La crisis de los microchips alcanza a la industria sevillana

La industria del motor es una de las más golpeadas por esta escasez global: tras pasar por una de sus etapas más duras durante la crisis del Covid por la caída generalizada de la demanda de coches, posteriormente, cuando el mercado empezaba a animarse, ha tenido que poner su producción al ralentí por la falta de ‘chips’, necesarios para construir, entre otras cosas, los circuitos electrónicos de los vehículos . Pero hay muchos otros sectores empresariales tensionados por esta coyuntura.

En la provincia de Sevilla, la industria del Metal está sufriendo este estrés de mercado, que perturba sus procesos y plazos. Desde la patronal sectorial Fedeme confirman que «el acceso a las materias primas y a los componentes imprescindibles para la actividad industrial, y la subida consecuente de sus precios, han irrumpido como un factor más, y no menor, de desestabilización» de este tejido empresarial, vapuleado, además, por otras contingencias como los elevados precios de la energía , cuando lucha por volver a cifras de negocio pre-pandemia.

«La actual crisis de los ‘microchips’ ya afecta a sectores clave del Metal en nuestra provincia», asegura Francisco Moreno, presidente de Fedeme y vicepresidente de la Cámara de Comercio de Sevilla y de la Confederación Empresarial sevillana (CES), que lidera la comisión mixta de Industria creada por estas dos organizaciones.

Distribución y posventa de la automoción, aeronáutica, elevación, fabricantes de maquinaria industrial e instaladores especializados en automatización industrial son las actividades especialmente afectadas por el desabastecimiento de componentes, según han podido testar las organizaciones empresariales.

Así, apuntan que compañías sevillanas punteras del ramo de elevación están teniendo dificultades para localizar y gestionar pedidos de semiconductores comunes que se «disputan» con el sector de la automoción en esta etapa de escasez.

Desde Grupo MP Ascensores , el directivo Antonio García de Alvear describe una situación que se prolonga ya desde hace seis meses. Técnicamente se llama ‘rotura de stocks’, detalla. Los proveedores se quedan sin el mínimo de componentes para cumplir los plazos de entrega. Ello sucede, aclara, tanto en el aprovisionamiento de materias primas esenciales para la producción de ascensores, como aluminio, cobre o chapa, y se ha extendido después a los semiconductores.

«A nosotros, al tener una larga y continua trayectoria con nuestros proveedores, que son grandes distribuidores, no nos han dejado tirados», señala el responsable de MP Ascensores. En el caso de los ‘chips’, los fabricantes están tardando más de lo esperado en imprimir a las líneas de producción la velocidad de antes de la crisis. Y, en paralelo, algunos han anulado líneas que no eran rentables aprovechando la paralización económica causada por la pandemia del Covid-19.

«Estamos teniendo subidas de precios muy fuertes desde hace seis meses», señala. La empresa sevillana se propone ampliar su red de búsqueda antes de fin de año para diversificar y ampliar su cartera de proveedores. En todo caso, la compañía tiene en marcha planes de contingencia para paliar este desfase, que afecta solo a los componentes comunes al sector de automoción, más difíciles de encontrar.

Por su parte, en el sector empresarial de los concesionarios de coches , la crisis de los semiconductores está provocando que el tiempo medio de entrega de los vehículos se haya disparado, un lastre añadido para un sector socavado por la ralentización de las matriculaciones. «El problema ha pasado ya de las fábricas a los concesionarios, que prevén meses complicados como consecuencia la falta de stocks debido a este problema de aprovisionamiento», subraya el presidente de Fedeme.

Por su parte, el presidente de Faconauto (la patronal nacional de los concesionarios de vehículos), el empresario andaluz Gerardo Pérez , ha subrayado que la falta de estas piezas electrónicas está afectando mucho al sector. «Nos está impactando de manera muy seria. Hay mucha más demanda que oferta de microprocesadores y hasta que esto no se regularice, que se prevé para el primer semestre de 2022, tendremos problemas para fabricar vehículos», subraya.

Gerardo Pérez recalca que «es importante que el que vaya a comprar un coche tenga claro que cuando su concesionario le dice que no va a tener todas las opciones disponibles y que en muchos casos va a tener que esperar tres o cuatro meses para recibir el vehículo, es por una situación ajena al concesionario y a la marca ».

También empresas sevillanas instaladoras especializadas en automatización de procesos industriales aseguran que esta crisis les afecta de pleno, junto con la del transporte, «provocando una subida de precios muy negativa». Así, se están produciendo «enormes demoras» en los plazos de entrega de los proveedores principales, de más de doce semanas, lo cual conlleva retrasos en las entregas de los proyectos llave en mano.

«Todo esto está afectando de manera muy negativa a la economía de estas empresas. Al alargarse los trabajos, se descuadran las fechas de facturación y, como consecuencia, las fechas de cobros, generando un agujero de tesorería que aumenta después del duro ejercicio de 2020 y del nada sencillo 2021, lo cual augura un complejo año 2022 », subrayan desde Fedeme.

Otto Luis Campos, gerente de Elecmarba subraya que esta crisis hace «un destrozo en la planificación de trabajo y financiera» de las empresas. Esta ingeniería de Alcalá de Guadaíra realiza proyectos llave en mano de automatización de maquinaria y procesos industriales y robótica. Trabaja para grandes compañías de distintos sectores como Renault, Sovena, Torres y Ribelles, Coca-Cola, Cobre Las Cruces, Acerinox, Persán o Mecalux.

La disminución de la producción de clientes destacados comoRenault, a causa de la falta de ‘chips’, repercute en este proveedor sevillano. En su operativa utiliza componentes que llevan ‘chips’, como los automatismos programables (PLC) o la electrónica de control. Y sus suministradores, como Siemens, están retrasando las entregas casi tres meses. «Eso genera demoras en mi producción y retraso en las entregas y en los consiguientes cobros», señala.

En el sector aeronáutico, firmas asociadas a Fedeme han confirmado que, efectivamente, este asunto también está impactando en la producción de equipos, tanto en la parte civil como en la militar. «Nuestro producto no se ve afectado directamente por este tipo de piezas, pero sí nuestros medios de producción. Se está notando un excesivo plazo de entrega de ciertos componentes en operaciones de mantenimiento, y aunque hasta la fecha no ha afectado a nuestra capacidad productiva, en un futuro deberemos analizar cómo esto puede llegar a impactarnos», apunta el director de Estrategia y Desarrollo de Negocio de UMI Aeronáutica, Joaquín González Stetzelberg.