Episodios locales

A Sevilla le cortan las alas

En octubre de 1930 se verificó el recorte de la subvención gubernamental a los vuelos entre Sevilla y Madrid manteniendo el presupuesto para la conexión aérea entre la capital y Barcelona

Un avión de la Compañía Aérea de Líneas Subvencionadas (Classa) despegando en 1930 ARCHIVO ABC

Se acabó el presupuesto y se acabaron los vuelos. Así de simple. El periódico daba noticia el 1 de octubre de 1930 del expediente presentado al Consejo de Ministros por el titular de Economía, Luis Rodríguez de Viguri, «para suspender el servicio ... de la línea aérea regular a Canarias, Sevilla, Larache, Madrid, Biarritz, París, hasta fin de este año, concentrando todos los esfuerzos en la línea Madrid-Barcelona y lo que se pueda de la Madrid-Sevilla». Pero poco se pudo.

Diez días después, el alcalde de Sevilla, el conde de Halcón, declaraba a los periodistas que había recibido la visita del señor Margelina, representante de la Compañía de Líneas Aéreas Subvencionadas (Classa), comunicándole que, «por haberse agotado la consignación de la subvención correspondiente, quedaría suprimido por orden del Gobierno desde el próximo día 14 el servicio aéreo de la línea Madrid-Sevilla, que tan utilísimas ventajas venía proporcionando al comercio». El alcalde, según la nota del periódico, se ofreció a escribirle de inmediato al general Berenguer (sucesor de Primo de Rivera con su 'dictablanda') «y visitarle personalmente en su próximo viaje a Madrid, para exponerle el gran interés de Sevilla en que no se lleve a efecto la suspensión anunciada».

Tampoco surtió efecto y los aparatos se quedaron en tierra el día convenido. La medida despertó las críticas de un selecto grupo muy reducido de aficionados a la aeronáutica, hombres de negocios y lo que se llamaban las fuerzas vivas. Decía ABC en su número del 11 de octubre: «No intentamos discutirle su derecho a Barcelona, pero sí el indiscutible de Sevilla a no verse pospuesta. Puede llegarse a una solución equitativa, cual sería la de reducir a su mitad los viajes de ambas líneas, otorgándoles a este efecto, por partes iguales el resto de la subvención consignada en presupuesto».

Gobierno de Berenguer

La ampliación de las líneas a Canarias y París drenó el presupuesto y sentenció la que unía Sevilla con Madrid

Sevilla, después de la Exposición Iberoamericana clausurada en junio de aquel año, se veía con motivos suficientes para defender la conexión aérea con la capital: «Si bien por la línea Madrid-Sevilla circulan menos pasajeros que por la otra, en cambio puede considerarse como un absurdo el que a nuestra ciudad, puerto terminal de Europa y punto inicial de grandes ´raids' intercontinentales, no pueda llegarse por la vía aérea».

No faltaban referencias presupuestarias de gran actualidad, como puede deducirse de este artículo que firmaba el periodista Juan Pujol: «Para sostener hasta fin de año esos servicios, que tenían importancia política, de prestigio, de publicidad nacional, pudiéramos decir, se necesita menos de lo que se presupone y ciertamente se gasta en ese capítulo de la España pintoresca que se llama 'el fondo de reptiles'. Claro está que en determinados momentos históricos quienes se arrastran pueden ser para la política interna de un país más valiosos que los que vuelan». 'Nihil novum sub sole'.

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