Misterios en Sevilla
Expediente X en Cantillana: la luz inexplicable que sanó a un niño en 1981
Este caso contiene todos los elementos de una posible experiencia de contacto con lo desconocido: una luz intensa, pérdida de noción del tiempo, síntomas que desaparecen de forma súbita, y el desconcierto médico
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José Manuel García Bautista
Eran tiempos distintos, el año 1981 marcaba una España que aún despertaba de los traumas del pasado y se adentraba en una nueva etapa democrática. Pero para una familia de la Guardia Civil, aquella noche de verano quedó grabada con un misterio que jamás ha ... tenido explicación. Ocurrió en plena carretera, cuando una luz deslumbrante —y aparentemente imposible— interrumpió un angustioso viaje hacia el hospital. Lo que sucedió después, dejó perplejos a médicos, testigos y protagonistas.
Un viaje inesperado
El protagonista de esta historia es un agente de la Guardia Civil, de apellido Lobatón, destinado en el municipio sevillano de Cazalla de la Sierra. Todo comenzó cuando su hijo pequeño, de apenas dos años de edad, comenzó a sufrir un episodio de fiebre alta acompañado de intensos dolores abdominales. Alarmados por el estado del niño, sus padres acudieron rápidamente al médico del pueblo.
El médico, tras evaluar al pequeño y constatar la gravedad de los síntomas, no dudó en derivarlo con urgencia al hospital en Sevilla. Era una decisión prudente: todo indicaba que el menor necesitaba atención hospitalaria inmediata. La familia subió al coche y emprendió, a toda prisa, el viaje por carretera. Era noche cerrada.
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La luz en mitad de la oscuridad
Eran aproximadamente las doce y media cuando el coche atravesaba la localidad de Cantillana. Entonces ocurrió lo inesperado. De pronto, una luz intensísima envolvió por completo el vehículo, como si el cielo hubiera estallado sobre ellos.
La claridad era tan poderosa que los remaches del automóvil —normalmente invisibles a simple vista— se distinguían con una nitidez inusitada.
Los padres, aterrados, sintieron que el tiempo se había detenido. No podían precisar cuánto duró exactamente aquel fenómeno. ¿Minutos? ¿Segundos? ¿Una eternidad? Lo cierto es que, al cesar la luz, todo volvió a la aparente normalidad, aunque el miedo aún los tenía paralizados.
Pero el mayor desconcierto aún estaba por llegar.
Un diagnóstico imposible
Ya en el Hospital Virgen del Rocío, los médicos procedieron a examinar al pequeño con el mayor detalle y rigurosidad. Se le practicaron todo tipo de pruebas: análisis de sangre, estudios clínicos, revisión pediátrica completa. Sorprendentemente, los resultados fueron completamente negativos. No había fiebre, no había dolor, no había rastro alguno de la dolencia que apenas unas horas antes había puesto en vilo a sus padres y al médico del pueblo.
El niño, que antes había llorado de dolor y apenas se tenía en pie, ahora parecía completamente recuperado.
La incredulidad se apoderó del equipo médico. Los padres, por su parte, apenas podían explicarse lo que habían vivido. Al día siguiente, regresaron a Cazalla de la Sierra como si nada hubiera pasado… salvo por el estremecimiento de aquella experiencia en la carretera, bajo la luz cegadora que les había envuelto por completo.
Un misterio sin resolver
Cuando el médico local supo del desenlace, examinó nuevamente al niño y confirmó lo que ya era evidente: el menor estaba sano. Pero su sorpresa fue aún mayor al conocer el episodio de la luz en la carretera. «No me explico ni lo que le sucedió, ni cómo se le fueron los síntomas de forma tan rápida», habría declarado a los familiares.
El caso nunca fue oficialmente investigado. Tampoco se encontraron testigos adicionales ni se documentó ningún fenómeno astronómico o atmosférico que explicara aquella poderosa iluminación. Sin embargo, el relato es muy conocido convirtiéndose en una especie de «expediente X» local que muchos en Cantillana aún recuerdan.
¿Encuentro con lo desconocido?
Para los escépticos, podría tratarse de una coincidencia como es una mejora espontánea, un fenómeno luminoso natural, o incluso una ilusión provocada por el estrés del momento. Para los amantes de lo inexplicable, este caso contiene todos los elementos de una posible experiencia de contacto con lo desconocido: una luz intensa, pérdida de noción del tiempo, síntomas que desaparecen de forma súbita, y el desconcierto médico.
No son pocos los investigadores de fenómenos OVNI que han recogido testimonios similares a lo largo de los años. A menudo, estos relatos incluyen alteraciones físicas inexplicables, episodios de curación repentina o la aparición de luces potentes en parajes rurales durante la noche. En este sentido, lo ocurrido en Cantillana podría inscribirse en una larga lista de encuentros inexplicables que siguen desafiando la lógica.
Más de cuatro décadas después, ni la ciencia ni la razón han conseguido cerrar este expediente. La familia Lobatón nunca quiso sacar provecho de la historia. Nunca buscaron atención mediática, ni vendieron su testimonio. Solo compartieron lo vivido con discreción, como si se tratara de una pesada carga que aún los acompaña. El caso también lo recoge J.J. Benítez en su obra ufológica 'Mis primos'.
A día de hoy, lo que ocurrió aquella noche en 1981 sigue envuelto en el misterio. Tal vez nunca sepamos qué fue aquella luz. Pero para quienes vivieron la experiencia, no hay duda de que algo —fuera de lo común— ocurrió en aquel tramo de carretera. Algo que alteró el curso de los acontecimientos… y cambió para siempre su forma de ver el mundo.
*Si has vivido alguna experiencia extraña no dudes en escribirnos y contárnosla a contacto@josemanuelgarciabautista.net
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