Katalin Karikó: «Estamos buscando una vacuna universal contra todos los coronavirus»

Hace años, cuando el mundo era otro, Karikó fue una de esas niñas que en el colegio, al recibir la visita de algún científico, se emocionaba hasta el nerviosismo imaginándose un futuro propio que entonces ni siquiera sabía que podría existir, ni cómo, ni dónde, ni cuándo. Karikó emprendió el arduo camino de la ciencia y en 1984 sintetizó el ARN mensajero . Un año después, se trasladó con su familia a Estados Unidos. Pasó primero por Filadelfia, dondé continuó su doctorado, y se estableció como investigadora en la Universidad de Pensilvania. Pero todas las solicitudes de becas y de ayudas de financiación para sus proyectos eran rechazadas. Los evaluadores consideraban que la terapéutica con ARN mensajero era muy arriesgada para invertir en ella. Aun así, Karikó perseveró. Y, gracias a su constancia, se hizo realidad el sueño de toda una sociedad amenazada hasta la extinción por un virus de comportamiento desconocido hace sólo un par de años. Desde 2013, la investigadora húngara desarrolla su actividad en BioNTech , la biotecnológica alemana que ha desarrollado una de las vacunas frente al Covid-19 , y de la que es vicepresidenta sénior.

¿Cómo valora todo el camino recorrido desde aquel primer momento, en 1984, en el que sintetizó por primera vez el ARN mensajero?

A partir de los años noventa, lo que empezó a suceder fue que cada vez que había un nuevo descubrimiento, los científicos empezábamos a pensar cómo podríamos aplicarlo, en qué terapias, en qué vías se podía desarrollar, y fue eso lo que sucedió con el ARN mensajero.

¿Lo tuvo más difícil por ser mujer?

Por supuesto, para las mujeres es más difícil si tienen familia, porque deben cuidar de ella, se quedan embarazadas… Por eso es tan importante tener una pareja que te entienda y te ayude, y yo tuve mucha suerte con mi marido, que siempre me ha apoyado. En algún momento llegará la igualdad, los hombres entenderán que las mujeres tienen que tener hijos, familia, pero también tienen derecho a desarrollarse en un campo como el de las ciencias, y eso fue lo que yo hice.

Teniendo en cuenta las dificultades que pasó al principio de su carrera, ¿en algún momento pensó en tirar la toalla?

No, realmente no. Y nunca me lo planteé porque siempre encontraba una nueva vía, ya fuera mediante el uso de proteínas, su aplicación en animales, médula espinal… Aunque yo trabajo en ciencia básica, siempre he estado pensando en cómo aplicarla, en su aplicación, eso es lo que me ha mantenido activa, alerta.

¿Alguna vez esperó que esta tecnología tuviera un impacto tan global, en términos de las vacunas frente al Covid-19?

Siempre he querido desarrollar la tecnología del ARN para poder aplicarla en terapia, pero en mi caso trabajaba más en neurocirugía, protocolos para la prevención y el tratamiento del ictus, y centrado en animales. Pero mi colega, con el que comparto este galardón, Drew Weissman, sí se centró más en enfermedades infecciosas. El ARN original tenía problemas porque se desarrollaba rápidamente una respuesta inmune y se inhibía la producción de anticuerpos, pero eso finalmente se ha conseguido evitar y ha sido una gran sorpresa para nosotros, gracias a la cual se ha podido desarrollar la vacuna. En 2012, Weissman descubrió la modificación del ARN mensajero y eso se empezó a aplicar, permitiendo descubrimientos muy interesantes, siempre usando nanopartículas de lípidos. Moderna y la Universidad de Pensilvania, los dos al mismo tiempo, descubrieron que en los monos también servía para el virus del zika, y eso permitió un rápido desarrollo.

¿Cuando empezó la pandemia recibió alguna llamada en la que le preguntaban por la técnica del ARN mensajero porque les interesaba?

No, no, porque ya estaba trabajando en BioNTech desde 2013. En 2018, BioNTech y Pfizer empezaron a colaborar, porque comenzaron a interesarse por el ARN mensajero. Ya en 2019 estaban trabajando específicamente en el virus de la gripe.

Entiendo que por eso se desarrolló la vacuna con tanta rapidez, por eso hemos podido tenerla tan pronto...

Sí. Tengo que decirle que Moderna ya en 2017 estaba haciendo ensayos en seres humanos para la vacuna de la gripe aviar. Eran 200 personas las que entraron en ese ensayo clínico, 200, no dos mil; es un número reducido, pero ya se estaba haciendo. Que la gente no lo sepa no quiere decir que no se esté llevando a cabo el desarrollo y la investigación científica.

¿En qué otros campos de la Medicina podrían aplicarse los avances en la molécula de ARN mensajero?

En muchos. La gente no lo sabe, pero hay muchos ensayos que ya se están desarrollando, por ejemplo para su aplicación en problemas de fallo cardíaco con cirugía de bypass; AstraZeneca está en fase dos con una aplicación del ARN mensajero para que los vasos sanguíneos se ensanchen cuando sucedan esos episodios. También en heridas necróticas, y para el cáncer. Yo, por ejemplo, estoy desarrollando un trabajo para su aplicación en el tratamiento oncológico para las citoquinas en el caso de melanoma; se inyecta y puede buscarse la metástasis con el ARN mensajero.

¿Crees que esta tecnología del ARN mensajero podría ser un buen candidato para una vacuna universal contra el coronavirus?

Por supuesto, estamos trabajando en que sea universal. Ya estamos comparando las cepas para ver cómo podría lograrse esa vacuna universal. En este caso concreto, se llamaría pencorona, porque sería para todos los coronavirus, no sólo para el Covid-19.

¿Es oportuno que en países como España se esté administrando una tercera dosis mientras en otros países el porcentaje de aplicación incluso de la primera dosis es tan bajo?

En Italia ya hay centros de producción, Pfizer ya está distribuyendo en todo el mundo. Pero hay que tener en cuenta los envíos, el almacenamiento… BioNTech está trabajando en África para tener un centro de vacunas. Pero tiene que ser sostenible. Lo que no podemos hacer es tener a un montón de gente trabajando en ello y que cuando pase un tiempo se tengan que volver a casa. Además, tienen que estar bien formados. No se puede producir algo en un sitio que tenga peor calidad que en otro, la receta tiene que ser la misma en todas partes para que todo el mundo reciba la misma vacuna.