Los obispos piden a los católicos que se impliquen ante las «citas electorales» y defiendan la vida y la familia
El cardenal Omella reclama un «cheque escolar» que la escuela concertada católica rechaza porque no garantiza la gratuidad y aumenta la discriminación
Omella afirma que los abusos a menores «son una nueva forma de esclavitud mundial»
Madrid
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Iniciar sesiónEl presidente de la Conferencia Episcopal suele aprovechar su discurso inaugural de las asambleas plenarias de la institución (se realizan dos al año, en primavera y otoño) para hacer un repaso de actualidad social y política y avanzar la posición de la Iglesia frente ... a los acontecimientos previstos de los siguientes seis meses. En la que este lunes comienza en Madrid, lo previsible era que anticipara planteamientos ante la cita electoral municipal y autonómica, e incluso, de cara a las generales.
En cierta forma, el presidente de los obispos, el cardenal Juan José Omella ha respondido este lunes a las expectativas, pero cargando la responsabilidad en los «fieles laicos», al recordarles la «función que les es propia y peculiar» en su compromiso eclesial es «la transformación cristiana del mundo».
El reto es despertar su vocación «para que ejerzan su misión de ser sal y luz para el mundo, de ser la levadura que transforme la sociedad para hacerla más humana, digna y fraterna. Ellos son el rostro, la voz y los brazos de Dios en medio del mundo». Y para ello, ha destacado -citando la encíclica 'Christifideles laici' de Juan Pablo II- varios puntos clave «que nos viene muy bien recordar ante las citas electorales que se nos avecinan».
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De esta forma, ha planteado una serie de cuestiones que bien podrían configurar un programa electoral de inspiración cristiana: el concepto católico de familia como modelo de cohesión social, respeto a la libertad de los padres a elegir la educación de sus hijos, y defensa de la vida humana desde la concepción a la muerte natural.
El primero de los puntos ha sido proponer la familia como fuente de cohesión social y de vida, ya que «es la comunidad más original, profunda y universal de la humanidad». Lo moderno y lo familiar «se han presentado como polos opuestos». Sin embargo, «una sociedad moderna solo es sostenible si es familiar». La familia «es una alternativa al modelo de modernidad individualista, utilitaria y desvinculada», que está causando «tanto daño psicológico y emocional» y que ·hace insostenible la vida social y el desarrollo humano».
En ese sentido Omella, ha animado a los laicos «a alentar un movimiento social a favor del bien común que pasa por proponer, no imponer, la visión católica de la persona, el matrimonio y la familia, como fermento de una sociedad más fraterna, humana y sensible a los más pobres y necesitados». Un modelo propuesto como alternativa, aun sin citarlo, a las múltiples tipos de familia que ha definido el Ejecutivo de Sánchez en su reciente Ley de Familias.
¿Cheque escolar frente a conciertos?
En la parte dedicada a la educación, Omella ha recordado que los obispos «apostamos» por una educación gratuita «con independencia de la titularidad privada o pública del centro y del modelo educativo». El presidente del Episcopado ha denunciado que «el modelo educativo vigente no asegura adecuadamente la libertad de las familias y la neutralidad del Estado» garantizadas por nuestra Constitución. Además, «nuestro sistema de enseñanza concertada» está «siempre en riesgo de ser recortado o de sufrir arbitrariedades por parte de los poderes públicos».
«¿No podría ser el cheque escolar la verdadera neutralidad y libertad que pedimos a la Administración competente?, ha interpelado, como una posible solución. El Estado «no puede olvidar su deber de respetar el principio de subsidiariedad y evitar identificarse con un determinado modelo educativo, adscripción ideológica, o titularidad de la escuela. De otro modo nuestro Estado estaría pasando a ser un estado confesional laicista, discriminando a los ciudadanos y ciudadanas cristianos o de otras religiones» ha añadido el presidente de los obispos.
Sin embargo, Omella no ha parecido tener en cuenta que la mayor parte de la escuela de iniciativa privada, y de manera particular la católica (que es la mayoritaria), nunca ha contemplado el cheque escolar como alternativa de financiación a través de los conciertos educativos. Es más, desde Escuelas Católicas, la patronal de cerca de dos mil escuelas concertadas, consideran que el modelo de cheque escolar «no garantiza la gratuidad de la enseñanza», e incluso aumentaría la «discriminación» de alumnos con necesidades educativas especiales y los de zonas poco pobladas.
Por esa razón, pocas horas después de las palabras de Omella, Escuelas Católicas emitía un comunicado en el que agradecía la preocupación de los obispos por «la infrafinanciación de la enseñanza concertada» y defendía una «financiación justa y equilibrada» de los colegios, de forma que «permita a cualquier familia la elección del centro que desee para sus hijos».
Sin embargo, también han mostrado su apuesta «por la defensa de los conciertos como medio eficaz para llevar a efecto el derecho de los padres a la elección de centro», sin dejar de reivindicar «una adecuada cuantía que no penalice a las entidades titulares». En cuanto al «cheque escolar», han destacado que con esa fórmula y dado que los fondos públicos son limitados «sólo seria gratuito el centro cuyo precio coincidiese con el importe del cheque», lo que implica que «no garantiza la gratuidad de la enseñanza básica».
En su comunicado recuerdan que el actual sistema de conciertos calcula el módulo de coste por unidad, y no por alumno, como ocurriría con el cheque. Una circunstancia que, de implantarse este último, «acentuaría la discriminación de los alumnos de zonas con poca población y de los alumnos con Necesidades Educativas Especiales». Una forma de financiación que «castigaría a los centros e instituciones más volcadas en la atención a los desfavorecidos».
Libertad de los padres para decidir la educación de sus hijos
Más allá de la polémica -a posteriori- por el cheque escolar, Omella también ha pedido que se respete la libertad de los padres a elegir la educación de sus hijos. Así ha recordado que la Iglesia católica «tiene una propuesta educativa para la persona, la familia y la sociedad», que en ningún caso «imponemos, pero sí que exigimos el respeto a la libertad que tienen los padres de educar a sus hijos en conciencia según sus valores». Un derecho «reconocido por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y por la Constitución», ha recordado
Omella se ha anticipado a las propuestas que varias normas promovidas recientemente por el Gobierno (Ley del sólo sí es sí, reforma de la Ley del aborto, Ley de Familias) que promueven una formación afectivo sexual en los colegios, basada en la ideología del género y que, incluso, plantean que impedir que los padres puedan negarse a ello. Frente a ello, ha recordado que desde la Iglesia católica «apostamos por una educación que enseñe a amar, que promueva una educación afectivo-sexual «orientada a este modo de amar y ser amados» y que presente a los niños, adolescentes y jóvenes una propuesta de sentido que colme sus anhelos y «no sucedáneos ideológicos programados con otros intereses».
Defensa de la vida humana
La tercera propuesta para los laicos que ha hecho Omella consiste en «trabajar intensamente» para concienciar a nuestra sociedad sobre la importancia de acompañar la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural, aumentando los cuidados cuando la vida es más vulnerable. Son situaciones «de especial vulnerabilidad» el inicio de la vida; los refugiados e inmigrantes; la enfermedad mental; la ancianidad; y el final de la vida.
«Es una grave equivocación» plantear que «eliminar una vida humana pueda ser solución para algún problema», ha explicado en una referencia a la reciente reforma de la Ley del Aborto. Es necesaria «una serena reflexión que vaya a las raíces del problema y busque alternativas reales y ayudas económicas significativas para que las madres que afrontan, muchas veces en soledad, un embarazo inesperado, no tengan que recurrir al aborto». También tiene que ser considerado con hondura «el alarmante aumento de suicidios, de manera especial entre los más jóvenes».
Una vez más, «manifestamos nuestro rechazo «a la ley que regula la eutanasia», ha destacado Omella, en nombre de los obispos. Además, ha pedido una «ley integral de cuidados paliativos y de ayudas dignas a la dependencia que, contando con los recursos necesarios, permita acompañar de manera verdaderamente humana a las personas en la fase final de su vida».
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