« Muros que se caen, vallado perimetral podrido y amenazando con venirse abajo, grietas, ventanas sin vidrios y con cartones , persianas rotas, baños sin puerta, instalación eléctrica obsoleta, paredes con agujeros, testeros completos de azulejos desprendidos, marcos de puertas sueltos, suelo de gimnasio despegado, goteras, pistas deportivas que se encharcan sin drenaje, patio convertido en lodazal a poco que llueva. Ese es el estado del edificio en el que cerca de 1.000 alumnos y decenas de docentes y no docentes pasan la jornada escolar. Es una suerte que no haya pasado aún una desgracia», se lamenta Diana Barroso, presidenta de la AMPA.
Según la misma, las familias de los alumnos «llevan años denunciando la situación ante la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, ante la APAE y ante el Ayuntamiento, sin lograr que alguien se haga responsable y dé una respuesta satisfactoria a sus demandas».
«Y mientras el tiempo y las generaciones de estudiantes pasan y el Tartessos se sigue cayendo a pedazos. Es un edificio antiguo , en el que han estudiado personas que ya tienen cierta edad y que recuerdan que el edificio sigue igual que cuando ellas fueron su alumnado. La dejadez sobre esta infraestructura educativa es manifiesta», explican.
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