Sociedad
La teleasistencia cumple 20 años en Sevilla: «Hemos recibido llamada de mujeres amordazadas y el botoncito rojo les salvó la vida»
El SAT realiza cada día 3.600 llamadas en la capital andaluza, donde hay más de 61.000 personas conectadas.
Jesús Álvarez
La madre de Conchita (75) fue una de las primeras que recibió en Sevilla el «botoncito rojo» de la teleasistencia, que cumple ahora veinte años de vida. Ella lo «heredó» cuando su progenitora murió hace cinco años. Esta trabajadora social (jubilada) ... vive sola en en el barrio de San Lorenzo, junto al colegio de las Salesianas, y nunca ha tenido que ponerlo a prueba por ninguna emergencia, aunque sí lo hizo con su madre, que sufrió varias caídas. «Imagínese yo con 70 años y mi madre con 95. Si se caía, es que no podía levantarla».
El Sistema Andaluz de Teleasistencia (SAT), creado hace veinte años, fue el primero de España gestionado por una administración pública e inspiró a otras comunidades españolas a adoptarlo posteriormente. Arrancó en Sevilla con sólo 16 personas en una pequeña oficina situada en Santa Justa y ahora, veinte años después, ese número se ha multiplicado por veinte hasta las 360 que ocupan una nave en el Polígono Hytasa . Esta sede cubre toda la población de Andalucía Occidental, mientras la de Málaga cubre Andalucía Oriental. El perfil de los empleados que trabajan en el SAT es variado, aunque son bastantes más mujeres que hombres y entre ellas destacan las psicólogas y las trabajadoras sociales.
Andalucía tiene conectadas con «el botoncito rojo» a 245.235 personas, de las cuales 61.723 viven en Sevilla . Durante estos 20 años se han realizado 84 millones de llamadas. Un día normal en Sevilla se hacen 3.600 y nadie duda de que irán a más con el aumento de la esperanza de vida y los avances imparables de la medicina. El número de usuarios crece año tras año desde su puesta en funcionamiento en 2002.
Objetivo
El objetivo de este servicio es atender a tres colectivos: personas de mayores de 65 años (usuarios de la tarjeta dorada de la Junta de Andalucía), personas dependientes y personas con discapacidad. «Se trata de mejorar la calidad de vida de estas personas que son, en general, bastante vulnerables. Muchas viven solas y el perfil más habitual es el de una mujer que vive sola y tiene en torno a 80 años», destaca Ana González Pinto, delegada territorial de la Consejería de Igualdad y Políticas sociales en Sevilla. A algunas de ellas no les queda familia y la persona que está al otro lado del teléfono del SAT es lo único que tienen, la única voz amiga que les escucha.
«Esa voz les ha acompañado al otro lado del teléfono y va a tener un papel fundamental en el protocolo contra la «soledad no deseada», a través de la Dirección General de Personas Mayores«, añade la delegada.
El «botoncito rojo» salva vidas porque da la voz de alarma cuando la usuaria sufre un accidente o algún problema de salud en su domicilio; pero también hace otras cosas como facilitar información de las ayudas sociales existentes y de los recursos sociosanitarios. «Hay una coordinación con la plataforma Salud Responde desde el año 2020 que se ha integrado en el sistema de la dependencia y gracias a la cual pueden conocer sus citas médicas , las campañas de vacunación de la gripe o del Covid o las formas de garantizar su salud y prevenir el calor en las casas cuando llega el verano«
Con la llegada de los fondos europeos Next Generation se planea modernizar este servicio y mejorar sus prestaciones. «Los 46 millones de euros que esperamos recibir servirán para comprar nuevos dispositivos adaptados a las últimas tecnologías para avanzar un poco más. La sociedad cambia y tenemos que aprovechar los avances para ofrecer un servicio de mayor calidad« , dice la delegada.
Entre las futuras mejoras de la teleasistencia, vinculadas a los fondos europeos Netx Generation, está averiguar por medio de la domótica si una usuaria ha podido sufrir un accidente sin que ella avise pulsando el botón
Entre estas futuras aplicaciones, se podrá averiguar a través de la domótica de los domicilios de los usuarios si una persona ha sufrido una caída o algún problema de salud. Sensores distribuidos estratégicamente por la vivienda permitirán saber si la persona no se ha movido en todo el día o no ha entrado en el cuarto de baño, lo que hará saltar una alerta a los servicios de emergencias. Esto podrá salvar vidas que ahora se escapan si el usuario no aprieta «el botoncito rojo».
La teleasistencia se ha convertido con los años en una especie de híbrido entre el 061, Salud Responde y el Teléfono de la Esperanza: no solo avisa de incidentes y proporciona inmediata asistencia sanitaria sino que hace compañía a los usuarios. Es el servicio público de la Junta de Andalucía mejor valorado (9,6 sobre 10) por los usuarios.
En eso tendrá algo que ver sus trabajadores como Inmaculada Roldán, 44 años , experta en informática. Ella lleva trece años en el SAT y recuerda que cuando empezó «sólo había una simple consola conectada a una línea fija que funcionaba únicamente con Movistar y tampoco con teléfonos móviles». Luego fue progresando con nuevas consolas que se adaptaban a todas las compañías de telecomunicaciones admitiendo llamadas desde móviles«, añade Inmaculada.
La mayoría de las personas conoce «el botoncito rojo» por la asistencia médica pero durante las primeras olas de la pandemia se multiplicaron otro tipo de llamadas. «Nos llaman muchas personas que no necesitan atención médica sino conversación. Y llaman a cualquier hora y siempre les atendemos. A veces nos llaman usuarias para darnos los buenos días, cuando ya han desayunado; y por la noche, antes de acostarse, después de cenar, nos dan las buenas noches«.
Todos los empleados del SAT hacen cursos de formación y reciclaje con los equipos para manejar las nuevas aplicaciones. Tanto entre ellos como entre los usuarios son mayoría las mujeres. «Algunas de ellas, cuando les atiende un compañero, se asustan un poco y casi todas se extrañan, pero se acostumbran pronto . Algunas me dicen que nunca les había llamado un hombre«.
Los usuarios varones tienden a hablar menos que sus compañeras. «Nos agradecen las llamadas pero son más escuetos. Si les felicitamos el cumpleaños, nos dan las gracias y ya está. Las mujeres, en cambio, hablan mucho más. Son más expresivas«, cuenta Inmaculada.
Los empleados del SAT constatan que hay mucha soledad, cada vez más, en nuestra sociedad. «Muchas personas han perdido su familia y se han quedado solas. En la pandemia sufrieron mucha incertidumbre y tuvieron mucho miedo. Se asustaban con lo que se decía en la tele y nosotros les decíamos que pusieran solo las noticias y se olvidaran de las tertulias«.
Hay llamadas que resultan angustiosas como la de una señora que pulsó el botón amordazada tras la entrada en su casa de un ladrón. «Gracias al botón pudimos llamar a la policía y desatarla. Estaba en el cuarto de baño y se hubiera muerto si no es por el botón. Nos quedamos impresionados». Otras personas llaman diciendo que están en la cama y que están escuchando un ruido en la puerta. «Hay muchas llamadas sin respuesta en la noche porque la gente se queda dormida con el colgante puesto y lo pulsa sin querer y no nos contesta. Entonces movilizamos a los familiares. Una llamada sin respuesta la tratamos como una emergencia. Nunca cortamos una llamada«, cuenta Inmaculada.
No es excepcional que a veces el médico no llegue a tiempo de salvar a la usuaria del SAT. « Somos como ellos, a veces se nos muere, mandamos a alguien pero muere antes de que llegue el médico o un rato después «.
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