unida ve conexiones entre la concesión y los intereses que estos empresarios tenían en el Plan de Ordenación Municipal. Perezagua se limita a decir que entonces el Grupo Socialista denunció que «detrás de la construcción había compensaciones de edificabilidad en sectores del POM ». El caso es que, entre que se firma el contrato (febrero de 2003) y se concede la licencia de obra para su construcción (19 de enero de 2005), pasan dos años. Y aún pasarían casi tres más hasta que se inaugura el centro.
Antes, en diciembre de 2006, todavía con Gobierno del PP, Grimo 3113 solicita un préstamo de 4.843.869 euros a Caja Castilla-La Mancha. El dato no está de más. El crédito es uno de los motivos por los que Izquierda Unida, ocho años después, ha puesto el asunto en conocimiento de la Fiscalía . Aurelio San Emeterio, su portavoz, utiliza la palabra «sorpresa» para explicar cómo una empresa que tiene que hacer una inversión de poco más de dos millones pide casi cinco. «Alguien debería explicarlo», añade. Por su parte, Claudia Alonso dice «desconocer los motivos» de la concesión del crédito. La razón estriba, según ha podido saber ABC, en que la CCM establece para el Centro de Recepción de Turistas «una tasación a efecto de subasta de 8.379.893,57 euros».
Por fin, el 18 de diciembre de 2007 llega la inauguración. Y los mencionados parabienes de todos. También del PSOE, que había logrado la Alcaldía unos meses antes en coalición con IU. Cuando a Perezagua se le muestra la hemeroteca de entonces, admite que «lo apoyamos e intentamos creer en el proyecto» para acabar reconociendo que «a lo hecho, pecho». Pero luego vierte sus críticas en la idea de Molina: «El centro tenía un modelo equivocado, era un error estratégico, además estaba mal ubicado, en sentido contrario a la entrada a la ciudad».
«La gente no entraba»
Pasan los meses y «la realidad es la que se dibujaba desde el principio». De 150.000 visitas al año, nada de nada. «Es que la gente no entraba», afirma con énfasis Perezagua. La portavoz del PP tiene una visión distinta, muy crítica con el actual Ayuntamiento. «No ayudó en ningún caso, no se dieron las condiciones necesarias para que el Centro funcionara», dice Alonso. En definitiva, según su lógica, se dejó «morir» el proyecto. Aporta como ejemplo dos prestaciones que nunca se hicieron: un servicio de lanzaderas (autobuses) que conectara el Centro de Recepción con el Casco histórico y la instalación de una oficina de turismo.
Respecto a lo último, Perezagua cree que era «innecesario», pues había cuatro oficinas en la ciudad. Lo de las lanzaderas lo niega. «No recuerdo si fue en 2008 o en 2009, pero se plantea un servicio de transporte con la empresa Rubicar para que haya autobuses desde el AVE hasta el Toletum, y de ahí a la plaza de Zocodover», cuenta. Pero «a los seis o siete meses, Rubicar lo deja porque no se montaba nadie. Aunque, fíjese, ese es el inicio del ‘bus’ turístico». En 2009, Grimo 3113 solicita un segundo crédito. De un millón de euros, en este caso al Banco Popular. Un crédito que no se comunica al Ayuntamiento, coinciden San Emeterio y Perezagua, pese a que el consistorio es el dueño del inmueble.
Con todo, la situación no mejora y, en noviembre de 2011, Grimo 3113 echa el cierre al Toletum por falta de viabilidad económica. Se declara en concurso de acreedores. Pero unos meses antes, recuerda el portavoz de Izquierda Unida, la empresa reduce su capital social de 1,5 millones a 500.000 euros. Otro de los motivos, según San Emeterio, por los que su partido ha acudido a la Fiscalía.
Ahora, explotación temporal
De aquello ya han pasado casi tres años. En la actualidad, según ha podido saber este periódico, el concurso de acreedores se encuentra en su «fase final». Aseguran las mismas fuentes que acabará con la liquidación de Grimo 3113. Entre medias, esta empresa subcontrató la gestión del Centro de Recepción de Turistas a un particular, «siempre» que se respetasen los usos de la concesión original: información, actividades expositivas, eventos, hostelería, dijo entonces Perezagua.
Unos usos que, a la vista de las actividades organizadas, poco tienen que ver con el turismo: sesiones de cine y merienda infantil este invierno, un mitin en la cafetería de Willy Meyer, el candidato de IU a las europeas, hace un mes.
Sin embargo, la empresa subcontratada tampoco presta ya servicios en el Toletum. Esta semana se conoció que el centro de turistas estaba cerrado y desde el Ayuntamiento lo corroboran: «Se le había instado varias veces a que desalojara las instalaciones. Tenía una subcontrata del concesionario, que al desaparecer este se ha quedado sin validez».
En el Consistorio creen que «el edificio debe seguir funcionando». Por eso están «preparando urgentemente la licencia provisional para sacarla a licitación y poderla dar en las próximas semanas, antes de que nos metamos en el verano». Pero, ojo, esto sería poner un parche al pantalón, hacer lo mismo que se ha hecho en los últimos tres años. El arreglo fundamental, es decir, la concesión, seguiría sin adjudicarse. Ahí ya hay que contar con los acreedores de la concesión. Verbigracia, los bancos. Aunque antes, claro, tendría que haber interesados en hacerse cargo de las condiciones que se fijan.
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