Miguel Marín: «El público inglés no tiene nada de guiri»

«Aquello despertó algo en mí muy profundo y sentí fuera de España el gran potencial que tenía el flamenco frente a otras artes. Entonces, excepto Paco de Lucía, iban pocos artistas a Nueva York». Del primer impulso surgió la idea de hacer un gran festival y desde entonces 120 compañías han presentado su trabajo en Nueva York. «El flamenco fuera lo pones en contexto y te das cuenta de su grandiosidad. Aquí lo tenemos muy a mano. El flamenco no es primera división, es lo más alto. Un ejemplo, Sara Baras hace dos años ganó el Premio Oliver de las Artes Escénicas del Reino Unido. Es decir, un artista que ha presentado cuatro días un espectáculo en Londres, ha sido elegido como el mejor que ha pasado por esta ciudad, donde pasa toda Europa».

Dice que no le costó trabajo convencer a los neoyorquinos de que el flamenco valía. «El primer espectáculo que hice en Nueva York fue con Carmen Linares y las canciones de Lorca en el Lincoln Center. Yo era un estudiante e iba con toda ilusión. Pero en Estados Unidos, cuando tú vas con ilusión, las puertas se abren. El problema luego es mantenerte, eso sí requiere un esfuerzo mucho mayor».

Hace 18 años creó el festival de Londres, que precisamente dará comienzo el día 5 de julio y hasta el 18. Serán un total de 17 compañías las que llevarán a cabo 22 representaciones. El festival tiene como sede principal el Sadler's Wells Theatre, uno de los 'templos' de la danza en Europa, así como el King's Place, el Rich Mix y el Teatro Cervantes de Londres.

En 2023 las perspectivas según el director del London Flamenco Festival son buenas. «Yo estoy siempre con mucha ilusión. Estoy muy contento con la programación que tenemos este año y con la posibilidad de contar con grandes nombres del flamenco, pero también después de 18 años parece sorprendente, pero la mitad de la programación son artistas que debutan por primera vez en Londres».

En esta edición Maui estrena en Londres su nuevo espectáculo, así como Estevez-Paños, «que estuvieron en la sala pequeña, y este año están en la sala grande». También estrenan con su propia compañía Mercedes de Córdoba, Florencia Oz, Alfonso Losa, Álvaro Romero y Julio Ruiz. «Hace muchísimo tiempo que no venía Rafael Riqueni, y este año vuelve».

Miguel Marín no hace la programación según la demanda del público inglés. «Intento que se conozcan en Londres el mayor número posible de artistas, no programo repitiendo año tras año, quiero novedades. Este año rendimos homenaje a la guitarra, que es una asignatura pendiente de los festivales, y rendimos homenaje al 400 aniversario de la muerte de Vicente Espinel, considerado como el padre de la guitarra española».

Ha notado este gestor que la afición por el flamenco en Londres ha cambiado. «Al principio se buscaba la parte más étnica y no se entendía tanto las propuestas más contemporáneas porque no habían sido presentadas, y también había un concepto más coral de grandes compañías, era muy difícil presentar un solista. Sin embargo, el público ya no viene a ver flamenco genérico, viene a ver propuestas concretas, que conocen y quieren ver su evolución. El público inglés no tiene nada de guiri, sigue a los artistas y quiere ver sus propuestas. Hoy han visto ya obras de Israel Galván, Rocío Molina, Manuel Liñán..., y todos los que han pasado por el festival reconocen la genialidad de las propuestas actuales en comparación con el tópico del flamenco».

Dice Marín que nadie se pregunta fuera de España si una propuesta más vanguardista es flamenco o no, «como sí ocurre en España porque tenemos unos códigos más establecidos y la gente va a ver los espectáculos con ideas preconcebidas. En Londres, no ocurre, nadie se plantea si esto es flamenco o no lo es».

Miguel Marín cree que hoy en el flamenco se han roto muchas fronteras, y le parece bien, porque cree que es mas preocupante lo que ocurría hace 20 años con espectáculos comerciales de menos calidad «hechos para guiris y a nivel internacional que no tenían la calidad que el flamenco tiene hoy día. Me preocupa que eso pueda volver. El artista crea desde su inspiración y debe ser así», asegura.

Sobre el cante, afirma que las fronteras lingüísticas se superan. «Hice en Hong Kong con Carmen Linares, Miguel Poveda, Juan Carlos Romero y Rocío Molina una obra que era un recital de cante, y la respuesta del público fue espectacular. No hace falta ni entender, sólo sentir».

Ha vivido momentos divertidos, muchos ni los quiere revelar, «porque a los artistas hay que cuidarlos, pero una vez con Juana la del Pipa y La Negra venía un grupo de mujeres mayores de Jerez, y llegamos al hotel y estaban todas con la boatiné y las babuchas rosas esperándonos para cenar. Encontrarlas como si estuviéramos en Jerez en la puerta de un hotel de la Gran Manzana fue surrealista».

Afirma que es un tópico que sea difícil trabajar con los flamencos. «Es una realidad del pasado. Ahora el flamenco está preparado para el mercado internacional. Además, hay que diferenciar entre artistas y el sector, es decir, la gestión del flamenco, y en eso se ha cambiado mucho». Reconoce que vive juergas flamencas en Nueva York y en Londres. «Las hacíamos mucho en la casa de un pintor neoyorquino, y en Londres el restaurante italiano que está junto al Sadler's Wells Theatre se ha convertido en nuestro lugar de juergas espontáneas».