El Patrimonio Mundial que espera en Sevilla: de la Torre del Oro a la Plaza de España

El duque de Segorbe , Ignacio de Medina y Fernández de Córdoba, en 2016 inició la travesía para buscar apoyos de cara a presentar una candidatura ante la Unesco. Para lograrlo, tenía claro cuál era el valor universal excepcional de la casa, condición indispensable para ser declarada Patrimonio Mundial: «Existen ventajas muy políticamente correctas para ello ya que posee elementos de Oriente y Occidente, la familia de los Enríquez tiene toques judíos y recoge la esencia del mundo clásico y del Renacimiento», dijo en un reportaje en ABC, en el que aseguró que la Casa de Pilatos «es historia de la ciudad, con más influencia que el Alcázar, porque recoge todos los momentos históricos y artísticos».

Sin embargo, nunca llegó a formalizarse la candidatura y el sueño del duque se fue diluyendo.

Tres años antes, el por entonces alcalde, Juan Ignacio Zoido, elevó a la Unesco la candidatura para que la Plaza de España y la Torre del Oro fueran declaradas Patrimonio de la Humanidad. Zoido aprovechó las relaciones que había entablado con la organización dependiente de las Naciones Unidas después de la crisis que generó la construcción del rascacielos de Torre Sevilla, que puso en jaque la declaración de Patrimonio Mundial de la Catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias, que a punto estuvieron de entrar en la lista de monumentos en peligro.

El Ayuntamiento vendió entonces a bombo y platillo la candidatura de la Plaza de España y la Torre del Oro e, incluso, el delegado de Urbanismo Maximiliano Vílchez llegó a decir que el documento llegaría «cuanto antes» a la Unesco. Era septiembre de 2013. Año y medio después del anuncio, el asunto ya se había enterrado. La Subdirección General de Protección de Patrimonio del Ministerio no llegó a recibir nunca el documento. Tampoco llegó a la Consejería de Cultura, encargada de elevar el informe al Gobierno central. Esta iniciativa se terminó de diluir como una aspirina en mayo de 2015, como los concejales del gobierno del PP, cuando Espadas se hizo con la Alcaldía.

No era la primera vez que se ponía sobre la mesa la candidatura de la Torre del Oro. En 2010, el Gobierno español solicitó a la Unesco que le permitiera la entrada en la prestigiosa lista junto con las Reales Atarazanas y la antigua Fábrica de Tabacos . Maribel Montaño, la delegada de Presidencia y Cultura del gobierno municipal del socialista Alfredo Sánchez Monteseirín viajó hasta Brasilia, donde se celebraba el Comité Mundial de Patrimonio de la Unesco, para presentar la candidatura, defendiendo la importancia de estos monumentos relacionados con el descubrimiento de América y el comercio con las Indias. Tampoco se supo nada más sobre ese asunto.

Posteriormente, ha habido voces que han reclamado que se solicite la inclusión en la lista de todo el conjunto histórico de Sevilla. Otras, por su parte, plantearon en el momento que el gobierno de Monteseirín pidió la inclusión de la Torre del Oro, las Atarazanas y el Rectorado que se hiciera también con la Torre de la Plata y la Casa de la Moneda . Ambos espacios, junto a las cercanas Atarazanas, curiosamente se encuentran actualmente abandonados a su suerte a la espera de una restauración que nunca llega.

Lo mismo ocurre con los conventos. El Patronato de la Vivienda lanzó el año pasado la idea de promover un movimiento civil para intentar que todos los conventos femeninos de la ciudad en su conjunto sean declarados Patrimonio de la Humanidad. Esto supondría, a juicio de los responsables de la fundación, la tabla de salvación para estos edificios históricos que se encuentran en gran parte en una situación de ruina. Las órdenes religiosas cuentan con muy pocos recursos por la cada vez mayor ausencia de vocaciones y las administraciones públicas miran para otro lado salvo casos muy puntuales con pequeñas donaciones. El resultado es que cenobios como Madre de Dios, San Leandro o Santa Inés están en un estado de conservación deplorable pese a su valor histórico y artístico.

La iniciativa del Patronato, que está parada a la espera de recibir apoyos, parte de una premisa a la hora de defender las características excepcionales de los conventos: es la ciudad con más monasterios del mundo después de Roma. En ellos eclosionó los grandes movimientos artísticos y espirituales de la ciudad en la etapa de mayor esplendor, y determinaron el urbanismo actual.

Además de la inexistencia por el momento de apoyos, hay otro elemento que juega en contra de esta propuesta y es que se trata de unos edificios habitados por monjas de clausura y no todas las órdenes estarían dispuestas a abrir de par en par las puertas del cenobio para permitir las visitas turísticas, condición sine qua non para la Unesco.

Lo último ha sido la iniciativa de Vox , que fue aprobada en el Parlamento andaluz en abril, instando a la Unesco a declarar la Semana Santa como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad , como ya hizo con los Patios de Córdoba o con el flamenco. Pero, como con las otras iniciativas, nada más se ha sabido desde entonces...