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Los servicios de inteligencia llegan a la empresa

Por primera vez en nuestro país, un máster, en el que participa el CNI, forma a futuros profesionales en la obtención y análisis de información como ventaja competitiva de la empresa

Los servicios de inteligencia llegan a la empresa

cristina garrido

Tras la Segunda Guerra Mundial, el fabricante de motos japonés Honda pensó que EE.UU. podía ser una buena oportunidad de mercado por su alto índice de población. Antes de desembarcar en el país de las oportunidades, la compañía envió a tres ejecutivos para investigar qué aceptación tenía la marca, cuánta gente tenía moto, a qué se asociaba... Con toda la información recopilada, llegó a la conclusión de que la gente que conducía una moto en EE.UU. en los años 60 eran « Easy Riders », un público para el que Honda no fabricaba. Pero no se dieron por vencidos y definieron una estrategia alternativa. Querían transmitir la imagen de que en EE.UU. la gente amable conducía una Honda y, para ello, fueron a San Francisco y Los Ángeles, las zonas más pobladas por japoneses, y regalaron a cada uno de sus compatriotas una Honda. Al cabo de siete años, Honda vendía una de cada dos motos en EE.UU.

Mario Esteban, presidente de la Asociación Española para la Promoción de la Inteligencia Competitiva (Asepic) utiliza este ejemplo para explicar cómo trabaja el analista de inteligencia, un perfil que, aunque suena algo «jamesbondesco», no tiene nada que ver con el espionaje, sino con «tener la capacidad de percibir y ver más allá de lo que está a la vista de todos», matiza Eliana Benjumeda, directora de Infoline , una de las pocas empresas que ofrecen servicios de inteligencia competitiva en España.

Al igual que los analistas del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) trabajan para conocer e informar al Gobierno de aquello que pueda afectar a la seguridad, estabilidad y defensa del Estado, el analista de inteligencia de una empresa es capaz de identificar aquellos elementos de la información determinantes para entender y localizar oportunidades y amenazas.

«Lo que hace el analista es transformar información en un producto de valor añadido, en conocimiento para la toma de decisiones en el ámbito de la defensa de unos intereses nacionales o económicos», señala Diego Navarro, codirector del Máster Interuniversitario de Analista de Inteligencia , que organizan la Universidad Carlos III y la Rey Juan Carlos. Una iniciativa académica pionera en España en la formación de futuros expertos en el arte de convertir la información en una ventaja competitiva para la empresa.

Pero la labor del analista de inteligencia de una empresa no es robar información ni penetrar en los secretos de otros, porque no es un espía. El 85-90% de la información que maneja procede de fuentes abiertas (desde los medios de comunicación hasta publicaciones científicas, anuarios, tesis doctorales, imágenes de satélites comerciales, etc.), que son legales, pero no siempre gratuitas. «Tenemos un código ético muy estricto y usamos una regla no escrita: Pensar en lo que no te gustaría que escribieran de ti o de tu empresa en la portada de un periódico», advierte Eliana Benjumeda.

Una disciplina novedosa en España

En España aún estamos verdes en la aplicación de la Inteligencia Competitiva, un campo en el que algunos países nos llevan hasta 20 años de diferencia. «Tan sólo tres o cuatro empresas tienen de verdad un grupo de Inteligencia en nuestro país, otras lo tienen pero prefieren llamarlo equipos de Estrategia porque la palabra “Inteligencia” todavía da un poco de miedo, se sigue relacionando equivocadamente con el espionaje industrial», explica Mario Esteban.

Pero la realidad es que es un perfil cada vez más demandado en nuestro país, sobre todo por empresas extranjeras, especialmente las farmacéuticas, para las que es vital tener una perspectiva de negocio a muy largo plazo. De hecho, el problema actualmente es que no se consiguen cubrir los puestos que se ofertan porque la cultura de inteligencia no está suficientemente implantada en España.

La creación del Máster Interuniversitario en Analista de Inteligencia, en el que participa el CNI, viene a cubrir el vacío académico que existía en este campo. Pero ¿por qué poner en marcha el Máster ahora y no antes? «Porque antes con que alguien fuera a una feria ya sabía por donde se movía el mercado, pero el mundo ha cambiado y las empresas ahora tienen competidores de países que ni pones en el mapa.», indica Benjumea.

El CNI se abre

Precisamente, la implicación del CNI en este máster forma parte de un amplio proyecto con un doble objetivo: «abrirse a la sociedad y fomentar la cultura de inteligencia en España», explica Diego Navarro. Aunque ser alumno «no da puntos para entrar en el Centro Nacional de Inteligencia», como se apresura a aclarar Fernando Velasco, codirector del Máster, ya que ellos tienen sus propios procesos de selección.

Lo que parece claro es que con una perspectiva de futuro en la que el volumen de información será cada vez mayor, es necesario formar una cantera de analistas que respondan a la demanda de empresas y organismos oficiales. Una circunstancia que ya están viviendo en EE.UU., donde una investigación del diario The Washington Post ha desvelado que ya son 1.271 las agencias del Gobierno y 1.931 las compañías privadas que se encargan de la seguridad nacional y la inteligencia.

Aunque pueda parecer contraproducente que una empresa privada forme parte de los servicios de inteligencia de un país, la imposibilidad de controlar todo el volumen de información que se genera hoy en día está fomentando una tendencia a externalizar determinadas capacidades, «pero sólo en el ámbito de las fuentes abiertas y con importantes cláusulas de confidencialidad», aclara Navarro.

El perfil

Pero, ¿qué cualidades necesita un analista de inteligencia? «Saber mirar, que se aprende; tener curiosidad, que se tiene o no; y contar con una gran carga ética», señala Mario Esteban, quien advierte que, además, deben ser personas muy seguras de sí mismas, porque «van a escribir para el jefe y una línea suya puede hacer perder a la empresa mucho dinero o su reputación».

Tanto Cristina Rivas como Ruth Arcos, dos de las alumnas de la primera promoción del Máster en Analista de Inteligencia, coinciden en que «cualquiera no puede dedicarse a esta profesión». «Una persona que se dedica a obtener y analizar información tiene que tener un alto sentido de confiabilidad, prudencia y un fuerte código ético», aseguran.

Para ser el «Pepito Grillo» del jefe, los expertos consultados coinciden en que los licenciados en Historia, Geografía o Biblioteconomía y Documentación suelen ser muy buenos candidatos, aunque destacan la importancia de que en los equipos de inteligencia haya distintos perfiles profesionales porque la experiencia permite ver a unos cosas que otros no ven. «La información que obtienes es como un cuadro impresionista, si lo miras de cerca sólo aprecias las pinceladas, pero si te alejas ves la imagen completa». Mario Esteban va más allá y asegura que el ciclo de inteligencia es como resolver el cubo de Rubik...¡sin pegatinas! Una labor complicada que, si se hace bien, puede convertirte en el mejor amigo del jefe...

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