Periodista de Mediaset, presentador de 'Stanze Vaticane'
Fabio Marchese: «El Papa imagina una Iglesia más pequeña, pero más sana y pura»
En el libro 'Vida. Mi historia a través de la Historia', escrito a cuatro manos con el periodista italiano, Francisco comparte sus memorias más íntimas
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Madrid
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Iniciar sesiónEn el libro 'Vida. Mi historia a través de la Historia' (Ed. Harper Collins), que sale a la venta este miércoles, el Papa Francisco –de la mano de Fabio Marchese, que escribe las introducciones– rememora su vida a través de los acontecimientos que han ... marcado la historia de la humanidad en los últimos ochenta años, desde los 'flashes' de sus recuerdos del inicio de la II Guerra Mundial -cuando todavía no tenía ni tres años- a la pandemia del Covid-19. El periodista italiano, y amigo personal del Papa, Fabio Marchese, explica a ABC los pormenores de esta autobiografía.
— Juan Pablo II apenas hizo una entrevista y Benedicto XVI fue algo más prolífico, pero con apariciones que distanciaba años. Sorprende ahora un Papa con entrevistas casi semanales. ¿Es positiva esta exposición pública para la figura del Papado?
—Creo que esto responde al cambio de los hábitos de la gente, de los fieles, a esa sociedad líquida en la que vivimos. ¿Quién hubiera imaginado que un Papa como Ratzinger fuera el primero en estar en Twitter? Entonces se hizo el razonamiento de que buena parte de la gente está en las redes sociales y es bueno que el Papa también esté. Detrás está la idea de que hay que estar al paso de este tiempo, la Iglesia está en el mundo. Y eso encaja muy bien con el carácter de Francisco, muy abierto, con necesidad de hablar con la gente. Quizás se ha dado cuenta de que para llegar a la gente también hay que comunicar en modos que antes no se habían ejecutado.
—¿Cuál es la confesión más íntima que hace en el libro?
—Una cosa que no esperaba, que cuando vio las imágenes de la caída del muro de Berlín y todas esas familias que se abrazaban, le vino a la mente la imagen de su familia materna, que no pasaba por una situación muy feliz. Vivían episodios de enemistad, entre primos y hermanos, que le habían hecho sufrir mucho. No esperaba que me contara algo tan personal.
—Me llama la atención la relación que tiene con su familia, que parece poco afectiva. Habla de sus padres, pero tienen mucho trabajo. El mejor recuerdo es para su abuela, con la que pasa casi todo el tiempo. En esa idea de familia católica, me faltan los padres…
—Quizás no ha querido contarlo todo. Obviamente hay momentos de la vida que él cuenta, cómo el tiempo que pasaba con la abuela, que también lo llevaba a misa. Pero también que iban al fútbol, los juegos de cartas en familia, que ayudaban a la mamá a cocinar. El papá que traía el trabajo a casa. Hay muchas imágenes. Algunos han escrito que el Papa ya no tiene casi relación con sus familiares y yo le pregunté por eso. Él me contestó que seguía manteniendo contacto con llamadas, con emails. Le pregunté ¿también con videollamadas? pero me reveló que no es muy bueno con la tecnología y prefiere medios más tradicionales. Creo que hay un gran apego a la familia, aunque, quizás para protegerla, prefiere mantenerla reservada.
El ambiente de fin de pontificado se instala en el Vaticano
José Ramón Navarro-ParejaAunque Francisco no se plantea renunciar, a nadie se le escapa que, con 86 años, su tiempo se acaba
—Habla de muchos acontecimientos históricos y aunque destina un capítulo al golpe de estado de Videla en Argentina, sorprende que apenas cite otras cuestiones sobre su país, como el peronismo, o los años del kirchnerismo. ¿Cómo es la relación Argentina, al que no ha vuelto como Papa?
—Por lo que él dice, yo entiendo que sí quiere visitar el país. Dice que hay necesidad de pacificación, que hay una gran pobreza, quizás aún peor que cuando él se fue. Sé que en su corazón está el deseo de ir, pero depende de sus condiciones físicas para enfrentar un viaje tan largo. Él dice que 'el deseo está, aunque quizás no se podrá… El Señor lo sabrá. Dios decidirá por mí'. Pero creo que, de todos modos, el país permanece en su corazón. Y esto yo lo he entendido cuando él habla de su estancia en Alemania que coincide cuando Argentina gana el mundial de 1986. Él dice 'quise celebrarlo, pero me sentí solo'. ¿Por qué? Porque no estaba en casa. Eso me ha hecho entender que hay un amor hacia su país.
Temas clave del libro
Reforma de la curia
En el cónclave de 2013 «había un fuerte deseo de cambiar las cosas, de abandonar actitudes que, lamentablemente, han resultado difíciles de erradicar [...] siempre hay algunos que desean frenar las reformas».
La novia
«Ese año en el seminario tuve un pequeño flechazo: es normal, de lo contrario no seríamos seres humanos. Ya había tenido una novia antes, una chica muy dulce que trabajaba en la industria del cine».
Benedicto XVI
«Me ha entristecido ver que, con los años, su figura de Papa emérito ha sido instrumentalizada con fines ideológicos y políticos por personas sin escrúpulos».
—En el último capítulo del libro, 'Una historia aún por escribir', el Papa imagina una Iglesia del futuro. ¿Cómo será esa Iglesia después de Francisco?
—Él está convencido de lo que decía Ratzinger en los años después del Concilio. La Iglesia del futuro será una Iglesia más pequeña, más particular, más popular. Una Iglesia seguramente no tan rica como ahora, dice él. Porque hay un problema, según el Papa, que la Iglesia se ha convertido, en algunos casos, en una Iglesia viciada. Y además está el clericalismo, una plaga que lo arruina todo. Desde ahí, el Papa está haciendo un trabajo para superar ese clericalismo. Yo le he preguntado precisamente qué Iglesia imagina para el futuro. Y ahí responde con esa imagen: una Iglesia más pequeña –que no significa que esté en crisis– pero seguramente sana, pura, limpia.
—Y, ¿cómo imagina a su sucesor? Alguna vez ha hablado de Juan XXIV. ¿Hay que entender esto como una instrucción para un futuro cónclave?
—De esto no hemos hablado. Aunque él sí ha hecho bromas, a menudo, en el pasado. Citas lo de Juan XXIV, pero lo ha hecho solo para decir, 'no soy el último Papa, habrá alguien después de mí que continúe'. Ocurre con el tema del celibato. Él sostiene que de momento está bien así y que, con su sucesor, quizás sea de otra forma.
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—¿Cómo podría definir la personalidad del Papa después de este trabajo íntimo que ha realizado con él?
—Pienso que es una persona fundamentalmente muy buena. Le han dicho de todo, le han hecho de todo, y siempre ha perdonado. Y además es una persona muy sencilla. Sí, es el Papa, pero al mismo tiempo cohabita en esta figura una gran simplicidad humana, la persona Jorge Bergoglio que ha permanecido siendo quien era.
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