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Paloma Sánchez-Garnica: «El camino de Santiago es una metáfora de la vida»

El camino fue para la escritora un «viaje iniciático» por distintos parajes naturales, donde el bullicio y el asfalto dejaron paso a los sonidos de la naturaleza y el crujir de la tierra bajo sus pies

Paloma Sánchez-Garnica: «El camino de Santiago es una metáfora de la vida» lanza

PILAR QUIJADA

«Hice el Camino en 1997 y me impactó mucho. Iba con mi marido y mis dos hijos, que tenían entonces 11 y 15 años. Nos llamaban la familia. Destacaría dos cosas de aquel viaje de una semana. La primera, la solidaridad de la gente, ... que nos reservaban sitio o nos cedían el suyo para que los niños durmieran en una cama. Y la segunda, los paisajes de Galicia, el tramo que recorrimos. Recuerdo en especial la última etapa, en la que salimos del albergue de O Pino a las 6 de la mañana, cuando aún no había amanecido, y nos adentramos por un bosque, con una linterna los cuatro, para evitar la carretera. Pensaba en las meigas y demás seres sobrenaturales —ríe—. No tuve miedo pero sí la sensación de que no estábamos solos. Y luego me impactó llegar a la plaza del Obradoiro. Entonces pensé en indagar cómo se había montado todo lo que había alrededor del Camino», señala Paloma Sánchez-Garnica, abogada e historiadora que en la actualidad se dedica de lleno al mundo de la literatura. Su último libro, «El alma de las piedras» (Planeta), es el fruto de aquellas indagaciones que ya dejó entrever en su primera novela, «El gran arcano»: «Cuando metí el tema del Camino volvió a resurgir el interrogante de dónde estaba el origen y qué había hecho que sigamos yendo desde todas las partes del mundo hasta Santiago o Finisterre».

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