La terminación del estadio del Betis: un cuarto de siglo de espera... y por fin hubo voluntad política
Ningún gobierno local, hasta ahora, quiso afrontar un proyecto estratégico para la ciudad
El gobierno de José Luis Sanz resuelve en 141 días la tramitación del Nuevo Villamarín
J. M. R.
Durante un cuarto de siglo, el sueño de completar el Benito Villamarín ha sido una carrera de fondo plagada de obstáculos administrativos y falta de voluntad política. El Real Betis inauguró en 2000 la primera mitad de su nuevo estadio, una ambiciosa ... obra que debía culminarse con la construcción de las gradas pendientes y un anillo exterior que diera coherencia arquitectónica al coliseo verdiblanco. Pero, desde entonces, el proyecto ha permanecido encallado en los despachos municipales, atrapado entre trámites que nunca avanzaban y silencios que congelaban cualquier intento de desbloqueo. A veces, a cuenta de la rivalidad cainita.
La gran losa burocrática ha sido la explanada situada junto a Preferencia, un terreno de titularidad municipal que el Betis lleva intentando obtener en cesión desde 2013. Sin esa pieza clave, el club no podía ampliar el estadio ni diseñar los nuevos accesos, zonas de servicios que darían viabilidad económica a la operación. A lo largo de una década, distintos gobiernos municipales y hasta funcionarios del Ayuntamiento de Sevilla fueron aplazando la decisión, escudándose en informes técnicos, dudas jurídicas o la necesidad de modificar el PGOU. Las carpetas iban cambiando de mesa, pero ninguna avanzaba. Los ejecutivos municipales, tanto socialistas como populares en sus distintos relevos, priorizaron otros asuntos urbanos mientras el Villamarín seguía anclado en el tiempo.
El club llegó a redactar proyectos parciales, a contratar estudios de arquitectura y a mantener reuniones técnicas en el Consistorio que quedaban en nada. Incluso la reforma de Gol Sur, inaugurada en 2017, se ejecutó sin poder resolver la gran cuestión de fondo: la falta de suelo anexo. Sin ese espacio, la terminación integral del estadio era inviable. El laberinto burocrático, con sus informes contradictorios, alegaciones vecinales y plazos que se dilataban durante años, erosionó la paciencia de varias directivas verdiblancas.
Todo cambió en 2023, cuando José Luis Sanz asumió la Alcaldía de Sevilla y decidió imprimir voluntad política a un proyecto que llevaba más de dos décadas varado. Sanz entendió que el desarrollo del Villamarín no solo era una aspiración del beticismo, sino también una inversión estratégica para la ciudad. Bajo su mandato, el Ayuntamiento activó los trámites urbanísticos necesarios para desbloquear la cesión de la explanada y tramitó en paralelo el proyecto del Sevilla FC para su propio estadio, aunque éste marcha más retrasado. Por primera vez en años, el Betis dejó de tropezar con la burocracia local y empezó a vislumbrar la culminación de su casa.
La intervención decidida del nuevo gobierno municipal ha permitido que el Benito Villamarín encare por fin su recta final. Dos décadas y media después de aquel corte de cinta de medio estadio, el Betis está a las puertas de cerrar la herida urbanística y emocional que dejó abierta un cuarto de siglo de trámites en bucle.
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