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España llega tarde a la lucha contra el plástico

El 1 de marzo debería haber entrado en vigor la prohibición de entregar bolsas de forma gratuita en los comercios

ABC

María Alcaraz Mayor

En Finlandia, cada persona utiliza al año cuatro bolsas de plástico , un material que puede tardar hasta 400 años en degradarse. Entre los ciudadanos españoles, este dato se dispara hasta casi rozar las 100. La diferencia es alarmante, pero se están buscando soluciones. Europa ya ha legislado para evitar el uso desmesurado de bolsas. España sigue las directrices europeas, pero llega tarde a la lucha contra el plástico.

Un borrador de Real Decreto sobre la reducción del consumo de bolsas de plástico, publicado el pasado mes de mayo, indicaba que, a partir del 1 de marzo de 2018, estaría prohibida la entrega gratuita en los comercios.

La medida, impulsada por la directiva de la Unión Europea, tiene como objetivo principal reducir (y eliminar) el uso de las bolsas de plástico en todos los países miembros de la Unión Europea. Aunque el Gobierno ha incumplido la fecha reflejada en el proyecto de Real Decreto, la directiva europea estableció como fecha límite para la adopción de esta nueva norma el 31 de diciembre de 2018. Fuentes consultadas por ABC aseguran que al final de este semestre, a partir del 1 de julio, la medida se implantará definitivamente en España y que el retraso se debe a que el borrador está siendo estudiado tanto por la Comisión Europea como por el Consejo de Estado.

Irlanda, pionera

El proyecto no solo obliga a cobrar las bolsas de plástico a partir de este año, sino que, según refleja, desde el año 2020 estará prohibido repartir bolsas ligeras y muy ligeras -aquellas que tengan una densidad de menos de 50 micras y de 15 micras- a no ser que sean de plástico compostable. «Estamos con retraso respecto a la Unión Europea», comenta Alodia Pérez, responsable de recursos naturales y residuos de la ONG «Amigos de la tierra».

Irlanda fue el país europeo que lideró la eliminación de las bolsas cuando aprobó, en el año 2002, un impuesto que obligaba a los comerciantes a cobrar las bolsas a sus clientes. Desde entonces, el país ha conseguido reducir el número en un 90% . Francia, por ejemplo, prohibió la venta de bolsas en 2016 y tiene previsto, para el año 2020, vetar la fabricación de productos de plástico como vajillas de un solo uso, maquinillas o pajitas. Italia, Holanda o Grecia son algunos de los países europeos que ya tienen implementado el cobro obligatorio de las bolsas de plástico.

Combatir el plástico

Desde el año 2008, cuando algunos comercios de forma voluntaria comenzaron a cobrar las bolsas a sus clientes, la reducción de consumo de bolsas ligeras en España ha sido de un 60%. «Algunas superficies comerciales dan valores de reducción de entre el 85% y 90% en sus establecimientos», apunta un portavoz de la Asociación Española de Industriales de Plástico (Anaip).

En esas fechas se pusieron en marcha otras medidas para reducir el volumen de bolsas. Una de ellas fue la implantación de una norma con la que definir las características de una bolsa reciclable . Estas debían contener como mínimo un 15% de material reciclado y en el proceso de fabricación se reducía el consumo de energía y agua. El resultado eran bolsas con una vida de 15 reutilizaciones.

España es líder en el reciclado de bolsas de plástico . Los contenedores amarillos admiten las bolsas de plástico como un envase más, y es un modelo que otros países europeos ahora están empezando a implantar. También, hay que tener en cuenta que la industria plástica lleva adaptándose a estos nuevos modelos varios años. El mayor daño para las empresas fue hace unos años, pero estamos ante un ejemplo de sector que ha ido adaptándose a las nuevas situaciones y legislaciones.

La gran apuesta del Gobierno y de la industria es el cambio de una bolsa de plástico «tradicional» a una bolsa biodegradable fabricada con fibras vegetales. Estas, que se reciclan con la basura orgánica, tienen una producción parecida a las actuales bolsas de poliestireno. La adquisición de la materia prima es distinta, pero el cambio en el proceso no es especialmente drástico.

Reciclaje complicado

El problema que deriva del uso de las bolsas de plástico biodegradables es el desconocimiento a la hora de reciclarlas correctamente. « Estas bolsas solo pueden ser efectivas si terminan en plantas de compostaje , pero el problema es que al principio para la población va a ser difícil diferenciarlas», dice Aloida Pérez, de «Amigos de la Tierra».

La Asociación Española de Industriales de Plástico reclama ayuda de la Administración para hacer una campaña fuerte de difusión a los ciudadanos, que les ayude a distinguir las bolsas. Como explican desde «Amigos de la Tierra», si estas bolsas no son correctamente depositadas en su contenedor y recicladas lo que hacen es empeorar la calidad del plástico .

«Los plásticos más duraderos, resistentes y gruesos son los que mejor se reciclan», explica Alodia Pérez. Al ser más rígidos, son más fáciles de manejar, por lo que se hace más cómodo su reciclaje. «El problema de las bolsas es que al ser tan ligeras se dificulta su reciclado», dice Pérez y concluye: «En un vertedero, a su alrededor, siempre hay bolsas que se han volado y ya no se van a reciclar ».

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