Los nacimientos en Sevilla caen a niveles inferiores a la posguerra

En los últimos diez años la provincia ha ido perdiendo cada vez más niños. Por ejemplo en el año 2022 nacieron un total de 21.145 y diez años después, el 2022 (el último del que hay datos completos) lo hicieron 14.604 lo que significa que diez años después nacieron algo más de 6.500 niños menos.

Pero las cifras pueden ser mucho más preocupantes cuando se analizan las de hace más de ochenta años. Porque en Sevilla la natalidad ha bajado tanto que ya nacen muchos menos niños de los que lo hacían en la posguerra, durante los años del hambre y en los que había cartillas de racionamiento dada la escasez de alimentos existentes.

Según los datos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, IECA, en la provincia nacieron en el año 1940 un total de 25.500 bebés frente los 14.604 que lo hicieron en 2022. Es un dato que significa que los nacimientos han caído en los últimos 82 años en más de un 43 por ciento pese a que la población se ha multiplicado por cinco. Porque hay que tener en cuenta que recién acabada la Guerra Civil la provincia tenía algo más de 380.000 habitantes. Es decir con una quinta parte de población (actualmente son algo más de 1.957.000) nacieron cerca de 11.000 niños más.

El fenómeno de la caída de la demografía hay que mirarlo con perspectiva histórica para constatar la gravedad de lo que está ocurriendo ya que la curva de crecimiento, aunque fuera irregular en algunos años, fue creciendo hasta el «baby boom» de los 70 y es a partir de ahí cuando empieza a bajar. Así en el año 1950 los nacimientos en Sevilla cayeron algo con 21.817. Sin embargo una década después, en 1960 llegaron a 30.047 y alcanzaron el tope en el año 1970 con un registro de 31.274 bebés nacidos.

Luego en el año 1980 serían 28.225 los que nacieron, y en 1990 volvieron a caer hasta los 20.725. Hace veinticuatro años, en el 2000 nacieron 19.513, una década después, en 2010 se recuperaron hasta llegar a los 23.003, en el año 2020 fueron 15.559.

Si se observan los datos también es destacable el hecho de que desde el año 2008 el descenso no haya parado. Es decir en los últimos dieciséis años cada ejercicio ha arrojado un dato peor de natalidad.

¿Por qué ocurre esto? Los estudios demográficos lo achacan a varias razones que son comunes en la evolución de la tasa de natalidad en muchos países del mundo desarrollado. Se habla de los cambios en los roles de género, el mayor acceso a la educación y la planificación familiar, los costes económicos asociados a la crianza de los hijos y también los cambios en las estructuras familiares.

Pero por encima de otros aspectos, los económicos influyen de forma importante. Los jóvenes retrasan la edad de la paternidad también por las dificultades para encontrar un trabajo bien remunerado para afrontar el pago de la vivienda y eso hace que ésta cada vez se tengan los hijos con más edad y sean menos los hijos que se tienen.

En la evolución de la fecundidad también hay que tener en cuenta, como destacan los estudios del IECA, el rápido hundimiento de la fecundidad en la segunda parte de los años setenta.Desde una perspectiva del largo plazo, ese descenso de la fecundidad está fuertemente conectado con la disminución de la mortalidad que le ha precedido en épocas anteriores. En Andalucía, aún en 1910, la probabilidad de que un recién nacido llegara a celebrar su décimo cumpleaños, no llegaba al 60 por ciento.

Eso suponía que dos de cada cinco nacidos morían antes de cumplir dicha edad. Una familia de principios de siglo que quisiera asegurar con un 99% de confianza que al menos uno de sus hijos llegara a cumplir los 10 años, precisaba engendrar unos 5 hijos. Un dato que suena desfasado pero que también puede explicar aquellas proles cuando se comparan con las familias actuales con un hijo o dos como mucho.

Ahora ocurre lo contrario. Las parejas apenas tienen hijos. En el año 1970 las mujeres sevillanas tenían 3,3 hijos, dos más que la media actual que ronda el 1,3 o 1,4 pero que sigue siendo algo superior al de la media española, aunque inferior al de la andaluza ya que Sevilla, junto con Málaga es la provincia donde nacen menos.

Se trata de un fenómeno que está provocando cambios importantes en la estructura de la población como es el aumento del peso relativo de la población mayor y la disminución del de los más jóvenes. O lo que es lo mismo, hay más jubilados y menos jóvenes en activo.

Algo que también tiene consecuencias para las arcas públicas que deben sostener el sistema de pensiones con un menor número de trabajadores cotizando. Y que se está notando en otros muchos aspectos cotidianos. Cada día hay menos niños en los parques, en los colegios sobran plazas cada año cuando hasta hace poco había problemas para entrar en muchos y el paisaje de la ciudad, con algunos barrios cada vez más envejecidos, también cambia.