La soledad, una amenaza para la mitad de los mayores andaluces
Un mapa localizará a quienes hayan caído en el aislamento y se fomentarán redes en los barrios para aliviar esa situación, según el plan que prepara la Consejería de Igualdad
M. Moguer
En Holanda la cadena de supermercados Jumbo ha habilitado cajas en las que se puede hablar con el empleado. Es una medida que han puesto en marcha en la semana contra la soledad . La iniciativa es síntoma de un mal que no es ... exclusivo de los Países Bajos. De hecho, según señalan los expertos, el aislamiento afecta a casi la mitad de la población mayor de Andalucía.
Esta es una realidad que preocupa en la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, que está ultimando un plan para atajar la soledad no deseada entre la tercera edad de la comunidad. Porque, según el estudio «Soledad no deseada en personas de más de 55 años en Andalucía», que han llevado a cabo los investigadores Juan Manuel García-González, Rafael Grande, Inmaculada Montero, Javier Águila y Paula Rivera , el 47 por ciento de la población mayor de 55 años en Andalucía se siente solo. Y los expertos ponen el acento en «siente» porque, detallan, no es lo mismo vivir solo, estar solo o sentirse solo.
Lo primero alude a quien no convive con nadie; lo segundo, a quien tiene pocas relaciones sociales; lo tercero a quien siente que está solo ya viva con más personas o no o tenga más o menos amistades.
La soledad entre los andaluces se agudiza además con la edad, señalan los expertos. Es un fenómeno que se dispara cuando se pasan los 80 años, momento en que dos tercios de la población andaluza asegura sentirse sola. Visto al contrario se aprecia mejor la magnitud de esa cifra: solo un tercio de los andaluces mayores de 80 años se siente acompañado. La situación es más dramática, aseguran los autores del informe, cuando se advierte de que el 15 por ciento de la población mayor de la comunidad «está en riesgo de aislamiento social».
La soledad, además, va por sexos. Mientras ellas suelen perder relaciones familiares, los hombres tienden a dejar por el camino las amistades. La explicación, indica el estudio, está en que las relaciones de ellos están muy vinculados al trabajo y con la jubilación, pierden contactos. Mientras, las mujeres suelen tejer una red de contactos más amplias a lo largo de su vida que mantiene cuando se hacen mayores.
El aislamiento, señalan los expertos, tienen también mucho que ver con el nivel educativo de la población. A menos estudios se siente más soledad porque, indican quienes investigan sobre este asunto, es posible que quienes tienen un nivel sociocultural menor no hayan aprendido herramientas para relacionarse. O porque al haber pasado por menos grupos reglados como clases o centros de estudios , tienen menos relaciones a lo largo de su vida.
Sin charlar con el tendero
Vuelta a Holanda. Si allí han habilitado cajas para charlar para que la gente mitigue su soledad, es una realidad que los expertos no ven tan lejana en zonas de Andalucía. En gran medida, razona el profesor de la Universidad Pablo de Olavide Juan Manuel García-González, porque l os procesos de gentrificación han supuesto la expulsión de los comercios tradicionales de los centros de las grandes ciudades de la comunidad.
Sin panadero, pescadero o carnicero, hay muchas personas que pierden charlas diarias. Conversaciones intrascendentes quizás, pero que ayudan a mitigar la soledad. «Los mayores se sienten expulsados de su barrio, de sus comercios, de las redes de relaciones que antes se tejían durante años», detalla García-González.
La adaptación de los espacios al turismo es una realidad que ocurre, sobre todo, en el centro de las grandes ciudades. Los mayores se acomodan peor a estos cambios y acaban marchándose, lo que acelera la gentrificación.
La Consejería de Igualdad de la Junta de Andalucía cierra estos meses su plan contra la soledad no deseada
Ante esta realidad que, indican los expertos, va a más, Igualdad cierra estos meses su plan contra la soledad no deseada. Explica la consejera Rocío Ruiz que esperan presentar su estrategia para atajar la soledad antes de fin de año, tras abrir el texto a debate entre las organizaciones de mayores y los expertos del sector.
El plan, añade Ruiz, contempla dos líneas fundamentales. La primera consiste en hacer lo que ella llama un «mapa de la soledad». «Lo primero es ver dónde están las personas solas, localizarlas», señala la consejera. ¿Cómo?, «contando con los vecinos, la gente que les rodea, a los que se sumarán personal técnico en mesas radares». Dichas mesas, detalla la titular de Igualdad, «estarán personas de servicios comunitarios, asociaciones de barrios, el tercer sector, la ONCE, Cáritas y los centros de participación activa (CPA) ». Con el trabajo conjunto de toda la comunidad, señala Ruiz, «podremos detectar qué personas están solas». Localizados los destinatarios de este plan contra la soledad no deseada, entrará en funcionamiento la segunda parte del plan: buscar salidas a esa soledad. ¿Cómo?, explica la consejera de Igualdad que ellos plantean hacer de los centros de participación activa el centro de la vuelta a la comunidad. «Vamos a hacer redes comunitarias para volver a esas comunidades que había antes en los barrios o los pueblos que todo el mundo te conocía y te echaba una mano», señala Ruiz. Además de los CPA, van a estar en el centro del debate las asociaciones. «Es clave que los mayores se integren en alguna asociación», opina la consejera porque «ahí hacen muchas actividades juntos».
El asunto de la soledad, añaden desde la consejería, no es menor. Porque, explican, deriva en problemas de salud física y mental: obesidad, dificultad de movilidad, depresión, suicidios...
Por eso el plan contempla, además del fomento de las asociaciones y de los centros de participación —lo que antes se llamaba el hogar del jubilado o del pensionista— quiere romper las barreras arquitectónicas. Porque, señala Ruiz, hay muchos mayores que no pueden salir de sus casas, que se aíslan porque igual no tienen ascensor. O personas sordas o ciegas que no pueden ir a la calle y relacionarse. Para eso se usarán los fondos europeos Next Generation.
Además, desde Igualdad quieren que el servicio de teleasistencia sirva también para detectar casos de soledad y ofrecer soluciones a los mayores. «Es un servicio muy infrautilizado», indica Ruiz, que añade que los técnicos de este dispositivo ya trabajan en detectar casos de violencia machista en mujeres mayores o discriminación entre el colectivo LGTBi+ de más edad.
Más solos en las ciudades
El plan, subraya la consejera, arranca con el mapa de la soledad. Pero, ¿dónde hay más andaluces que se sienten solos? ¿Es en las ciudades o en las zonas rurales? ¿En el oriente o el occidente de la comunidad? Según el estudio impulsado por la Universidad Pablo de Olavide, la mayor tasa de soledad no deseada se concentra en las grandes ciudades. Sevilla, Málaga, Cádiz, Córdoba ... El entorno urbano es el menos propicio para las relaciones y donde más mayores sienten que les falta contactos sociales.
La soledad no solo preocupa a la Junta. De hecho, no es la única administración que trabaja por atajarla:tanto el Ayuntamiento de Sevilla como el de Córdoba han planteado iniciativas para poner coto a esta realidad.
Así, el Ayuntamiento de Córdoba tiene planteado un plan piloto para «prevenir y combatir la soledad no deseada», dirigido a los mayores de 70 años o en condiciones de vulnerabilidad». Así, el programa propone que las asociaciones de vecino colabores con entidades como Caritas, Cruz Roja o el Teléfono de la Esperanza.
De fondo, las iniciativas de la Junta así como de los ayuntamientos vienen a dar respuesta a una realidad que, lejos de mejorar, lo previsible es que se vuelva más presente en Andalucía. La población es cada vez mayor y «la soledad no deseada es un enorme reto para la sociedad andaluza que cada vez vive más años », explican los investigadores.
Los expertos, lejos de presentar este fenómeno como un problema, plantean una oportunidad. Así, el estudio sociológico que dirige García-González señala que se presenta en Andalucía la opción de «recuperar la vida de barrio y el comercio de cercanía». ¿Es la única solución a la soledad? No, indican los investigadores, pero la mitigaría en las ciudades andaluzas.
Sin embargo, los expertos plantean más medidas necesarias: fomentar el asociacionismo, protocolos adaptados a la realidad de las zonas rurales y de las grandes ciudades, sistemas de detección de la soledad en farmacias o centros de salud...
Los mayores coinciden con parte del análisis que hacen los investigadores. Así lo explica Martín Durán, que es el presidente de la Federación de Organizaciones Andaluzas de Mayores (FOAM), quien señala que es «evidentísimo» el problema de soledad entre la tercera edad andaluza.
Asociaciones
Durán, que apuesta por las asociaciones y los centros de participación activa como eje para ayudar a los mayores a relacionarse, pone sin embargo el acento en la situación de los 43.585 andaluces que están en centros de mayores. «Le puedo asegurar que su sentimiento de soledad se ha acentuado muchísimo en los últimos meses», explica. La pandemia no ha ayudado porque, señala Durán, «se han visto aislados, sin visitas... y eso tiene efectos psicológicos y físicos. Han decaído bastante».
Para Durán, el problema de la soledad en los mayores es reflejo del cambio de la sociedad: «Ahora es más individualista. Cuando yo tenía 14 años me obligaban a ir a ver a mis abuelos todos las semanas y eso ya no se hace.Dábamos urbanidad en el colegio, se cedía el asiento a los mayores en el autobús...»
El presidente de FOAM tiene claro que debería haber más centros de mayores, «no sé si uno en cada barrio pero sí en todos los pueblos» y anima a los mayores a que se apunten a clubs , a asociaciones, que se fuercen a salir todos los días un rato. «Asociarse es combatir la soledad, busca algo que te gusta, un club que lo haga y ve», recomienda.
Pandemia y aislamiento
El confinamiento durante el año pasado trajo aparejado un aumento de la soledad. Así lo certifican los investigadores que estudiaron este caso en Andalucía. Sin embargo, hay una población que vio disminuir su sensación de aislamiento: los mayores de 80 años.
Señala el estudio «Soledad durante el confinamiento: una epidemia dentro de la pandemia de la Covid-19», publicado por la Fundación La Caixa, que los octogenarios vieron los días de encierro cómo aumentaron los cuidados de quienes quizás habían perdido contacto antes. La pandemia, curiosamente, les alivió la soledad.
En pandemia o no, las administraciones parecen volcadas en evitar que Andalucía sea como Holanda y los súper tengan que poner colas para charlar. En atajar la soledad de manera preventiva, una realidad que conoce la mitad de los mayores.
Noticias relacionadas
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete