Los tesoros que se ocultan tras los muros de la Universidad de Sevilla

Sin duda el principal «tesoro» es el edificio del rectorado en la calle San Fernando ya que se trata de la que fuera la primera fábrica de tabacos establecida en Europa. Es el edificio industrial más importante de España del siglo XVIII y tiene la calificación de Bien de Interés Cultural desde hace décadas y cumplió en julio 264 años del inicio de su actividad como fábrica.

La Fábrica de Tabacos ocupa un rectángulo de 185 por 147 metros y en toda España solo la supera El Escorial, que mide 207 por 162 metros. Esto la convierte en uno de los edificios de mayores dimensiones y de los más antiguos de la Europa del Antiguo Régimen.

Ahora precisamente la institución académica está inmersa en la restauración de su fachada que incluye el arreglo de la escultura de la Fama, obra del escultor Cayetano Da Costa y que corona la portada desde 1755, o la reposición del ramo de azucenas perdido y que implicará además la limpieza integral de la fachada más emblemática de la Hispalense.

Un ejemplar de la biblia de Gutenberg entre cientos de incunables o los suelos del pabellón de Brasil figuran entre los tesoros de la US

Pero una de las piezas más valiosas que se encuentran tras los muros de la universidad es una copia de la biblia de Gutenberg, algo que muchos sevillanos desconocen. Se trata del Nuevo Testamento de la Biblia de las 42 líneas, el primer libro impreso de la historia, salido de las prensas de Johannes Gutenberg en torno a 1454. Es sólo uno de los valiosos volúmenes que alberga esa biblioteca en la que incluso Oxford puso sus ojos nombrándola «biblioteca de la semana» hace algo más de un año.

De hecho, en esa biblioteca hay 332 incunables, algunos de ellos considerados auténticas «joyas bibliográficas». Es el caso de un Breviario Carmelitano impreso en Venecia en 1481 (ejemplar único en el mundo), la edición aldina (1499) de la Hypnerotomachia Poliphili, uno de los libros más hermosos de la Biblioteca, y un ejemplar del primer libro impreso en Sevilla, el Repertorium de Alfonso Díaz de Montalvo (Sevilla, 1477) y otros valiosos documentos más.

La mayor parte de este fondo se encuentra en la Biblioteca Rector Machado, aunque también existen otras bibliotecas, como las de Humanidades o Derecho y Ciencias del Trabajo, que custodian un volumen importante de éstos viejos legajos

Esa no es la única «joya». También son destacables las antiguas viviendas de los ingenieros que se ubican en la planta alta del edificio del rectorado y que fueron rehabilitadas hace ya algún tiempo y que la revista digital de la Universidad de Sevilla reportajeaba recientemente. Su interés se basa, sobre todo en que tuvieron su uso como viviendas de los ingenieros de la antigua fábrica de tabacos y ahora son utilizadas como despachos en unas dependencias que han recuperado el esplendor de antaño y el estilo arquitectónico de las galerías y los patios menores del edificio central.

En esa zona se recuperaron dieciocho jarrones, diez de ellos situados sobre el pretil del patio mayor y los restantes en el menor. Además en una visita pueden apreciarse lo suelos que fueron cambiados para ponerles un pavimento de madera, teñido en oscuro y barnizado y más que brillante.

Otro de esos tesoros se ubica en el vestíbulo del Pabellón de Brasil, hoy utilizado por algunos de los servicios centrales de la universidad, entre ellos los vicerrectorados de Estudiantes, Investigación y Transferencia del Conocimiento y la Dirección General de Espacio Universitario.

Pues bien el suelo de esas dependencia es el original que se instaló para la Exposición Iberoamericana de 1929, cuando fue construido por Pedro Paulo Bernades Vastos basado en el capítulo más significativo de la arquitectura del país, el barroco brasileño.

La Hispalense se hizo con ese edificio en el año 1999 y los suelos se mantienen con todo su brillo. Se trata de unas baldosas hechas con ricas maderas brasileñas y que fueron restauradas a base de trabajos de reparación, limpieza y barnizado.

Es un enorme vestíbulo cuya amplitud llama la atención al entrar. Tiene una superficie de 324 metros cuadrados construidos y 294 metros cuadrados útiles que cuenta además con una curiosidad. Desde sus ventanas pueden verse a diario los pavos reales que se pasean por los jardines, ubicados junto al parque de María Luisa.

La capilla de la hermandad de los Estudiantes, integrada dentro del patio central que fue construida entre 1756 y 1762 y cuya portada principal es obra de Van der Borch es también imprescindible. Porque además alberga la valiosa talla del Cristo de la Buena Muerte, realizada por el escultor Juan de Mesa en el año 1620.

La galería de rectores, con la colección donde aparecen representados 33 de los 50 Rectores que la US tuvo durante los siglos XIX y XX y piezas del siglo XVIII, el salón de actos del paraninfo, el pabellón de sevillanos ilustres, el museo de farmacia. La lista de tesoros es interminable.