Sevilla se llenará de 'contenedores culturales' sin uso definido

Los expertos en patrimonio critican el cortoplacismo a la hora de enfocar estos proyectos que, primero se llevan a cabo y, después, se busca una aplicación del mismo. El doctor en Historia del Arte Julián Sobrino pone un ejemplo paradigmático con Altadis: «Este Ayuntamiento no es proactivo y está esperando a ver qué le dice el privado. El proyecto -a su juicio- no es el detonante de la intervención sino que ésta se lleva a cabo y luego se hace el proyecto. Con Altadis se conoce todo el programa arquitectónico, los ingenieros y arquitectos, las fases... y no sabemos nada salvo vaguedades de qué sucederá allí».

El proyecto de reurbanización de la antigua Tabacalera en Los Remedios está en fase de modificación del PGOU y, tanto el Ayuntamiento de Sevilla como el promotor de las obras, el fondo de inversión KKH, han dado a conocer que habrá un hotel de súper lujo gestionado por la compañía Mandarín, una nueva pasarela peatonal diseñada por el ingeniero francés Michel Virlogeux, una plaza pública delante del edificio Cubo, que será el principal activo público de este espacio recuperado para la ciudad... pero que aún no tiene un contenido concreto . Se sabe que tendrá una parte destinada a la cultura, pero sin definir.

El Ayuntamiento ha visto en la cultura un pretexto para llevar a cabo cuanto antes las rehabilitaciones patrimoniales pese a que aún no tiene claro la actividad que deben tener. El Plan Director del Patrimonio municipal, que ha elaborado la Universidad de Sevilla, aún no está aprobado por el Pleno. Su idea de crear una red de museos en 30 inmuebles alusivos a la propia historia de los mismos se basa en el proyecto ‘Patrimonium Hispalense’ que aprobó el Ayuntamiento en 2011 y que Espadas abandonó cuando llegó a la Alcaldía.

Si bien el Plan Director que quiere poner en marcha el gobierno municipal es ambicioso, apenas apunta una ligera idea de lo que pueden llegar a albergar, pero no concreta ni el personal que deberán incorporar ni cómo será la atención a los visitantes. En definitiva, es un brindis al sol tal y como lo argumenta Julián Sobrino: «Yo he colaborado a través del departamento de Historia de la Universidad pero la realidad es que el Plan Director no entra en la diagnosis de los males actuales».

Según el profesor, «el principal problema es cómo conseguir que las ciudades que tienen un conjunto histórico importante no pierdan el concepto de ciudad habitada» y, también, que «estos grandes monumentos que se intervienen hay que verlos en el contexto urbano para entender cuál debe ser su función». De esta manera, explica que su aplicación «no debe venir de una decisión político-administrativa ni siquiera de los expertos, sino del análisis de cómo esos edificios forman parte de la ciudad y su propia historia urbana». Por ello, Julián Sobrino es partidario de plantear estas piezas patrimoniales para «resanar y revitalizar su entorno» . Es, en este contexto, cuando se utiliza la cultura sin llegar a concretar: «Se tiende a verlo desde el punto de vista humanñistico o artístico, como el Matadero de Madrid (arte, música, teatro...) y a eso le llaman ‘industrias creaticas’, lo que me parece una falta de visión integral de lo que es la cultura, que es también científico-técnica». El historiador ve interesante que esos edificios «sirvan de nexo entre lo humanístico y actividades que mentengan la revitalización de la ciudad a través de la revolución industrial 4.0, es decir, la digitalización. Debe ir -insiste- más allá de la hostelería, los pisos turísticos y los hoteles, que son la muerte de una ciudad».

Otro de los ejemplos de la indefinición de los proyectos por parte del Ayuntamiento es la Fábrica de Artillería. Este edificio, que se está recuperando por fin después de décadas de abandono gracias a los 20 millones de euros procedentes de los fondos europeos, acogerá el Centro Cultural Magallanes. Se trata de un espacio de 8.000 metros cuadrados que serán un ‘contenedor cultural’ que, de momento, sigue siendo algo abstracto. Además, «Artillería tiene 22.000 metros cuadrados, dos tercios más de lo que se está interviniendo, y lo único que se sabe es que tendrá visitas guiadas. Estamos hablando de uno de los conjuntos arquitectónicos del siglo XVIII más importantes de España, y es de una pobreza absoluta».

Algo parecido sucede con las Atarazanas . Por fin, esta gran catedral civil de la ciudad está siendo rehabilitada para acoger otro contenedor cultural del que no se sabe su aplicación concreta, más allá de que tendrá relación con la historia de Hispanoamérica.

Esta política que se está llevando a cabo en Sevilla de plantear espacios culturales indefinidos con el objetivo de rehabilitarlos es distinta a la que se está llevando a cabo en ciudades como Málaga , donde se ha hecho al revés: primero se define el uso y luego se lleva a cabo la restauración llegando a acuerdos con empresas privadas que le dan actividad y función museística.

Uno de los objetivos del proyecto ‘Patrimonium Hispalense’ era darle una salida a la colección municipal en espacios adecuados para su exposición. Actualmente, piezas de enorme valor propiedad del Ayuntamiento permanecen almacenadas en un espacio semiabandonado como es el Garaje Laverán de la calle Baños sin que exista proyecto alguno para reubicarlas. Se trata de elementos como mosaicos romanos que están desmontados en cajas de obras.

Mientras tanto, edificios históricos en vías de rehabilitación como el Mercado de la Carne -que saldrá de nuevo a licitación tras fracasar el primer proyecto-, San Hermenegildo , la parte aún clausurada del convento de Santa Clara , la Casa Murillo o el monasterio de San Jerónimo no tienen concretado a qué dedicarán su ‘contenedor cultural’. En otros espacios, como San Laureano , sí se ha planteado un impreciso ‘laboratorio urbano’; o, en el Colegio Paterri de San Bernardo, un centro andaluz del municipalismo. El único edificio municipal que se ha rehabilitado y que tendrá un uso concreto será el Pabellón Real, que acogerá el museo de Aníbal González y el regionalismo.