El Papa Francisco recibe al cura argentino con el que visitaba las «villas miseria»
José María di Paola, recibió amenazas de muerte por denunciar el narcotráfico
maría durán
Ha sido un encuentro entre dos viejos amigos. Más bien, entre maestro y discípulo. Entre protector y protegido. Hoy el Papa ha recibido en audiencia a José María di Paola o, lo que es lo mismo, al padre Pepe, el cura villero.
Se ... conocen desde hace años y han compartido tardes de mate y trabajo en las villas miseria . En 1997, el arzobispo Jorge Mario Bergoglio envió a este joven sacerdote a Villa 21, uno de los barrios chabolistas de la periferia de Buenos Aires, para llevar a Cristo a otras «periferias».
La parroquia del padre Pepe, Virgen de Caacupé, estaba en tierra peligrosa, en una zona habitual de mercadeo de droga . Una villa con más de 40.000 almas a cargo de cuatro sacerdotes coordinados por di Paola, que formaban parte del Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia. La lucha de estos curas contra el narcotráfico les puso en el punto de mira de los narcos. Comenzaron a recibir presiones y amenazas de muerte porque hicieron un comunicado público denunciando que la droga estaba «despenalizada de hecho» en las villas y que llegaba hasta los niños y adolescentes con total impunidad.
«Si alguien tiene que morir que sea yo»
Los cuatro sacerdotes hablaron a su obispo de estas amenazas. Di Paola ha contado en varias ocasiones la respuesta de Bergoglio: «Voy a rezar para que si alguien tiene que morir sea yo y no ustedes; porque ustedes tienen que seguir en las villas haciendo lo que hacen».
Jorge Mario Bergoglio, lejos de amedrentarse, en una homilía en la Plaza de Mayo con motivo de la Jornada por la Educación habló abiertamente de estas amenazas proferidas por «los poderosos mercaderes de las tinieblas» y aseguró que las palabras del comunicado de los cuatro curas villeros eran también las suyas. No fueron pocas las veces que, a partir de ese momento, se pudo ver con más frecuencia al cardenal Bergoglio en la villa , acompañando personal y públicamente a estos sacerdotes amenazados.
José María di Paola participó la semana pasada como conferenciante en el Meeting por la Amistad de los Pueblos , un encuentro internacional que organiza el movimiento Comunión y Liberación en la ciudad costera de Rímini desde hace más de 30 años.
El Padre Pepe no quiso abandonar Italia sin visitar al que fuera su principal apoyo en los años más difíciles. Hoy ha llevado al Vaticano una maleta llena de regalos y cartas de los habitantes de las villas. A buen seguro, el Papa Francisco responde a más de una de esas misivas. Parece ser que el sacerdote también ha adjuntado un regalo que seguramente habrá despertado la sonrisa del Papa pero no su simpatía: una camiseta del Atlético Huracán, rival del San Lorenzo de Almagro, el equipo del Papa Francisco.
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