La intención es que cualquier joven «en los próximos 100 años» se sienta bienvenido a participar en sus programas, según ha explicado su presidente, Roger Krone en la reunión anual que se celebra en Florida (EE.UU.). La organización ha prometido esforzarse para que ofrecer algo para todos más allá de las simples acampadas.
«Envía este mensaje realmente fuerte a todos en Estados Unidos de que pueden venir a este programa, pueden traer su yo auténtico, pueden ser quienes son y serán bienvenidos aquí», explicó Krone. En 2015, la organización puso fin a su política discriminatoria contra los homosexuales, permitiendo la incorporación de adultos homosexuales en calidad de profesores. Varias iglesias evangélicas pusieron fin a sus lazos con los Boy Scouts a raíz de dicha decisión, y el enrolamiento en el grupo cayó un seis por ciento en 2013 y un siete por ciento en 2014, hasta los 2,4 millones de personas.
Dos años más tarde, en 2017, anunciaron que las niñas también serían aceptadas como Cub Scouts a partir de 2018 y en el programa insignia de Boy Scouts rebautizado como Scouts BSA en 2019. La organización actualmente presta servicios a un millón de jóvenes, incluidas más de 176.000 niñas y mujeres jóvenes.
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