Gafas, tarjetas bancarias o cápsulas de café: estos son los lugares donde hay que reciclarlos

Como apuntan desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), los expertos en la materia tienen claro que el mejor residuo es el que no se genera y que la apuesta por la reutilización es vital. Sin embargo, cuando esto no es posible hay que deshacerse de los residuos de forma correcta y adecuada. Con el vidrio, el papel y el cartón es sencillo... pero otras veces es más complicado.

Entre los casos que más confusión o dudas pueden generar, la OCU selecciona varios de los más conflictivos y explica en qué puntos deben ir para que puedan ser reciclados.

Las tarjetas de crédito o de débito contienen residuos peligrosos que necesitan una recogida separada para que sean tratados adecuadamente. Aunque están hechas de plástico, son por lo general de PVC, un material cuyo impacto ambiental es alto. Llevan además hierro, cadmio, silicio, níquel, cobre e incluso cantidades minúsculas de plata y oro en el chip.

No deben tirarse en los contenedores de envases ni en el de restos, sino que deben llevarse a un punto limpio. Las tarjetas de los bancos con chip se consideran residuos eléctricos y electrónicos; de hecho, les afecta el Real Decreto 110/2015 que regula la gestión de estos residuos, aunque no diga dónde llevarlos para su reciclaje. Lo mismo ocurre ocurre con las tarjetas SIM de los móviles.

La OCU alerta sobre no tirar la tarjeta sin haberla destruido correctamente, pues nuestros datos podrían ser utilizados para suplantar nuestra identidad o para pagar por internet. Se recomienda cortarla en trozos. Las trituradoras de documentos suelen tener una ranura específica para tarjetas.

Las gafas son objetos reciclables, pero sobre todo pueden ser reutilizadas por otras personas que lo tengan difícil para acceder a las mismas. Por ello es aconsejable llevar las que ya no sirvan a la óptica. La mayoría de los puntos de venta de gafas tienen sus propios sistemas de recogida, donde las tratan y las donan a otras personas. De hecho, algunas cadenas de ópticas incluso tienen convenios con ONG como es el caso de General Óptica y Medicusmundi.

Asimismo, la OCU recuerda que, en el caso de gafas rotas o inservibles, estas serán clasificadas y tratadas según el material que las componga. Los metales, plásticos y cristales se pueden usar para dar vida a nuevos artículos.

Un artilugio a priori tan extraño como las cápsulas de café también se puede reciclar. el proceso es sencillo. Las cápsulas llegan a la planta de reciclaje, donde se abren para extraer los posos de café. En la misma planta se separan estos posos para usarlos como abono. Las cápsulas, abiertas y vacías, se separan según su material, aluminio o plástico. Se convierten en nuevos objetos cotidianos y cápsulas compostables.

A la hora de tirarlas, si las cápsulas son compostables (llevan el sello 'OK compost' o 'Vincotte') se pueden depositar en el contenedor para restos orgánicos. Por su parte, si son de plástico o aluminio, hay que llevarlas a los puntos de recogida indicados por los fabricantes o a los situados en los establecimientos y supermercados que las venden.

El sistema se basa en un modelo colaborativo entre el consumidor, los distribuidores, las administraciones locales y las empresas del sector, y fomenta que los consumidores lleven las cápsulas usadas a determinados puntos de venta o puntos limpios.