La ópera que hizo famoso a Donizetti se estrena en Sevilla

«Es la primera gran ópera de Donizetti , la que le hizo famoso y lo convirtió en un gran compositor», explica Mauricio Benini , el director musical de esta producción del Teatro Filarmónico y la Fundación Arena de Verona. «Anna Bolena», estrenada en Milán en 1830, es , además, el título más apreciado, tras su recuperación en la segunda mitad del siglo XX en las voces de sopranos como Maria Callas y Joan Sutherland , de la trilogía que dedicó el compositor italiano a la dinastía Tudor y que completan «María Estuardo» (1835) y «Roberto Devereux» (1837).

Todas ellas se inscriben dentro de la edad de oro del bel canto en la Italia del XIX, un estilo, que por su virtuosismo vocal , se basa en expresividad de los cantantes. La mezzosoprano Ketevan Kemoklidze , que encarna a Seymour, explica que su papel es «muy difícil, porque hay una tesitura muy larga, tiene coloratura y momentos dramáticos, pero que deben estar siempre dentro del bel canto». Anna Bolena es la estadounidense Angela Meade , quien ha actuado en escenarios como el Metropolitan y el Teatro Real . «Es mi personaje favorito de las reinas Tudor, por lo que cuando me lo propusieron dije rápidamente que sí», explica la soprano.

El reparto masculino está compuesto por cantantes españoles de trayectoria más que reconocida y entre los que destaca el tenor jerezano Ismael Jordi , quien vuelve a un teatro «que siento como mi casa» y que comentaba en la puerta de su camerino que ya había interpretado a Lord Riccardo Percy en varias ocasiones, una de ellas junto a la diva rusa Anna Netrebko , en Zurich. Además, Jordi conoce bien a sus compañeros de reparto, como el tenor Stephano Palatchi (Lord Rocherfort) y Simón Orfila (Enrico VIII), con los que bromeaba en la zona de camerinos. «Somos amigos aparte de colegas y eso se refleja en el escenario», señala Orfila.

«Se llama bel canto porque lo principal es la voz , esa línea pura y melódica es la esencia del estilo», explica Benini en su camerino, en cuya mesa reposa su batuta y dos gruesos tomos con las partituras de esta tragedia lírica , y «aquí tenemos esas primeras voces para dar vida a esta ópera».

El director italiano se marcha pronto al foso del teatro para ensayar la obertura con la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS), que califica de «óptima calidad». El momento también se aprovecha para ensayar con la figuración en el escenario, en esta ocasión, con las actrices que interpretan a las cortesanas, que evolucionan sobre las plataformas que apoyan una escenografía con pocos elementos, pero de grandes dimensiones , como dos caballos de tamaño natural que asemejan estatuas.

La sobriedad de la escenografía se compensa con un vestuario que es uno de los puntos fuertes de esta producción , capaz de conferir por momentos a los cantantes la condición de estatuas suspendidas sobre el escenario, como, por ejemplo, en el caso de Enrico VIII a lomos de su caballo. El vestuario del monarca es, junto al de Anna Bolena, uno de los más complejos y, como reconoce Simón Orfila, «muy pesado».

Como es habitual, también participa el Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza, que dirige Íñigo Sampil . El coro, que no es profesional pero que ha sido alabado por todos los cantantes y el director musical, viene de dejar una de sus mejores interpretaciones con «Tanhäuser» . En esta ópera, «interviene como cortesanos dentro una trama de intriga amorosa y política, y reforzando la tragedia», explica Sampil.