La mirada de Renoir y sus contemporáneos sobre la mujer llega a la Fundación Unicaja

De estos dos últimos aspectos habla la exposición «Mujeres. Entre Renoir y Sorolla» , que se inaugura este martes en el Centro Fundación Unicaja de Sevilla , y que muestra cómo el arte de finales del XIX y de principios del XX mostró a una mujer que comenzaba a salir a conquistar espacios que hasta entonces le estaban vedados en la ciudad, a pedalear en el campo, asistir a espectáculos o autoformarse con la lectura.

Para ello, la Fundación Unicaja se ha aliado con la Fundación Daurel , que cuenta con una importante colección de obras de esta época junto a otra de arte contemporáneo, para presentar 47 piezas , 42 pinturas y cinco esculturas, que muestran cómo se acercaron a diversos aspectos de la mujer, del retrato a su condición laboral, artistas como Pierre-Auguste Renoir, Joaquín Sorolla, Ramón Casas, Benjamín Palencia, Anglada Camarasa, Isidre Nonell y Pablo Gargallo , entre otros.

La muestra, que cuenta con una importante presencia de impresionistas y postimpresionistas catalanes , la presentó este martes el presidente de la Fundación Unicaja, Braulio Medel ; la responsable de Artes Plásticas y Espacios Museísticos de la institución, Emilia Garrido ; la comisaria de la muestra, Helena Alonso ; y la vicepresidenta y el patrono de la Fundación Daurel, Elena Daurella y Jorge Campins , respectivamente.

En ese sentido, Medel recordó que, un año aproximadamente después de la inauguración del nuevo centro en Sevilla de la Fundación Unicaja , llega esta exposición con mayoría de pintores catalanes y centrada en lo femenino en «vísperas del Día Internacional de la Mujer ».

La exposición, que permanecerá abierta hasta el próximo 28 de junio, propone un recorrido temático por diferentes aspectos en la representación de la mujer entre los años finales del siglo XIX y la I Guerra Mundial . En consecuencia se estructura en siete apartados: «Mujer e intelectualidad», «Espacios exteriores», «Mundo privado», «La tradición del desnudo», «El retrato», «La mujer trabajadora» y «La Arcadia soñada».

El objetivo de este diseño expositivo es mostrar cómo el arte de Renoir y sus contemporáneos facturan estas obras en torno a lo femenino, «con un discurso riguroso pero de manera amena », señala la comisaria de la muestra, quien puntualiza que «no hay ni una sola artista presente, lo que muestra las dificultades de acceso de la mujer a las artes superiores».

Así, el espectador puede apreciar en el arranque del recorrido pinturas, como el «Descanso de los ciclistas» , de Ramón Casas, que muestra a la mujer disfrutando de un invento entonces reciente como la bicicleta; «Mujer pintando» , de Lluis y Josep Masriera , en la que aparece una pintora llevando al lienzo un paisaje; o un dibujo de Isidre Nonell en el que una mujer lee el periódico en un parque.

También se muestra a las mujeres disfrutando de las nuevas atracciones que ofrece la ciudad industrial, asistiendo a cafés cantantes y espectáculos, en obras de Ricard Canals y Josep Llovera y Bofill ; o yendo de compras y saliendo de noche en dos óleos de Antonio Utrillo .

En esta sección destaca uno de los retratos que realizó Ramón Casas a Julia Peraire , titulado «Invierno» , una joven, recordó la comisaria, a la que conoció como lotera en la Plaza de Cataluña , convirtió en protagonista de muchas de sus obras —hay otro dibujo de ella en la exposición—, y con la que llegó a desposarse para escándalo de la burguesía barcelonesa .

Otra obra sobresaliente de la muestra es uno de los escasos desnudos que se pueden encontrar en la obra de Joaquín Sorolla: «Desnudo en el diván amarillo» , una obra, señaló Alonso, también conocida como la «prostituta borracha» y que el valenciano pintó, según la comisaria, teniendo en mente las tan de moda en Europa «majas» de Goya , en un díptico que completaría «Clotilde sentada en un sofá» .

Junto a esta obra de 1912 completan la sección otros dos desnudos, uno de estética simbolista de 1887, a cargo de Francisco Masiera i Manovens , y otro de 1923, de Benjamín Palencia , en el que se aprecia ya la influencia de las vanguardias .

Hacia el final del recorrido hay que resaltar, por las obras expuestas, la sección «El retrato», con ejemplos a cargo de Ramón Casas, Francisco Masriera i Manovens, Santiago Rusiñol , Carlos Pellicer , de nuevo, Sorolla, con un curioso «guache» y Nonell, con una «Gitana vieja» de estética postimpresionista. A los que se suman esculturas, entre la contundencia y la delicadeza en la factura, de Manolo Hugué y Josep Llimona .

Para el final queda la obra estrella de la exposición: «Femme et jeune fille dans un paysage» , que, tal como relató la comisaria, Renoir pintó aquejado de artrosis a los setenta años, y que expresa el retorno a la naturaleza de la mano de la mujer tras la convulsión y la muerte que trajo la I Guerra Mundial . Acompañan a la pieza obras que remiten a esa Arcadia natural expresada por el pintor francés, a cargo de Joaquín Torres García , Pablo Gargallo y Llimona.