Obituario

Adiós, Mariñas

La periodista Consuelo Sánchez-Vicente recuerda a su compañero y amigo fallecido

Adiós, Mariñas abc

Consuelo Sánchez-Vicente

Me toca despedir a un amigo que además de un buen profesional fue un buen compañero. ¡Casi nada! La cuadratura del círculo. Ha muerto hoy lunes en su casa , en plena Navidad. Enfermó -no sé si porque la vida se le puso cuesta arriba, ... de golpe- justo cuando la vida se le puso cuesta arriba, de golpe. Fue hace unos años, cuando le tuvieron que operar del corazón. Fue una operación seria. Cuánto pesó en su mal la enfermedad y cuánto los disgustos no lo sé. El disgusto más gordo: la añoranza –cruel, injusta– de sus hijos.

Verdad, cierto, que en sus años de vino y rosas, que los tuvo, no faltaron abejas ni zánganos zumbando su alrededor. Pero se va –sus amigos damos fe– sin deberle a nadie un dolor ni una lágrima.

Riguroso y concienzudo

Yo misma he criticado mil veces los elogios de ritual, que cargan las tintas de las elegías. Hoy, no me importa contribuir a alimentar el tópico. Luis lo merece. Riguroso en el trabajo, concienzudo como jefe... ¿Rarito? Vale. Mucho, pero siempre entrañable y cordial.

Mariñas fue, era, bueno en cualquier sentido de la palabra bueno. Cariñoso, amable, educado, generoso, de sonrisa abierta y fácil ante la bondad. Pero ¡qué desvalido ante la doblez del alma humana! Como el perro abandonado sin collar que nos miraba desde aquel anuncio, creo que de la DGT, en mitad de una carrera, «el nunca lo haría» decía el pie de foto. ¿Recuerdan?

Nada hay que quiera añadir. La carrera profesional del periodista Luis Mariñas, cuajada de famas, premios y triunfos, la tienen ustedes a dos clics del ratón de cualquier ordenador. Tú, amigo, descansa en paz, siempre en el corazón de quienes te quisimos.

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