Entrevista
«Tras la pandemia, Sevilla debe apostar por industria y contará con un gran puerto para acompañarla»
El ingeniero naval Amable Esparza, nuevo representante de la WFEO, organismo de la Unesco, cree que el coronavirus ha demostrado la vulnerabilidad del turismo y recuerda los tiempos de Hytasa, Uralita o Astilleros: «No podemos volver a poner todos los huevos en la misma cesta»
Jesús Álvarez
Aunque nació en Barcelona, Amable Esparza Llorente, jefe del departamento comercial y calidad de la Autoridad Portuaria de Sevilla, se siente tan sevillano como si hubiera nacido en Triana o la Puerta de la Carne, el barrio donde vive. Esparza acaba de ser ... admitido por la Federación Mundial de Organizaciones de Ingeniería (WFEO), organismo de la Unesco, como representante del Instituto de la Ingeniería Española en el Comité de Desarrollo de Capacidades de Ingeniería. Este ingeniero naval y oceánico también ha sido aceptado como académico de la Real Academia Europea de Doctores (RAED).
¿Cuál es el mayor cambio que ha ocurrido en el puerto de Sevilla desde que usted empezó a trabajar allí hace dieciocho años?
Se ha modernizado y su evolución en infraestructuras ha sido muy importante. El puerto de Sevilla tiene sus condicionantes porque es un puerto de interior al que no pueden llegar todos los barcos y que no está de paso en las rutas. Para mí ha sido y es un reto tratar de mejorar su tráfico de pasajeros y mercancías.
¿Es un puerto con gran futuro, a pesar de sus condicionantes?
Sí. Y nos ayuda la gran transformación experimentada en los últimos años por las conexiones ferroviarias con el puerto. Cuando llegué aquí, viajaba en vagones de tablones de madera y hoy tenemos buenas autopistas, trenes y vías de transporte.
Se dice que el puerto podría tener un mayor desarrollo que el que ha tenido.
Yo no creo en el desarrollo por el desarrollo y pienso que todo desarrollo tiene que ser sostenible. La apuesta por el medioambiente y la modernización ha sido clave. El puerto está haciendo muchos estudios de sus aguas y sedimentos para su vigilancia y para ello está colaborando con la Universidad de Sevilla y otras universidades.
¿A qué se refiere exactamente cuando habla de «desarrollo por el desarrollo»?
Al desarrollo que no respete al medioambiente. En muchas ciudades se están haciendo puertos o infraestructuras sin respetar el entorno, no importa lo que haya de naturaleza que se tenga que eliminar. En el entorno del puerto de Sevilla hay humedades, parques naturales, grupos de aves, etcétera, que hay que respetar.
«Hacemos muchos estudios científicos sobre el fondo del río y con el dragado de mantenimiento se podría mejorar el calado hasta un 15 por ciento. No es el porcentaje ideal pero podría servir para que entraran barcos más grandes al puerto»
Se construyó una nueva esclusa, en la que se invirtió una millonaria cantidad de dinero, para mejorar el desarrollo y eficiencia del puerto. ¿No era el dragado del río, suspendida por distintas resoluciones europeas, el complemento lógico de esa nueva infraestructura?
La nueva esclusa nos ha dado una holgura y una facilidad de trabajo impresionantes pero estaba pensaba efectivamente para tener un río con más calado. El dragado es un tema espinoso y hace años que los responsables del Puerto recondujeron este asunto hacia el estudio profundo y científico del río. Se trata de ver cómo se puede mejorar el acceso a Sevilla sin tener que hacer un dragado cuyo impacto medioambiental sería ahora inasumible.
¿Y cómo se podría mejorar ese acceso?
El fondo del Guadalquivir no es rocoso sino arenoso. Dicho de una manera coloquial, es como chocolate. A veces está espeso y otras está más líquido y ese fondo lo medimos con ecosondas. Cuando hay rocas se mide perfectamente y si quieres profundizar hay que quitar la roca. En este caso hacemos estudios para darnos margen para mejorar un poco el tamaño de barco. No es pasar de un barco pequeño a un barco grande pero sí mejorar el acceso de barcos de mayor tonelaje. Hay que determinar los puntos de acumulación de sedimentos por donde determinados barcos no podrían pasar.
¿Cuánto se podría aumentar el acceso al puerto de Sevilla con este tipo de actuaciones?
Sería un acceso limitado, en torno a un quince por ciento. Este dragado de mantenimiento puede permitir ganar de cuarenta a setenta centímetros. Los estudios nos dicen que si un barco entra en Sevilla con siete metros de calado, podríamos conseguir quizá autorizar 7,70 o cerca de 8 metros. Habría que invertir en ciencia para conseguirlo y se están haciendo muchos estudios.
¿Con esa mejora se podrían traer barcos mucho más grandes?
Es difícil de decir, aunque con esa mejora del quince por ciento podríamos pasar tal vez de barcos de 10.000 toneladas, por ejemplo, a otros de 15.000. Pero ya digo que esto es relativo y tiene sus limitaciones. De lo que no hay duda es de que a partir de esa franja crecería mucho el mercado porque cuanto mayor es la carga de un buque más rentable resulta para el armador. Ese margen de mejora del 15 por ciento podría ayudarnos pero lo ideal sería un porcentaje mayor. Sin embargo, tenemos un tope. Tenemos las limitaciones que tenemos.
«Hace quince años apenas pasaban por Sevilla cuatro o cinco cruceros al año y en 2019 tuvimos 90 escalas. La pandemia ha reducido ahora a cero el tráfico pero ha afectado poco al tráfico de mercancías. Nuestro puerto es muy estable»
El puerto ha captado cruceros turísticos de muchos armadores mundiales en los últimos diez años. ¿Qué es lo que se encontró cuando llegó hace casi veinte?
Cuando yo llegué, había muy poco tráfico de este tipo, cuatro o cinco cruceros al año. La perserverancia en este segmento es muy importante y creo que nuestro trabajo ha surtido efecto gracias precisamente a nuestra perseverancia. Los cruceros se captan como mínimo a cinco años vista. Hay que conocer al cliente, presentarle el proyecto que más se ajuste a sus necesidades y capacidades y convencerlo. Y a partir de ahí suelen ser dos años hasta que llegue el primer crucero.
¿Cuándo empezó a despegar exactamente el crucero turístico en Sevilla?
En 2010 logramos un punto de inflexión. Hace casi quince años logramos un cliente francés, la Belle de Cadix, cuyos armadores están en Estrasburgo. Hacen un crucero muy interesante por casi toda Andalucía y es nuestro mejor cliente. Está enfocado al mercado francés porque a los franceses les encanta Sevilla y Andalucía. Han movido 175.000 pasajeros desde entonces y han hecho más de quinientas escalas en el puerto de Sevilla. Hemos pasado de cuatro a cinco escalas hace veinte años a 90 el pasado año. Y lo hemos hecho con barcos de los principales armadores del mundo. Casi todos están en Sevilla ya sea con su marca matriz o una marca filial.
Supongo que vendrán con sus barcos «pequeños»...
Sí. Los barcos tienen entre 200 y 400 pasajeros, aunque tenemos un armador inglés, Fred Olsen, que nos mete un barco de mil pasajeros y 300 tripulantes cuatro veces al año. Es uno de nuestros clientes-estrella. De los 28 puertos españoles somos el décimo en pasajeros, a pesar de ser un puerto interior.
La pandemia acabó en marzo con todos los cruceros turísticos que pasaban por Sevilla y por el resto de España. ¿Se está notando mucho en las cuentas?
La crucerística no es la actividad que genere más ingresos en el puerto ni la de mayor rentabilidad pero somos una empresa pública y estamos tratando de promocionar a Sevilla y proporcionarle divisas. Es un sector de alto valor añadido para la ciudad porque los cruceristas tienen un alto poder adquisitivo y son prescriptores fundamentales para el turismo de la ciudad. Traen a muchos turistas tras su paso por Sevilla y esperamos que puedan volver muy pronto.
¿En qué medida ha afectado la pandemia al tráfico de mercancías en el puerto?
No le ha afectado demasiado porque el puerto de Sevilla es un puerto muy estable. En la anterior crisis, la de 2009, hubo puertos que bajaron un 40 por ciento su tráfico de mercancías pero no fue el caso del nuestro. Sube poco, como el calado, en épocas de mayor prosperidad pero tiene el lado positivo de que los decrecimientos en épocas de crisis son también modestos. El tráfico con Canarias, uno de los más importantes, sí se ha resentido. En Canarias residen unos dos millones de españoles pero llegan cada año unos 12 millones de turistas, lo que significa en el promedio mensual casi un millón más, es decir, un tercio más de población y de consumo, que es lo que ha perdido estos meses. Lo hemos notado en el puerto. Canarias lo recibe todo de la península y por aquí ha pasado como promedio un millón de toneladas al año y esa pérdida se ha notado un poco. Confiamos en que la pandemia deje pronto de afectarnos y se recupere ese tráfico.
¿Podría compensarse esa pérdida promoviendo un mayor tráfico con otros destinos?
Estamos permanentemente estudiando de qué manera podemos crecer e intentamos compensarlo con más tráfico con América o Asia. África, aunque esté más cerca, está muy bien abastecida desde el puerto de Algeciras. Desde hace un par de años tenemos un servicio con la suiza MSC, la segunda compañía del mundo, que conecta Sevilla con ferrocarril a través de un hub de contenedores en Sines (Portugal). Y de ahí los barcos van a cualquier lugar del mundo. Si un sevillano quiere enviar un contenedor de mercancías, por ejemplo, a Shanghai, puede hacerlo a través de este servicio. O viceversa. Se puede llevar el contenedor a Estados Unidos o a donde sea desde Sevilla. MSC apostó por Sevilla como centro de distribución mundial de contenedores y eso fue un gran reconocimiento de nuestro puerto.
«Amazon es un cliente más dentro de la zona logística del puerto. Pero que una compañía tan importante haya elegido nuestro puerto demuestra que confía en nuestra capacidad para distribuir mercancías»
¿La instalación de Amazon tiene un valor económico reseñable para el puerto de Sevilla?
Amazon es un cliente más dentro de la zona logística del puerto, donde cuenta con una nave. Pero que una compañía tan importante haya elegido nuestro puerto como sede logística del sur de Europa demuestra que confía en nuestra capacidad para facilitar la distribución de mercancías a Canarias y otras zonas.
La pandemia ha devorado al sector turístico y ha producido un gran daño económico en Sevilla por su dependencia de este sector. ¿Puede ser una oportunidad para cambiar algunas cosas o lo que se denomina «el modelo económico de ciudad»?
Como ingeniero y ciudadano echo en falta en Sevilla una mayor actividad industrial. Los mayores de la ciudad se acordarán de Hytasa, Uralita y Astilleros, por ejemplo. En los antiguos astilleros se construían barcos y había 2.000 empleos directos estables y otros 3.000 empleos indirectos. Eran, además, empleos de calidad. El devenir de los tiempos ha cambiado esa fisonomía industrial y la ha desviado hacia el turismo. No denosto para nada el turismo, al contrario, es imprescindible mantenerlo, pero pienso que hemos puesto todos los huevos en la misma cesta. La pandemia nos ha de hacer reflexionar y servir para corregir errores.
¿Y por dónde empezaría?
Sólo quiero recordar que para la industria tecnológica tenemos una herramienta que no hay en otros muchos sitios: un puerto para exportar mercancías. Las épocas de máximo esplendor de Sevilla han estado ligadas a las épocas de máximo esplendor del puerto. Siempre han ido cogidos de la mano. Hay que aprender de cinco siglos de historia y desarrollarnos juntos. Tenemos una oportunidad.
Contamos con una buena industria aeronáutica, aunque esté ahora sumida en un momento difícil por la pandemia.
Antes teníamos la fábrica de Tablada donde se hacían aviones y con muchísimos trabajadores. Me temo que hoy día con los consorcios estamos en manos de ingleses, franceses y alemanes.
«El Centro es la zona cero de la pandemia en Sevilla. La política turística nos ha hecho perder a los sevillanos el casco histórico, que ha quedado convertido en una especie de parque temático»
Sostiene el economista José María O'Kean que los fondos Feder que recibió Andalucía en los últimos veinte o treinta años no se emplearon fundamentalmente en fomentar el tejido productivo sino en mantener un menguante estado de bienestar. ¿Los fondos europeos del plan de reconstrucción que puedan llegar a Andalucía deberían aprovecharse para apostar por el impulso industrial más que en gastos corrientes?
Se dice que el hombre es el animal que tropieza dos veces en la misma piedra y espero que no sea así. Va a ser una gran oportunidad si esos fondos se emplean adecuadamente y espero que no la desaprovechemos. La vulnerabilidad del turismo y, más concretamente del Centro de Sevilla, ha quedado de manifiesto y es preciso recuperar la actividad industrial. Hasta el año pasado el Centro de Sevilla parecía el corazón del mundo, un hervidero de gente. Recuerdo haber escuchado mucho la frase «el que no esté en el centro, no está en Sevilla». Yo vivo en el Centro y con la pandemia estoy quedando con mis amigos en Los Remedios, Triana o Los Bermejales. Allí, y en los demás barrios, hay vida, bares, mientras del centro se ha ido. El Centro es la zona cero de la pandemia y ahora se ha demostrado que ya no quedaban sevillanos en él. La política turística nos ha hecho perder a los sevillanos el Centro de Sevilla, que ha quedado convertido en una especie de parque temático. Está todo cerrado y hasta las farmacias echan la cancela de día porque no hay nadie y temen que entre alguien y les pegue un susto. El modelo ha de ser más sostenible.
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