Locus amoenus
Libros de 2020
Desde hace veinte años dedico mi último artículo anual a los libros que más he disfrutado, aunque concentrándome en autores de habla hispana
Portada de El infinito en un junco, de Irene Vallejo
Como no concibo espacio más amable que el dedicado a los libros, me dispongo como cada año a levantar el inventario de las obras escritas en español que más me han impresionado, aunque voy a permitirme la licencia de proclamar El infinito en un ... junco (Siruela) de Irene Vallejo como mejor libro de 2020, aunque fuera publicado a fines del año pasado, ya que estamos ante un ensayo fascinante que ha conseguido más de cien mil lectores sin promoción, sin ferias del libro y sin presentaciones, por culpa de la pandemia. Y una vez cumplido este homenaje, paso a compartir mis gozos literarios.
Novela
La maternidad ha sido un tema que he vivido muy de cerca este año y por eso elijo como mejor novela de 2020 Casas vacías (Sexto Piso) de la mexicana Brenda Navarro, una escritora que ha debutado con una ópera prima poderosa que nos anega de inquietud y desasosiego, porque las ficciones que abordan la pérdida de los hijos siempre conjuran los temores más espeluznantes. Sin embargo, otras novelas publicadas por escritoras también han tensado las cuerdas más graves del alma, como Pequeñas mujeres rojas (Anagrama) de Marta Sanz, La madre de Frankenstein (Tusquets) de Almudena Grandes, Todo arde (Alfaguara) de Nuria Barrios, Nación vacuna (Candaya) de la argentina Fernanda García Lao y Amor (Anagrama) de Sara Mesa. Por el contrario, los escritores que más me han interesado han propuesto novelas de registros más variados, desde la reconstrucción de la Varsovia en ruinas que leemos en La ciudad que el diablo se llevó (Candaya) del mexicano David Toscana, pasando por los expedientes «X» del cubano Antonio José Ponte (a) Fermín Gabor en La lengua suelta (Renacimiento), la agónica promiscuidad de las criaturas de Cien noches (Anagrama) de Luisgé Martín, la trama futbolístico-literaria de Miguel Pardeza en Angelópolis (Renacimiento) y el humorismo del argentino Guillermo Roz en la novela gráfica El indio cíclope (La Huerta Grande), hasta llegar al descacharrante disparate de Felipe Benítez Reyes en La conspiración de los conspiranoicos (Renacimiento).
Relatos
Un año más, el mejor libro de cuentos pertenece al catálogo de la editorial madrileña especializada en relatos: Páginas de Espuma. Me refiero a Las voladoras de la ecuatoriana Mónica Ojeda, escudado por La diosa del agua del venezolano Juan Carlos Méndez Guédez y la antología de narradoras latinoamericanas Vindictas , compilada por la mexicana Socorro Venegas y el propio editor Juan Casamayor. No obstante, destaco aquí también Basilisco (Impedimenta) de Jon Bilbao, El retrato de Doris Day (Espuela de Plata) de Alfredo Taján y Por regiones fingidas (Renacimiento) de Felipe Benítez Reyes.
Ensayo / Estudios
En un género dominado por las traducciones de otras lenguas, alegra recomendar publicaciones como Pasando a limpio (Acantilado) de Óscar Tusquets, Medio siglo con Borges (Alfaguara) de Mario Vargas Llosa, La cima del éxtasis (Trotta) de la puertorriqueña Luce López-Baralt, Una violencia indómita (Crítica) de Julián Casanova y Filosofía y consuelo de la música (Acantilado) de Ramón de Andrés; pero creo que el mejor libro que he leído para este apartado ha sido Historia de la Navidad (El Paseo) de Alberto del Campo Tejedor, una estupenda monografía que analiza la fiesta cristiana por escelencia desde la perspectiva de los estudios culturales.
Rescate
Aunque la palma se la lleva la Obra completa (Asteroide) de Manuel Chaves Nogales; Pepitas de Calabaza rescató Ni Fuh ni Fah del gran Julio Camba, El Paseo Los años irreparables de Rafael Montesinos y Renacimiento De la vida literaria del argentino Manuel Forcada Cabanellas y Diario de mi sentimiento del peruano Alberto Hidalgo.
Memorias
Hermoso libro de recuerdos de viaje es Orient-Express. El tren de Europa (Acantilado) de Mauricio Wiesenthal y siempre afilado Nada personal (Renacimiento), nueva entrega de los diarios de José Luis García Martín.
Teatro
Me alegra cerrar esta enumeración con Teatro para minutos (La uña rota) del dramaturgo y académico Juan Mayorga.
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