Andrés Marín y Ana Morales viajan a la Madrugada de Sevilla en el espectáculo que abrirá el Teatro Central en la Bienal de Flamenco

La raíz, a la que tanto recurre Marín, que recibe a los medios en su estudio cercano a la calle Feria, zona donde también vive Morales, sevillana de adopción. «Van a ocurrir cosas», adelanta ella. «Esto hay que ponerlo en su contexto», sigue él. Y lo que pasa es que el sonido de la corneta transporta al espectador a Sevilla y su coreografía le lleva a una Madrugada. La Divina Comedia de Dante, la Semana Santa, la figura de los matarifes, la Virgen, que también puede ser Beatriz... Todos estos conceptos canalizados en un montaje que cuenta con los escritos de Laurent Berger y que, destacan los artistas, en algunos momentos se «llevan al límite». «No es un recitalito», ha apostillado el director de la Bienal.

Esa pincelada (la pieza completa se compone de casi de una quincena de pasajes o cuadros explicados) deja ya borbotones de «sevillanía». Y una reivindicación de «la riqueza cultural y musical» de esta tierra. «He viajado mucho y trabajado con muchos coreógrafos, pero nuestro patrimonio musical y su belleza hay que ponerlo en valor», ha resaltado el coreógrafo y bailarín. La temática cofrade no es nueva en la obra del artista de la Macarena, también gran conocedor del cante jondo. Ahí entra la figura del matarife y de sagas como la de Enrique el Mellizo. «Me interesaba los primeros sacerdotes sagrados y cómo la gitanería afrontaba eso. Parte de una Divina Comedia que opera a modo de negativo para centrar la obra en una Madrugada de Sevilla en la que los cornetas también deambulan por ella, están integrados. A partir de ahí imaginamos, recreamos, ese paraíso» explica Marín. «Son muchos conceptos abstractos que se aúnan en esa idea de cada cual del paraíso. Es la primera vez que estamos tan cerca. Intento meterme en su cabeza, acompañarlo con mi cuerpo. Que mi cuerpo sea la mujer, la Virgen o Beatriz», continúa Morales. Y el sevillano resume esos conceptos: «la mujer, la vida, la muerte, el morir para renacer, las preguntas, las dudas, un viaje en el que nos acompañamos de nuestra iconoclasia». Todo con un ajuste preciso a la temática. «Cantamos malagueña, romance y soléa, pero adaptados a esto que queremos contar», insiste, aunque eso implique «sacrificar» el baile en pos de la temática.

Sobre el proceso de creación de la pieza, Marín ha destacado el trabajo milimétrico que se tiene que hacer hasta el final para llevar la idea hasta el punto para el que fue concebida, haciendo hincapié en esa conducción de los conceptos. Por su parte, Morales, ha subrayado que pese a los altibajos lógicos, todo se ha resuelto con mucho tiempo compartido. «No es algo que nos haya costado en el cuerpo. He ido bastante orgánica. A estas alturas estamos ambos capacitados de sostener nuestras personalidades».

El equipo artístico de 'Matarife/paraíso' se completa con Antonio Campos (cante, guitarra, bajo, percusión, matarife); Ylia (Susana Hernández) - música electrónica- y corneta de los armaos de la Banda de la Centuria Romana de la Hermandad de la Macarena. La escenografía y el atrezo corre a cargo de Pepe Barea. La potencia visual de los elementos propios de la noche más importante de la Semana Santa refuerzan la búsqueda, el viaje de estos dos artistas. «Hay un teatro popular muy fuerte en Sevilla. Esta obra nos acerca a lo popular, a lo que ya está en la calle, que es algo superior», aclara Marín.

'Matarife/Paraíso' es uno de los 22 espectáculos de la Bienal de Flamenco 2024 que ya tienen las entradas agotadas. Luis Ybarra ha destacado la «buena sombra» del mismo, ya que de todos los escenarios que se plantearon al comienzo del proyecto, «ha salido el A». Se trata de una coproducción de la Bienal, el Festival Flamenco de Nîmes, el Centro de Danza Matadero Madrid, Andrés Marín y Ana Morales.

Sobre si estrenar en la cita sevillana supone una mayor responsabilidad, ambos artistas -poseedores del Giraldillo por anteriores propuestas personales- han destacado que cualquier actuación debe implicar la misma y los mismos nervios. Marín incluso ha bromeado con que le produce más tensión presentarse en este ensayo que ha ofrecido a los periodistas. «Si pierdes esa responsabilidad tienes que retirarte», ha insistido.