Episodios locales
Tres mil viviendas en el Prado de San Sebastián
Hace ahora ochenta años, el Ayuntamiento de Sevilla, acuciado por la necesidad, lanzó la idea de enajenar los terrenos del Prado para construir pisos de lujo, pero el proyecto acabó naufragando
El plano con los lotes en que se había dividido el Prado para el concurso de enajenación de 1945
Casi a la vez que las primeras oleadas alcanzaban las playas de Normandía en el señalado como Día D de la apertura del frente occidental, desembarcaba en las páginas de la prensa local una idea presentada como la panacea en la Sevilla de posguerra: la ... enajenación de los terrenos del Prado de San Sebastián, predio comunal con el que el Ayuntamiento hispalense buscaba resolver la acuciante escasez de viviendas y la no menos apremiante falta de fondos municipales.
El miércoles 7 de junio, ABC iniciaba una serie de publicaciones para dar cuenta de la decisión del consistorio que presidía el duque de Alcalá, Rafael de Medina y Villalonga, para vender los solares del Prado de San Sebastián loteados en tres zonas. Sevilla arrastraba una pavorosa deuda (se hablaba de 150 millones de pesetas) tras la celebración de la Exposición Iberoamericana.
De la venta del Prado venía hablándose desde 1938, como recordaba ABC con firma de Guzmán de Alfarache, pseudónimo del cronista local de la época: «El prado de San Sebastián urbanizado no podía seguir siendo indefinidamente una zona local, con esta doble pero exigua aplicación: el emplazamiento de la colosal verbena a que en él quedaba forzosamente reducida la totalidad de la Feria y el funcionamiento de un precario parque de atracciones en las jornadas domingueras del resto del año».
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Al día siguiente, la segunda entrega de la noticia incluía el mapa de las parcelas que se pretendía vender: catorce en total, con una frontal con vistas a la avenida de la Borbolla. «La superficie de cada una de estas parcelas oscila entre los 1.350 y los 2.000 metros cuadrados cada una». Y más adelante, añadía: «A juicio de persona técnica en estos cálculos constructivos, se acerca a tres mil el número de viviendas que pueden edificarse en el Prado».
La tercera entrega de esta serie de reportajes llegó el 17 de junio, también con la firma de Guzmán de Alfarache al pie y un toque burlón sobre el «valor afectivo» de la Feria en el Prado, que se proyectaba llevar a Los Remedios. En aquella época de escaseces domésticas y estrecheces presupuestarias, el valor de intercambio del Prado superaba cualquier otra consideración: «Sea lo que sea, el Prado de San Sebastián importa una buena cifra de millones de pesetas, [...] una cifra astronómica».
El concurso de los solares salió adelante al año siguiente, en febrero de 1945, con un precio único de licitación de quinientas pesetas por cada uno de los 51.526 metros cuadrados que se enajenaban. Los proyectos debían entregarse en diez meses a partir de la adjudicación y los pisos debían estar terminados en doce años.
Plazos inverosímiles
A los licitantes se les exigía proyectos en diez meses y todos los pisos terminados en doce años
El Ayuntamiento hacía constar que se reservaba el derecho de instalar la Feria de Abril de 1945 en los solares objeto de la licitación y la de 1946, «siempre que la instalación de la misma no perturbe la marcha normal de las construcciones».
El desembarco de Normandía constituyó un éxito de planificación y ejecución. Todo lo contrario que el plan municipal para el Prado: no se construyó más que una parcela y la Feria resistió hasta 1972, cuando volvió a plantearse su edificación. Pero ese es ya otro episodio local.
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