cultura
Lucas Macías: «Para mí es primordial que el sevillano sepa que tiene un pedazo de orquesta»
El maestro onubense es el nuevo director titular de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla para las tres próximas temporadas
La Sinfónica de Sevilla estrena nueva temporada con Lucas Macías y aumenta a 15 sus programas de abono

Lucas Macías (Valverde del Camino, 1978) es un músico que tiene un currículum profesional impresionante, pero que, sobre todo, destaca por lo que le transmite a los profesores de las numerosas orquestas con las que ha colaborado. Aparte de su carrera internacional como intérprete ... de oboe, donde ha sido solista de la Royal Concertgebouw Orchestra y de la Lucerne Festival Orchestra, es miembro fundador de la Orquesta Mozart de Claudio Abbado, un maestro que le ha influido especialmente por su filosofía de vida al igual que otros grandes como Nikolaus Harnoncourt o Bernard Haitink, entre otros. Como director titular ha dejado en los últimos años un gran poso en orquestas españolas como la Oviedo Filarmonía y la Orquesta Ciudad de Granada. El pasado miércoles fue presentado como nuevo director titular de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, formación con la que ha firmado un contrato para las tres próximas temporadas, prorrogables para dos más. Se abre, pues, una etapa nueva para la ROSS con un director que está en trayectoria ascendente y que va a aportar toda su experiencia para que la orquesta sevillana vuelva a posicionarse como una de las principales de España.
—Su relación con la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla es muy especial porque cuando era usted pequeño la vio nacer.
—Totalmente. Tengo unos recuerdos maravillosos. De hecho, me acuerdo de un programa de música francesa que hizo el maestro Sutej donde interpretaron 'Dafnis y Cloe' de Ravel y me quedé fascinado por la sonoridad. Tenía unos 12 o 13 años y los vi en la Sala Apolo. He seguido siempre a la orquesta cuando estaba estudiando, en mis años en el extranjero, y estoy muy feliz de poder trabajar con ellos. Va a quedar atrás esa etapa difícil que ha habido en los últimos años y ahora nos vamos a poder centrar en lo importante para una orquesta, que es poder estar al servicio de su ciudad. Sevilla a nivel de cultura es un coloso y tenemos que estar a la altura, tanto a nivel cultural como educativo, para que los niños se familiaricen con la orquesta. Hace unos días uno de mis hijos vio a la Sinfónica en un concierto educativo en Alcalá de Guadaíra. Me dijo que le había encantado cómo sonaba y que se había quedado dormido, pero que había dormido muy bien (se ríe). Lo principal es que los niños sepan que hay una gran orquesta sinfónica de Sevilla.
—Imagino que su experiencia al frente de las orquestas de Oviedo y de Granada le va a venir muy bien ahora para la Sinfónica de Sevilla.
—A mí me sirve mucho esa experiencia porque Oviedo y Granada son dos ciudades que tienen mucho en común entre ellas y también con Sevilla. Son ciudades donde la cultura se respira y se trata como una parte necesaria. Me ha encantado ver cómo, en situaciones muy complicadas y críticas, los ciudadanos han llevado en volandas a la Orquesta Ciudad de Granada. Para mí es primordial que el sevillano sepa que tiene un pedazo de orquesta y que se sienta libre siempre para entrar en el Teatro de la Maestranza. Que no le tenga ese miedo que se le tiene a estos lugares tan emblemáticos, donde parece que si no eres un experto te sientes intimidado. Que entren con mucha naturalidad al teatro para ver los conciertos, las óperas y que consuman cultura.
—Uno de sus principales objetivos es que mucha gente que aún no conoce a la ROSS venga a los conciertos.
—Exactamente. Creo que venir a este teatro maravilloso y tener esta vista del río Guadalquivir al salir de los conciertos merece mucho la pena. Tenemos que ser conscientes de esta belleza. Todo esto viene en un gran momento de mi vida porque siempre he estado fuera de Sevilla, mi hermana vive aquí y siempre me he quedado fascinado del color de la ciudad, de sus atardeceres. Eso invita a que los conciertos estén siempre llenos en un sitio tan mágico como este.
—Comenzar la próxima temporada 2025/2026 con la 'Sinfonía nº 2' Resurrección de Mahler es un gran desafío.
—Va a ser un desafío importante y un momento muy especial. Va a intervenir el Coro Joven de Andalucía dirigido por Marco Antonio de Paz, que es un gran compañero y uno de los grandes a nivel de dirección de coro en España. Además, vamos a contar con la soprano Emöke Baráth y con la mezzosoprano Emily D'Angelo, que se está convirtiendo en una estrella mundial a pesar de ser muy joven. La ROSS tiene una plantilla grande, aunque tendremos que ir cubriendo las plazas. Con esa plantilla podremos abordar ese tipo de obras.
—¿Por qué se ha elegido a Mahler como eje de la próxima temporada para hacer tres de sus sinfonías?
—Hace tiempo, cuando estaba aquí Pedro Halffter, escuché la 'Primera Sinfonía', la Titán. Aprovechando que la orquesta interpreta muy bien a Mahler y con la posibilidad de tener a prácticamente toda la plantilla sobre el escenario, lo que cuenta este compositor es muy profundo y llega muy lejos a nivel de expresividad. Hacer la sinfonía 'Resurrección' es toda una declaración de principios. Es una llamada de atención de que aquí se hacen las cosas muy bien y que esa es la línea. Hay que trabajar con pasión y humildad para nuestra ciudad, que tiene una cultura enorme. No puedo olvidar que yo venía en el año 92, cuando la Expo, a la entrada de artistas del Maestranza para pedirle a autógrafos a gente como Zubin Mehta, que vino con la Israel Philharmonic. También pasaron Barenboim con la Filarmónica de Berlín, Riccardo Mutti con la de Filadelfia o Riccardo Chailly con la Orquesta del Concertgebouw. De todos conservo sus autógrafos. Sevilla estaba en el centro y creo que eso ha dejado su huella. El Maestranza tiene ahora su ciclo Gran Selección, donde actuará también la ROSS con un director y un solista muy célebre. En Sevilla hay una gran responsabilidad por el hecho de que el nivel sea muy alto. Las orquestas principales del mundo ya han pasado por aquí y el público sevillano las conoce, por eso la Sinfónica de Sevilla tiene que estar a la altura y responder.
—¿Qué carencias presenta la orquesta?
—En cuanto a la plantilla, lo principal que tenemos que cubrir son las plazas vacantes. También hay que mejorar algunos detalles acústicos porque el Maestranza no es un auditorio sólo de conciertos como el Auditorio Nacional o el Palau de la Música de Valencia. Necesitamos una caja acústica que resalte la calidad. El grupo de músicos es brillante. Tiene grandes individualidades. Ahora está habiendo un cambio generacional porque aquí hay gente que llevan más de treinta años. Las cosas se están haciendo bien y le auguro a la orquesta un presente y un futuro brillante a corto plazo.
«Las cosas se están haciendo bien y le auguro a la orquesta un presente y un futuro brillante a corto plazo»
Lucas Macías
Director de la ROSS
—Parece que tras la crisis de la huelga de hace dos años, ahora hay muy buena comunicación entre la gerencia y los músicos.
—Esa es la palabra clave, la comunicación. De vez en cuando, como pasa en todos los ámbitos sociales, cuando la comunicación no es muy buena eso da lugar a malentendidos. Estoy muy contento de poder trabajar aquí para ser una especie de lazo, junto al gerente, Jordi Tort, y las instituciones políticas, de modo que haya una comunicación para que todas las peticiones, deseos y pensamientos fluyan y que podamos trabajar a un nivel constructivo. Los músicos quieren hacer su trabajo lo mejor posible. Son muy conscientes de que tienen mucha responsabilidad porque sirven a una gran institución y a una gran ciudad como e Sevilla. El político debe ser consciente y, con la sensibilidad adecuada, hablando se puede construir algo muy bueno.
—¿Existe la intención de recuperar las giras en próximas temporadas?
—Para mí es primordial que tengamos presencia en grandes festivales españoles. Estamos hablando con el gerente sobre la posibilidad de ir al extranjero en salas importantes. También se podría dar el caso de hacer intercambios con orquestas. Es esencial que la orquesta salga y que tengamos presencia en escenarios importantes.
—La captación de nuevos públicos sigue siendo algo fundamental para la ROSS, ¿no es así?
—Es esencial que los jóvenes vengan a los conciertos. El año que viene haremos un programa con la obertura 'Candide' de Bernstein y 'Rhapsody in blue' de Gershwin, entre otras obras. A lo mejor, al no ser un programa con piezas más serias como la 'Pequeña serenata nocturna' de Mozart, eso nos permite quitarnos la pajarita del frac y atraer a un público que sí está dispuesto a ir por un camino que no conoce.
—¿Qué principales lecciones conserva de directores como Claudio Abbado?
—Cuando pienso en los directores míticos que he tenido delante de mí y que ya no están, como Claudio Abbado, Bernard Haitink, Nikolaus Harnoncourt o Mariss Jansons, todos ellos tenían algo en común: eran personas que le daban el máximo protagonismo por encima de todo a la partitura y al compositor. Nosotros como intérpretes estamos en un segundo plano. Nuestra misión es servir a la partitura y no al revés, servirse de la partitura para alimentar mi ego. Eran gente muy exigente y totalmente dedicada a su profesión. Para ellos lo esencial era escucharse los unos a los otros, un lema que se puede también extrapolar a la vida. Si nos escuchamos, puede haber más consenso. Este era el lema fundamental de Claudio Abbado. Él siempre escuchaba a los demás y al final todo se colocaba en su sitio. Ese es un tesoro que guardo en mi corazón y un camino a seguir. No me gusta imponer lo que pienso, sino hacer música juntos. El director es coordinador de las ideas, pero yo estoy encantado de que los músicos aporten muchas cosas.
—¿Le da tiempo a seguir tocando el oboe?
—Para mí requiere un gran sacrificio prepararme y tocar el instrumento. Hay tres o cuatro fechas fundamentales al año. Toco todos los años en agosto en la Orquesta del Festival de Lucerna, que creó Claudio Abbado. Los abuelos de mis hijos son suizos. Dejo a los niños con ellos en Lausana y me voy a Lucerna. Veo allí a mis amigos de todas las orquestas en las que he estado. Me viene muy bien retomar qué significa estar sentado en la silla. Muchos directores no han tenido nunca esa experiencia y no saben la presión que siente un músico cuando está tocando en esa silla. Me siento un afortunado y la vida me ha mimado profesionalmente.
—¿Va a servir la ROSS como plataforma para los artistas andaluces en los próximos años?
—En el extranjero mucha gente me pregunta por qué todas las escuelas superiores de Centro Europa están llenas de jóvenes españoles y a nivel andaluz es tremendo. El talento es enorme, pero llevamos muchos años con resultados. A nivel de oboe, tenemos a Ramón Ortega, que es de Granda, como primer oboe de la Orquesta de la Radio Bávara. Cristina Gómez, que es de Linares, es primer oboe de la Ópera de Berlín. Ya no es talento, sino resultados. Estamos copando las orquestas míticas de gran renombre. Las orquestas andaluzas deben ser plataformas para los músicos de nuestra tierra de gran talento.
—¿Tiene tiempo para sus hijos con tantos viajes?
—Me gustaría estar más tiempo con ellos. Hace tres años perdí a mi mujer. Vivíamos en Barcelona. La idea de venir aquí fue para buscar apoyo familiar. Soy prácticamente vecino de mi hermana y ella me apoya muchísimo en los momentos en los que estoy fuera. Para mí trabajar siempre ha significado salir de casa y ahora se me da la oportunidad de poder combinar por primera vez mi vida personal y profesional en Sevilla. La idea es combinar mi faceta como director de la Sinfónica de Sevilla con la de padre.
—¿A qué dedica el tiempo que le queda libre?
—Tengo un pequeño grupo de pádel con Javier Perianes; Pepo, un compañero que toca la viola en la Sinfónica, y José Luis Aldea, pianista y hermano mayor del Cachorro. La excusa es jugar al pádel para luego quedar a cenar y charlar de muchas cosas. Me encanta también jugar al tenis porque soy un gran amante de los deportes.
—Hablando de tenis, ¿es usted más de Nadal o de Alcaraz?
—Yo vi una vez entrenar a Nadal en Mallorca cuando era una estrella, pero estaba aún empezando. Él nos ha dado muchos momentos de gloria a España. Hemos sufrido y llorado con sus victorias. También estoy seguro de que Alcaraz tendrá un gran camino. Es más risueño que Nadal y quizás se deja llevar más por la pasión, pero tiene un gran talento.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete