crónica
La exquisita sencillez de Zaz ilumina la Plaza de España
La popular cantautora francesa cautivó a los más de 3.500 fans que se dieron cita anoche en Icónica Sevilla Fest
Fernando rodríguez murube
Sevilla
Bajo el seudónimo Zaz se agazapa Isabelle Geffroy (Chambray-lès-Tours, 1980), cantautora francesa que anoche brilló con luz propia en Icónica Sevilla Fest, del que ABC es medio oficial, y que conquistó el mundo hace 12 años con la soberbia 'Je ... veux', segundo corte de su primer y homónimo disco. Desde entonces no ha dejado de cautivar a propios y extraños, incluyendo fans de su arte como Martin Scorsese, Plácido Domingo, Quincy Jones o el ya fallecido Charles Aznavour. De aspecto frágil, tímido y vivaracho, Zaz es una especie de Amélie Poulain de la canción francesa, capaz de imponer su ley sin dejar de sonreír.
En torno a 3.500 personas disfrutaron anoche en la Plaza de España de la primera visita a Sevilla de la artista criada en Burdeos. A las diez y cinco minutos comenzó a sonar su banda desde el escenario y Zaz emergió entre el público que abarrotaba la platea interpretando 'Les jours heureux'. Luego, gracias a 'Imagine' y 'Qué vendrá', con estribillo en español, en los albores del concierto, y un poco más tarde 'Les passants', Zaz ya se había llevado al público a su terreno, ese que abona continuamente de felicidad, simpatía y ritmos pegadizos.
La música de Zaz recuerda deliciosamente a la 'chanson', y factura con idéntico exquisito gusto desde gipsy jazz a pop, pasando por el swing y la música latina; alternando melancolía con una innegociable y contagiosa energía positiva, sin olvidar que la francesa es una artista comprometida cuyas susurrantes melodías sirven, en muchos casos, de cebo para unas letras cargadas de desgarradora rabia reivindicativa, hasta el punto de frisar, por momentos, con la canción protesta.
No obstante, el rumor de su particular voz templada y quebradiza, que la cantante viste en todo momento con una sonrisa tierna y abisal como una caricia en la noche, edulcora cualquier atisbo de mal rollo hasta convertirlo en alegría. En lo que respecta a su extenso catálogo vocal, cabe mencionar que Zaz domina con soltura la técnica scat (sonidos realizados con la boca y similares a los de una trompeta).
Sus discursos en francés y alguna pincelada en castellano no le fueron a la zaga, siempre iluminando el auditorio de buen humor y positividad. Habla español, no sin dificultad, debido a que su madre es profesora de Lengua Castellana, y a que de pequeña veraneaba en Tarragona. Además, tal y como comentó en este periódico hace escasos días, su progenitora llevó a clase durante unos días a los componentes de una tuna de Ávila, algo que le maravilló. De hecho, anoche se animó a versionar 'Clavelito', el clásico entre los clásicos de las tunas, que anoche fue coreado a capela por todo los asistentes.
Otro género que rescató anoche fue el charlestón, cuando llevó a su timbre 'Paris será toujours Paris', clásico francés que popularizó el también cantante y actor Patrice Chevalier a principios del pasado siglo.
Momento estelar con 'Je veux'
Cuando por fin llega 'Je veux', pasadas las once y media, el clamor fue tremendo. Aunque Zaz demostró ayer que es mucho más que un éxito mundial, no es menos cierto que una mayoría de los asistentes habían acudido a la bella Plaza de España para disfrutar en directo de este inspirador himno: «Ofréceme una suite en el Ritz, no es lo quiero; algunas joyas de Channel, no las quiero; dame una limusina, ¿qué haría con ella? Quiero amor, felicidad, buen humor, no es tu dinero lo que me hará feliz. Yo lo que quiero es morir con el corazón en la mano, vamos a descubrir juntos mi libertad».
Y es que esta canción, al igual que ocurre con una media verónica de Morante o un pase al hueco de Maradona, bien merece pasar por taquilla por sí sola. De ahí la cara de satisfacción de todos los asistentes a la undécima cita de la exitosa segunda edición de Icónica Sevilla Fest que, además, disfrutaron en los bises de una bellísima versión de 'La vie en rose'. Esta noche llega el turno de Miguel Poveda.
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