El último borrador de acuerdo de la Cumbre del Clima no aclara quiénes deben pagar la factura climática

La Presidencia de la COP29 dio a conocer esta mañana nuevos borradores de un paquete sobre el objetivo colectivo cuantificado de financiación (NCQG, por sus siglas en inglés), adaptación, la implementación del balance mundial acordado el año pasado en Dubái, mitigación y transición justa.

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La financiación climática es el asunto estelar que debaten los delegados de casi 200 países en salas de reuniones del Estadio Olímpico de Bakú durante estos días. El acuerdo debería actualizar el objetivo alcanzado en la Cumbre del Clima de Copenhague en 2009 de 100.000 millones de dólares anuales que los países ricos deben aportar a las naciones vulnerables desde 2020, algo que consiguieron dos años más tarde.

Sin embargo, el nuevo borrador ya ha suscitado críticas. «Parece un farol de la Presidencia», indicó Linda Kalcher, de Strategic Perspectives. Para Javier Inventor, director de la delegación de Greenpeace en la COP29, «el hecho de que no haya una cifra especificada para el objetivo de financiación climática es un insulto a los millones de personas que están sufriendo los peores impactos de la crisis climática».

El texto, recogido por Servimedia, incluye dos opciones abiertas, aunque en ambos casos mantiene una 'x' sobre los «billones de dólares» anuales necesarios para el nuevo objetivo de financiación climática.

Por un lado, indica que ese dinero debe ser movilizado por los países ricos a todas las naciones en desarrollo entre 2025 y 2035 «en forma de donaciones o términos equivalentes de donaciones de financiación climática nueva, adicional, asequible, previsible, no generadora de deuda y adecuada».

Además, «invita» a los países en desarrollo a ofrecer «apoyo voluntariamente», puesto que, según el Acuerdo de París, sólo las naciones ricas están obligadas a aportar dinero, pero estas pretenden que economías emergentes como China, India y países del Golfo contribuyan con más fondos.

La otra opción recoge que ese nuevo objetivo entraría en vigor en 2035 y el dinero procedería de «todas las fuentes de financiación», lo que abre la puerta a los países en desarrollo que quieran contribuir e incluso a las empresas.

Por otro lado, el borrador de acuerdo indica que los países desarrollados aportarán fondos basados «en donaciones, en la mayor medida posible,» para adaptación y respuesta a pérdidas y daños en las naciones vulnerables. Respecto a cuándo se revisará el nuevo objetivo de financiación climática, sugiere que podría ser antes de 2031.

Además, llama a los países a «abordar los flujos que van en contra de los objetivos climáticos, incluida la eliminación gradual de los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles, que no abordan la pobreza energética ni las transiciones justas lo antes posible».

La directora ejecutiva de la Red Internacional de Acción Climática (CAN, por sus siglas en inglés), Tasneem Essop, indicó que «el último borrador del texto del NCQG sigue siendo manifiestamente incompleto sin las cifras concretas para el objetivo financiero, la piedra angular de cualquier acuerdo en la COP29 y la demanda inquebrantable de los países en desarrollo a lo largo de esta cumbre».

Essop añadió que los países desarrollados «continúan jugando con las vidas de las personas en la primera línea del desastre climático, manipulando y socavando estas negociaciones críticas».

Por su parte, Marlene Achoki, líder de Política Global de CARE International, recalcó: «El borrador del texto de la propuesta presidencial ofrece una gama de opciones y carece de objetivos numéricos específicos para establecer un objetivo cuantificado, ¡el verdadero propósito de la COP29! ¿Dónde está el número? Se trata de la COP financiera: se trata de un compromiso claro y ambicioso que permitiría a las comunidades vulnerables hacer frente a los impactos del cambio climático».

Javier Andaluz, director de Clima y Energía de Ecologistas en Acción, señaló que «la hipocresía con la que avanzan las negociaciones es evidente con el nuevo texto». Si bien las cifras sobre las necesidades del Sur global son claras con el nuevo texto, la incapacidad del Norte Global para llegar a esta cumbre con los deberes hechos, habiendo aumentado significativamente su contribución, pone en riesgo aún más la lucha contra el cambio climático», comentó.

Stephen Cornelius, líder adjunto de Clima y Energía Global de WWF, destacó que «los negociadores y ministros deben acelerar el ritmo, intensificar su diplomacia e impulsar el consenso en torno a un ambicioso acuerdo de financiación climática».