Feria del Libro de Sevilla
Alfonso Guerra: «Cuando vi a Pedro Sánchez sonreír con la señora de Bildu me acordé de Enrique Casas y Fernando Múgica»
El exvicepresidente del Gobierno de España ha presentado este sábado su libro 'La rosa y las espinas' en la Feria del Libro de Sevilla
Alfonso Guerra critica los acercamientos con Carles Puigdemont: «El loco de waterloo dio un golpe de estado, huyó en un maletero y ahora vive en una mansión pagada por todos nosotros»
Sánchez defiende la amnistía «en el nombre de España» y admite que lo hace para seguir gobernando
Sevilla
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónQue Alfonso Guerra sea un proscrito para la actual Ejecutiva Federal del PSOE –excluido hace un año de la conmemoración del cuarenta aniversario del triunfo de 1982–, y persona non grata del sanchismo, no quiere decir que su figura no siga siendo ... un valioso activo del viejo socialismo. Colectivo de entusiastas que este sábado llenó la carpa principal de la Feria del Libro de Sevilla para arropar al que fuera vicepresidente del Gobierno de España durante la presentación de 'La rosa y las espinas' (La Esfera de los Libros), que es la transcripción del documental 'Guerra. Alfonso. El hombre detrás del político'.
La caprichosa casualidad quiso que a la misma hora en que Pedro Sánchez estaba pronunciando ante el Comité Federal del PSOE en la sede de la madrileña calle Ferraz que «en el nombre de España, en el interés de España y en defensa de la convivencia entre españoles, defiendo hoy la amnistía en Cataluña», Alfonso Guerra lamentara ante los suyos que «el paradigma del político actual es el que te dice, sin ningún pudor, 'si hay que cambiar, se cambia'».
La presentación corrió a cargo de José Rodríguez de la Borbolla, que, como el principal protagonista de este acto, fue soltando pildorazos de soslayo. Le contaba a los presentes que en 1969 acudía habitualmente a la librería Antonio Machado, más interesado por el ambiente que atraían sus propietarios que por los propios libros que allí se vendían. «La mejor España de la historia es, en buena medida, obra de él y de otros políticos de estado que procuraron trabajar por el bien de España, por encima de la defensa de sus intereses y ambiciones personales».
El recuerdo criminal de ETA
En los diecisiete minutos que duró el prólogo de Rodríguez de la Borbolla, no fue ésa la única ocasión en que el expresidente de la Junta de Andalucía tomó la garrocha de majagua para tratar de picar, donde más duele. Citaba a dirigentes de aquella refundación socialista de los años 70, como Fernando Múgica y Enrique Casas, «asesinados por ETA». Trazando la figura de Guerra, señaló que «él sabe de dónde viene, y a dónde puede volver; hay otros que ni saben de dónde vienen ni tienen camino de vuelta».
Coincidiendo también con la aprobación del Comité Federal del PSOE de la pregunta que formularán en la consulta a la militancia sobre el pacto de gobierno con Sumar, ya refrendado y promocionado por Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, José Rodríguez de la Borbolla reivindicó el consenso de aquel viejo PSOE de Alfonso Guerra: «El consenso no aparece como el espíritu santo; el consenso hay que trabajarlo, estudiarlo y lograr acuerdos con los otros protagonistas».
Alfonso Guerra, que contó cómo accedió a conceder aquella entrevista para el documental que fue caldo de cultivo de esta publicación, recordó que en su libro 'La democracia herida', publicado hace 27 años, ya advertía «muchas cosas que crudamente se están poniendo ahora delante de nosotros». Insistió en varias ocasiones el que fuera vicepresidente primero del Gobierno de España en los problemas que afrontan actualmente la democracia y la libertad en todo el mundo: «Tienen un problema en Francia; en Argentina, donde tendrán que votar entre el peronista, recuerdo que Perón fue un cáncer del que los argentinos no se han curado, que como ministro de Economía ha llevado al país a una inflación del 12 por ciento o al loco de Milei; o no digamos en Estados Unidos, donde 65 millones de fanáticos están dispuestos a votar a Donald Trump».
No menos furibundo se mostró al referirse a Carles Puigdemont, que motivó sus críticas al presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, porque «dijo que el loco de Waterloo es una persona respetable. ¿Respeto de qué? Un tipo que da un golpe de estado, que se muere de miedo y se mete en el maletero del coche para pasar la frontera y alquila una mansión que pagamos todos con dinero de la Generalit. Veo al presidente del Gobierno de España sonriendo con la señora de Bildu y yo pensaba en Enrique Casas y Fernando Múgica, señores que esta señora señalaba y delataba. Puedo entender que esta señora exista, pero no que sea considerada socia».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete