Salud
Así son los efectos secundarios del lorazepam, el principio activo del orfidal
Este ansiolítico se emplea habitualmente para tratar a corto plazo cuadros de ansiedad, tensión e insomnio
Qué es la leucopenia, efecto secundario del paracetamol, uno de los analgésicos más vendidos
P. T.
Sevilla
El lorazepam es un tranquilizante-ansiolítico que evita el nerviosismo y la ansiedad, actuando sin intervenir en las actividades normales del individuo. Tal y como señala su prospecto, complementa de forma adecuada la terapéutica antidepresiva y puede combinarse con medicamentos antidepresivos y otros psicofármacos.
Pertenece a la familia de las benzodiazepinas, uno de los grupos más abundantes y variados de fármacos que existen en el mercado. Empleadas para distintas alteraciones o problemas psicológicos, algunas como el diazepam o el bromacepam son bastante populares y consumidas de forma habitual.
El orfidal, otro de los fármacos más recetados de este grupo, tiene como principio activo el lorazepam. Se utiliza de forma habitual como tratamiento a corto plazo de todos los estados de ansiedad, insomnio y tensión asociados o no a trastornos funcionales u orgánicos, incluyendo la ansiedad asociada a la depresión y la ligada a los procedimientos quirúrgicos y/o diagnósticos, así como en preanestesia y para trastornos del sueño.
Dependencia y amnesia
Como ocurre con otros fármacos de este tipo, un consumo prolongado e indiscriminado del lorazepam puede generar dependencia. Se aconseja tomarlo solamente bajo prescripición médica, durante el tiempo recomendado y sin aumentar nunca las dosis recetadas.
Del mismo modo, es posible que las benzodiazepinas provoquen amnesia. Esto ocurre más frecuentemente transcurridas varias horas tras la administración del medicamento por lo que, para disminuir el riesgo asociado, los pacientes deberían asegurarse de dormir de forma ininterrumpida durante 7 u 8 horas tras la toma del comprimido.
Posibles efectos adversos
Al igual que el resto de medicamentos, el lorazepam puede producir ciertos efectos secundarios. Algunos son frecuentes (afectan a una de cada 10 personas), poco frecuentes (a una de cada 100), raros (a una de cada 1.000) y muy raros (solo los experimenta una de cada 10.000 usuarios). A continuación pueden conocerse todos ellos, según indica el prospecto del lorazepam:
Algunos de los más habituales son los trastornos psiquiátricos como confusión, depresión o desenmascaramiento de depresión (frecuentes); cambio de la libido (deseo sexual) y disminución de orgasmos (poco frecuentes); o ya de forma más aislada, desinhibición, euforia, ideas e intentos de suicidio, reacciones paradójicas como ansiedad, agitación, excitación, hostilidad, agresividad, furia, alteraciones del sueño/insomnio, deseo sexual y alucinaciones (de frecuencia desconocida).
Por otro lado se encuentran los del sistema nervioso, como sensación de ahogo, ataxia (descoordinación motora y problemas en el habla) y mareos (frecuentes); o síntomas extrapiramidales: temblor, disartria (dificultad para articular palabras), dolor de cabeza, convulsiones, amnesia, coma, alteraciones de la atención/concentración y trastorno del equilibrio (poco habituales, de frecuencia desconocida).
Otros posibles efectos adversos son la debilidad muscular (frecuente), la impotencia (poco frecuente), la astenia (fatiga y cansancio, frecuente), las náuseas (poco frecuentes), el estreñimiento y la hipotermia (disminución de la temperatura del organismo, ambas de frecuencia desconocida), además de otra serie de posibles reacciones de diversa índole cuya frecuencia no puede estimarse a partir de los datos disponibles.
Los expertos recomiendan consultar al médico o farmacéutico si se experimenta cualquier tipo de efecto secundario, incluso aunque se trate de posibles reacciones adversas que no aparezcan en el prospecto del medicamento.
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