Víctor Puerto: «Me gustaría retirarme en todas las plazas en las que he toreado. Pero es una fantasía»

Quiero pensar que estos días de confinamiento está echando mucho de menos el campo, las placitas, la carrera continua...

Estoy echando de menos la vida cotidiana, la que llevábamos hasta ahora, esa vida que a veces nos pudo parecer aburrida y que ahora sabemos lo que vale.

Su entrenador, José María Merchán, le dirige los entrenamientos telemáticamente durante estos días de encierro. ¿Cómo suele ser una sesión habitual?

Combinamos fuerza, velocidad, resistencia y además, para completarlo, no olvidamos el toreo de salón.

¿Cuántas horas le dedica diariamente a su preparación?

En estos momentos hago sesiones de mañana y tarde algunos días de la semana. Pero en general, diariamente, hacemos dos horas, dos horas y media, sin contar el toreo de salón que se lleva otra hora y media larga.

El toreo de salón es quizás la parte menos compleja del entrenamiento, ¿no es así?

Sin duda. Pero es menos compleja cuando conoces la técnica. Pero yo no lo considero una parte del entrenamiento. Más bien lo siento como una forma de expresión emocional.

¿Me lo explica?

La práctica del toreo de salón la hago en dos partes. En la primera busco la perfección del movimiento. Y en la segunda doy rienda suelta a mi sentir. Creo que es la combinación perfecta.

Usted tenía previsto convertir esta temporada en su adiós, en el año de su retirada. ¿Siguen los planes o todo hay que revisarlo?

Hoy está parado el mundo. Ahora mismo es una frivolidad pensar en qué ocurrirá. Pero yo sueño con una celebración a la altura de mi carrera.

Se da la circunstancia de que esta temporada se cumplen los veinticinco años de su alternativa. Era el broche perfecto para cerrar su carrera.

Así era. Pero el hombre propone, Dios dispone y la pandemia lo descompone

Antiguamente las carreras profesionales duraban poco. ¿Por qué hoy son tan largas? ¿Se pisan terrenos menos comprometidos?

No, quizás influye la preparación, la evolución del torero, la esperanza de vida es mayor, el toro es distinto. Todos estos condicionantes influyen en el tiempo de una carrera. Hay muchas variables. Antes se iba a América en barco y se tardaba un mes en llegar. Hoy toreas, como hice yo el año pasado, sin ir más lejos, en Ecuador el Domingo de Resurrección y el Lunes de Pascua estás toreando en Ciudad Real. Todo ha evolucionado mucho.

En el fútbol español hay un intenso debate abierto para que se reanude la Liga. ¿Usted piensa que a día de hoy se pueden hacer esas previsiones sin pecar de poco realistas?

Poderoso caballero es don dinero. Pero para mi está la salud por encima de todo.

Sobre ese aspecto, ¿el mundo de los toros baraja fechas para volver a abrir las plazas?

Lo desconozco. La ilusión es tremenda por recuperar la normalidad, de eso no cabe duda alguna. Pero desconozco si las habrá o no. La máquina de la naturaleza no para y los toros y las vacas siguen creando y cumpliendo años.

¿En qué plazas de España ha toreado más a gusto?

Guardo recuerdos muy bonitos de Madrid, Sevilla, Bilbao…

¿Le gustaría que si pudiera despedirse este año tal y como tenía previsto antes de la llegada de esta pandemia fuera en alguna de esas plazas que ha mencionado?

Me encantaría que fuera en todas las que he toreado y he triunfado. Pero eso es fantasía, sería fantasear, es evidente, porque he toreado en casi todas las plazas de España, Francia y América.

¿Qué tiene pensado hacer el día después de cortarse la coleta?

Antes de cortármela ya te adelanto que estoy vinculado a un grupo, ADE Inmobiliaria, con el que estoy ya trabajando. Además, me atrae mucho otra iniciativa.

¿Se puede saber cuál es?

Dirigir la formación completa de un profesional del toreo: desde lo físico a lo sicológico. A mí me hubiera encantado cuando empezaba encontrarme esta idea de profesionalizar el entrenamiento de un torero. Yo lo encontré hace unos años y me cambió la vida profesional y familiar. Y voy a ofrecer esa posibilidad a otros profesionales.